Hablar de Beatsteaks es hacerlo de una banda bien conocida en su Alemania natal por su rock cargado de energía que comenzó como un ciclón émulo del punk noventero en “48/49” (96) y que ha sabido hacerse mayor cogiendo un poco de aqui y de allá, esto es, de melodías pop y de algunas sonoridades negras últimamente, para llegar al punto en el que están ahora, justo después del álbum en directo “Kanonen Auf Spatzen”. Beatsteaks son Arnim, Bernd, Peter, Torsten y nuestro intelocutor, Thomas, que nos cuenta más sobre su último disco, comenzando por la grabación. “Tras ver que al intentar grabar no conseguíamos lo que habíamos hecho en el local decidimos grabar el disco alli, en el local. Dos meses después ya teníamos listo el disco. Estuvo muy bien grabar en el mismo sitio en el que las canciones se escribieron, aunque también parte del crédito del sonido es para la mezcla que ha sabido darle brillo a la suciedad de nuestro local”.
Cualquiera que se acerque a “Boombox” podrá comprobar que, si los discos hablan del estado de ánimo de quienes los hace (una de esas reglas-tópico de la música sobre las que se podrían escribir tesis, si no existe alguna ya), el diagnóstico de estos alemanes es de una alegría y fuerza incuestionables. “Este disco es tan positivo y relajado porque el anterior es rápido y rabioso, y cada disco es como una reacción al anterior. Quisimos además que fuera así, como una luz al final del túnel”. Le digo a Thomas que ha hecho uno de esos discos que, de ser escuchados de camino a la oficina en invierno sin que haya aun amanecido del todo, dan ganas o de afrontar mucho mejor el día o directamente de no ir a trabajar. “Sí, decididamente es un disco para el verano, para el sol y la luz pero también para noches de verano en tu bar favorito, el disco combina bien con alcohol”. Experimentados y conscientes, y con un amplio recorrido de quince años, Beatsteaks -y más concretamente Thomas en este caso-, coinciden conmigo en que la intensa "Houses On Fire" que cierra el disco es una de las mejores piezas de "Boombox" y no se deja llevar por la euforia con la que muchas bandas hablan de sus últimas creaciones. “Realmente no lo sé. No sé si es el mejor álbum que hemos hecho. Lo que sí es verdad es que es el más divertido, porque es nuevo y está bien tocar cosas nuevas en directo. Si es o no el mejor sólo lo puede decidir el tiempo, ya sabes que a veces escribes o tocas cosas que te parecen increíbles y un año después desearías no haberlas hecho. Si tuviera que escoger un adjetivo para describir el álbum sería sin duda 'relajado'”. Una relajación que en parte también es debida a que los berlineses siempre se han confesado fans de la música negra, en concreto del ska y reggae jamaicanos, cristalizados aqui en la simpática "Automatic". “Mucho de lo que hemos hecho o hacemos en este disco en ese sentido se lo debemos a The Clash porque fueron ellos los que hicieron que muchos se dieran cuenta de que también la gente blanca puede hacer reggae. Personalmente también he estado escuchando mucho The Smiths en este disco”. Otro tema que sobrevuela a grupos como Beatsteaks es ese sutil desprecio que pueden sufrir bandas que se mueven en los parámetros musicales en los que lo hacen los alemanes, bandas con un concepto de la experimentación muy moderado y con seguidores con una media de edad a veces inferior a la de la banda en cuestión. “No me importa tener fans jóvenes, al revés, me gusta ver gente joven en las primeras filas de los conciertos. No hay nada de malo en ello, creo que esas personas crecen contigo, tú y tu grupo va ganando edad junto a ellos. Sé que mucha gente considera que esta clase de audiencia no tiene tanto nivel educativo en lo musical como otras personas de más edad y son ninguneados por ello, pero yo no lo veo así”.
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