Acid Jazz cumple quince años
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Acid Jazz cumple quince años

Eduardo Ponte — 16-10-2002
Fotografía — Archivo

Black Music con creatividad

Acid Jazz tiene muchas razones por las que mostrar con orgullo sus quince años de pasado. No en vano, cuenta entre su lista de logros el haber puesto su sello en discos de Galliano, The James Taylor Quartet, Snowboy, The Brand New Heavies, Corduroy, Mother Earth, The New Jersey Kings, D-Influence y Jamiroquai. O haber lanzado la jugosa serie de recopilatorios “Totally Wired”, y resucitado musicalmente al gran Terry Callier. Demasiada historia como para resumirla en una charla de media hora con Eddie Piller, artífice del actual resurgir artístico-comercial del sello. En realidad, Eddie ha sido la única cabeza visible de Acid Jazz desde que Gilles Peterson abandonase el barco en 1989 para fundar Talkin´ Loud al abrigo de Polygram. Momento tenso. Imagina que tienes una nómina de artistas como la arriba mencionada, que unos cuantos de ellos se te los llevan las multinacionales y que, encima, tu socio te deja para dedicar sus esfuerzos a un nuevo sello, llevándose con él el aura cool de Acid Jazz y, con el tiempo, varios de tus mejores nombres (de Galliano a Terry Callier). A Gilles Peterson se le atribuye el honor de haber alumbrado el término “acid jazz”, y (más importante que esto) el de haber fomentado como Dj, durante los ochenta y a golpe de rare groove, el caldo de cultivo necesario para el resurgir en UK de la música negra. Tampoco Eddie Piller se queda corto en lo que respecta a datos curriculares. Manager en su momento de The Prisoners (pre-James Taylor Quartet), vivió el punk durante su adolescencia y el revival mod durante su juventud. Ejerce de Dj, ha regentado Blue Note -su propio club especializado-, ha lanzado buen gusto en forma de ondas radiofónicas más veces de las que recuerda y es propietario de una tienda de parafernalia retro en la que, por supuesto, vende también los discos de Acid Jazz. Y es, principalmente, todo un personaje, “un Dj festivo de funk, soul y jazz” como él mismo se describe (actualmente se le puede disfrutar a través de la tarjeta de sonido del PC, desde www.soul24-7.com). Los tiempos cambian, y eso que Piler no está por la labor de modernizarse, al menos musicalmente. “Cuanto mayor me hago, mejor me encuentro con el jazz, el soul de los sesenta y el rock clásico, y menos me interesa la música moderna”. Prefiere la compañía de los mods a la algarabía del Sónar, y con él no hay nuevo r´n´b que valga, aunque no cierra el sello a ningún estilo que posea la suficiente enjundia y esté realizado con buen gusto. A estos efectos, creó durante los noventa varios subsellos en los que dar salida a sonidos más alejados de lo que se entiende por acid jazz, como el drum´n´bass o la música jamaicana. Ve la evolución del sello como un suma y sigue con ramificaciones, más que como una cambiante línea musical y cree que al trip-hop le llamaron así para vender discos, pero que, en realidad, no deja de ser lo mismo que el acid jazz. Y aunque James Taylor ya no le envíe sus discos, tienen muchos tiros pegados juntos y lo valora en su justa medida. Sabe que, en el fondo, JTQ y Acid Jazz tienen demasiadas cosas en común. “Los primeros discos de James Taylor son punk-jazz, jazz hecho por gente que no sabe tocar. Acid Jazz es un sello punk de música negra. Tenemos la misma mentalidad que un sello punk, pero editamos jazz, soul y funk”. Cierto, y también a los excelentes Jinrai.

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