“Ser libre es una de mis mayores prioridades”
Entrevistas / Woodkid

“Ser libre es una de mis mayores prioridades”

Álex Jerez — 20-01-2021
Fotografía — Archivo

Yoann Lemoine ha tardado siete años en lanzar al mercado su segundo álbum tras “The Golden Age”. El creador francés ha construido con “S16” una oscura pieza de arte que podría convertirse perfectamente en la banda sonora de este caótico 2020 que acabamos de dejar atrás.

Estamos ante un disco que explora adicciones, desamor, dolor… Y enfrenta la belleza de lo analógico a un devorador mundo digital que no para de crecer. Hablamos con Woodkid en uno de sus descansos, tras su reciente colaboración con Sidi Larbi Cherkaoui para la Opéra de París, para que nos explique el sentido de esta nueva obra, qué representa para él y cómo ve su futura evolución en la industria.

¿Qué quieres que la gente aprenda y descubra con este álbum?
No estoy seguro, no estoy realmente seguro. Es un álbum muy introspectivo y para ser verdaderamente honesto creo que lo creé para mí mismo, para sanarme. Así que se puede decir que es un disco bastante egocéntrico. Eso sí, me gustaría que la gente pudiera identificarse con él. Puse todas las cartas sobre la mesa y asumí que no estaba bien. Me dije: “Ok, esta es la situación. ¿Soy el único que está pasando por esto?”. Así que espero que espero que la gente pueda verse reflejada en este proyecto. Al final, convertí las debilidades en una especie de ritual, creé una pieza que es una especie de catarsis para mí y pude “celebrar” todo lo malo a través de mi pasión y mi creatividad. Lo importante es ir poniendo una nueva piedra poco a poco, dar un paso al frente, construir sin prisa para avanzar y progresar.

"He asumido que no tengo que ser perfecto y estoy contento con mi identidad, con mi sexualidad. Ser gay me define por completo".

Muchas de tus letras hablan sobre la dependencia. Dependencia al amor, a las drogas, a las redes sociales, a la sociedad… ¿Qué le dirías a alguien que esté pasando por algo parecido?
En “In Your Likeness”, por ejemplo, hablo sobre la importancia del reconocimiento. La principal base para solucionar los problemas es reconocerlos y eso no es una tarea sencilla. Reconocer que existe una dependencia a las redes sociales, al alcohol, al amor, a una relación tóxica, a la depresión… No puedo hablar evidentemente de ello de una forma médica, pero en lo que sí creo mucho es en la importancia de la comunicación. Hay que buscar información y preguntar sobre cualquiera de estos problemas. Ser honesto y olvidarte de toda esa construcción de la “masculinidad tóxica” que hay instalada y que nos hace sentir que siendo nosotros mismos no lo estamos haciendo bien. He atravesado una relación con un chico que desaparecía cuando las cosas no estaban bien. Y la verdad que he sufrido mucho con esto porque quería ayudarle. Quería que mi relación fuera el camino a la curación. Así que este disco refleja un poco ese mensaje de que si no hablas las cosas es imposible que mejoren. La mayoría de las veces me paralizaba a la hora de buscar ayuda porque pensaba que la gente no me ayudaría. Y, la verdad, algunas veces la gente no me ha ayudado. Algunas veces me han dejado muy solo. Así que el verdadero problema a la hora de pedir ayuda es estar preparado para no recibirla. Pero, eso sí, si tú no das el primer paso por ti mismo hacia la curación y reclamas ayuda, es imposible salir de nada.

Tu imagen como artista es ahora mucho más importante. Sales en la portada del álbum y tienes mucha más presencia que en anteriores proyectos. ¿Qué quieres que la gente perciba de ti como artista?
No lo sé realmente. No puedo pretender que la gente me entienda todo el tiempo porque es algo imposible. He cambiado, ahora soy más adulto y asumo la relación con el público de una forma muy diferente. Espero menos de la gente, la verdad, y reacciones mucho más polarizadas. He empezado a ser más agresivo a la hora de expresarme, a no enamorarme de todo el mundo y dejar que desaparezca un poco mi parte más sensible. Me he dado cuenta de que en los tiempos que estamos viviendo hay que ser un poco más radical. Esto es algo que he aprendido y te lleva a ganarte enemigos a lo largo del camino. Por lo tanto, te obliga a ser más astuto.

¿Cuál crees que es la mejor forma de ayudar al colectivo LGTBI a través de la música?
En mi primer disco dejé claro que era gay y que quería hacer canciones de amor para chicos. Pero buscaba influenciar en cierto modo a la comunidad sin tener que ser necesariamente el más abierto de mente ni el más progresista. Estoy muy orgulloso de ello, pero a la vez siento que me quedé corto, que no fui claro con lo que sentía, no expresé la ira que tenía dentro ni fui demasiado solidario con el tema. Así que ahora intento ser mucho más vulnerable con la situación, mucho más abierto y empiezo a ponerme a mí mismo como ejemplo. Algo que no hacía antes. Estoy muy orgulloso de este cambio, aunque esté ganando muchos enemigos en el camino. He asumido que no tengo que ser perfecto y estoy contento con mi identidad, con mi sexualidad. Ser gay me define por completo. Me he dado cuenta de que estoy preparado para hablar de ello y que todo en mi vida está marcado por esto. Y es que, aunque no es la única cosa que me define, está en mi forma de vestir, en mis amigos, en las cosas que veo, en la música que hago, las luchas que tengo, en las cosas con las que me siento identificado... Sí, soy gay, no podría ser más gay. Y bueno, especialmente ahora cuando ves a algunos retrógrados y ciertos movimientos contra el colectivo. Es súper importante estar unidos, sentirnos orgullosos y luchar por el cambio.

¿Te sientes libre como creador o la industria musical te limita como artista?
Siento que he estado muy presionado por las plataformas de streaming, por los formatos de la industria, por la velocidad del tiempo. Si soy realmente sincero, sí que me siento en parte libre y por eso me he tomado determinadas concesiones en este álbum. Pero mi cabeza de artista dice todo lo contrario. Siempre está el miedo a no funcionar, no encajar en las plataformas de streaming por ideología o forma de expresarme. Ese miedo es real, por lo que es una clara forma de presión que lucha en contra de mi libertad como creador. Un día te levantas y dices se acabó voy a olvidarme de todo esto y voy a hacer lo que quiera como artista. Al otro intentas sacar algo que verdaderamente encaje en la industria. ¿Hago verdaderamente lo que quiero? No del todo. Al final soy un artista y dependo de la gente. Pero lo que sí creo es que lo hago de la mejor manera posible para poder mantener mi libertad. De verdad que intento sacar lo mejor de mí a la hora de crear, y ser libre es una de mis mayores prioridades.

¿Cómo crees que afecta el cierre de espacios como Berghain por la pandemia a la música electrónica?
Bueno, yo creo que sitios como Berghain no representan la realidad del mundo. Son espacios únicos en los que predomina la libertad, donde la música resiste, donde una ideología determinada sigue viva y, bueno, espero que vuelva abrirse. Pero la verdad, siendo sinceros, tú sabes que la música electrónica lleva muerta en la escena mainstream desde hace mucho tiempo. La música electrónica como el tecno, como el house… No funciona ahora mismo. Y una de las razones fundamentales de esto es que el mundo del streaming no está preparado para ello. No hay formas, ni formatos buenos que sean compatibles con este tipo de música. Las plataformas no están preparadas para canciones muy largas, no son compatibles con música clásica. El mundo del streaming busca temas cortos con producciones muy rápidas, por eso ha sido bueno para los artistas emergentes y una revolución para el rap o el progreso del r’n’b. Así que cuando se produzca un cambio en la forma de distribución, se producirá en la forma de crear. Llegará el momento de la rebelión. Esta distribución actual permite dar visibilidad a muchos géneros que no han sido escuchados antes. Y este proceso de exploración creo que es muy bueno. Sin embargo, que te obligue a que todos tengamos que producir canciones como si fueran temas trap, no lo es. Así que espero que llegue esa revolución.

"Cuando se produzca un cambio en la forma de distribución, se producirá en la forma de crear. Llegará el momento de la rebelión".

Estoy completamente fascinado con el coro japonés en “Reactor”y “Minus Sixty One”. ¿Cómo las descubriste?
Cuando colaboré con Nicolas Ghesquière aprendí muchísimo y una de las piezas que hicimos estaba inspirada en el judo porque el outfit que se llevaba era una especie de kimono. Así que decidí apostar por reflejar caracteres del mundo del karate y el judo en mi música. Fue aquí donde conocí a Suginami Junior Chorus, un coro muy famoso de niños en Tokyo, y al crear este disco quise colaborar con ellas de nuevo. Exploré algunas piezas en inglés, pero sonaba muy impostado y hablé con ellas para trabajarlo. Así que me desplacé hasta Tokyo, hicimos una traducción del material y lo grabamos. No quería que todo esto se quedara solo en una especie de mashup que hablara del amor profundo. Ambos temas, tanto “Reactor” como “Minus”, están cargados de referencias al minimalismo en Estados Unidos de los años setenta, a Philip Glass que es una de las referencias constantes en mi música. Y, por otro lado, también creo que muestran mi pasión por mangas como “Akira”, “Ghost In The Shell” o el “Final Fantasy”. Me gusta esta especie de colisión que se genera.

Hablando de toda la industria asiática. ¿Qué piensas que los grupos virtuales como K/DA y los conciertos usando hologramas?
Estoy abierto a todo tipo de propuestas que puedan contar una historia. Siendo sincero, no creo que sea un retrógrado pero la verdad que no estoy muy conectado a la tecnología, al mundo del software o al livestream. Hacer un directo a base de hologramas, además, tiene un mensaje político muy poderoso detrás. Nos negamos a estar en directo con ellos y existe esa confrontación sobre qué o quién nos representa de verdad en los tiempos que estamos vivimos. Evidentemente, no podemos negar el avance de la tecnología. Yo, incluso, para este álbum como sabrás me he digitalizado por completo para reflejar el presente que estamos viviendo con las redes sociales. Cómo nos afecta nuestra presencia en ellas, cómo actuamos en ellas. Incluso para hacer referencia a los tiempos de la COVID en los que estamos obsesionándonos aún más con las redes sociales. Así que bueno, sí estoy interesado en la idea de hacer actuaciones holográficas. Pero sólo si son únicamente un apoyo estético, no para mostrar ningún tipo de filosofía. Esto está unido, por ejemplo, a la decisión de después de tardar siete años en grabar este disco, esperar otro más para llevarlo a los escenarios o caer por completo en el mundo de los livestreams.

Háblame un poco sobre tu forma de crear, la introducción de la maquinaria industrial, lo analógico contra lo digital. ¿Cómo surge todo?
La verdad que no creé este disco con un propósito definido o una visión muy clara a nivel musical. Me hubiera gustado tenerla la verdad, pero no he creado el disco como si tuviera una especie de receta. Ha sido más una especie de Frankenstein en el que yo iba experimentando y probando cosas que de repente notaba que podrían funcionar. Por lo tanto, en toda esta fragmentación, no existe un patrón real que seguir. A veces iniciaba la creación con algunas líneas de texto, otras solo con un beat con ningún tipo de armonía. Algunas veces solo con una armonía, otras con una pieza vocal que transformaba en un beat, coros o referencias de otras canciones. Cambiaba coros, cambiaba letras de otras canciones y veía nuevas posibilidades que podían aparecer. Para ser sincero este álbum es un tremendo desastre, pero creo que todo funciona muy bien dentro de él y algunas veces hasta el caos desaparece.

¿Y cuál es tu próximo reto como creador?
No lo sé, es muy difícil para mí pensar en el futuro ahora mismo. Yo creo que mi próximo reto es seguir reinventándome como performance. He visto los límites del amor, del tiempo, de la locura de las redes sociales, de los sistemas de distribución, de las discográficas… No sé lo fuerte que soy y cuanto puedo aguantar en esto la verdad. Así que creo que lo que necesito fundamentalmente es seguir reinventándome en las cosas que hago. Voy a seguir luchando por ser libre, seguiré aprendiendo sobre música y creando. Hacer este álbum me ha enseñado a luchar por mi libertad creativa y a estar orgulloso de mis obras. Pero ahora vuelvo a cuestionarme todo lo que hago y no sé qué será lo siguiente. Quizás una nueva forma de expresión, quizás una nueva forma de manifestarme sobre el escenario. Mi próxima vida es algo que me planteo constantemente. Y, la verdad, es que siento a la vez miedo e ilusión porque no sé lo que me espera. Solo sé que será algo muy grande que cambiará todo lo que he hecho hasta ahora. Desde las formas, la gente con la que trabajo, hasta a mí mismo.

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