Junto a su compañero de banda Isma, que ahora reside en El Carmel, los tres solían vivir en La Vila, algo que ha cambiado desde “que nos van echado de los barrios. Miguel está en busca y captura de piso”. En la hostilidad de la ciudad son difíciles los afectos, pero su forma de relacionarse ha sido lo que ha propiciado que el grupo siga sintiéndose de vecinos y amigos, aunque del primero de los términos el nombre sea lo único que se conserve. “No queríamos que la banda fuera de vamos a tocar, grabar directamente o ensayar, si no que iba cogiendo otra dirección. El roce hace el cariño y hemos cuidado mucho la parte humana”.
Tan humanos que han llevado a la hipérbole su humanidad. En los singles publicados entre sus tres epés y su primer disco nos invitan a pasar un día con cada uno de ellos, en “Fisiocrem” con Iñaki pasamos de vender un felpudo a repartir pizzas mientras que con Miguel en “TATUAJES/CICATRICES” pasamos la mañana en el sofá comiendo patatas y viendo el reality de Georgina. “No hemos pretendido ser graciosos, no digo que seamos graciosos. Hemos intentado hablar desde la naturalidad de todo lo que nos pasa desde un punto de risa. Porque o te lo tomas a risa o te tomas a risa llegar a una sala y que no funcione el sistema de sonido y tengas que girar los monitores para que el público lo escuche desde los monitores. O te lo tomas a risa o no vas a tocar nunca”.
"No es solo tocar, sino buscar sonidos que no hayas escuchado antes”
“Centro de ayuda” aúna su realidad en un proyecto más maduro y arriesgado, donde abandonan sus acordes más trillados para atreverse con nuevas estructuras. “Es un disco en el que hay acústicas por primera vez y nuestra primera balada, que también es el primer tres por cuatro. Te aburres por primera vez de cómo suenan los instrumentos de siempre y empiezas a probar texturas. Quizás para una intro puedes probar algún pedal que te lleve el bajo a un sonido más de sintetizador y te quede un rollo ambiental diferente. Aunque después de la intro volvamos a ir a zapatilla, por lo menos queremos crecer también en este aspecto. No es solo tocar, sino buscar sonidos que no hayas escuchado antes”.
Por otra parte, el tema es el mismo de siempre, la precariedad, y aunque tienen claro no querer romantizarla, les es ineludible tratarla. “Escribimos y bebemos de nuestro entorno. Si estamos en un entorno en el que toda la gente que nos rodea, por un motivo u otro es muy muy pobre, ya sea por temas de vivienda, laborales o sentimentales, pues obviamente vas a escribir sobre eso. La precariedad artística es esto, es tener que levantarte pronto para hacer una entrevista porque después te tienes que ir pirando a currar y sabes que es un poco el precio a pagar. Hay cosas que no hay que aceptar dentro del mundo de la música, pero así no tienes que quedarte en la excusa de que es precario. Esfuérzate y cámbialo desde dentro”.
Sin embargo, antes de escuchar el disco no tenía tan claro que la precariedad fuese a esconderse bajo sus camisas y malpensado de mí, después de declararle a nuestro jefe de redacción la noche del estreno del tema que cierra el disco, “Fin de Informativo”, que su mejor amigo no podía acudir por estar jugando al pádel. “Alguna gente nos ha dicho lo de pijos, pero a nosotros nos da bastante igual. De hecho, nos encantaría ser pijos e ir de precarios y no al revés. Lo que sí es verdad es que lo de las camisas es porque muchas veces vamos a tocar después del curro. Y hay curros que nos piden un dresscode”.
Para subvertir la necesidad por abundancia, en honor al título del largo, Vecinos abren un centro de ayuda con un número de teléfono que aparece en la portada del disco. Para mi sorpresa, cuando llamo salta un mensaje de que la línea está apagada. “Isma tiene un móvil con doble sim, la del curro y la de Vecinos. Se ve que durante dos meses le acribillaron bastantes llamadas y entonces dijimos de cancelar las llamadas, que también tiene ese punto de centro de ayuda en el que no te ayudan. Con la gente hablamos por WhatsApp de muchos adelantos, de los singles o de los videoclips, también del docu y los late nights”. Y es que el musical no es el único proyecto que tienen, aunque satélites de este, Vecinos han lanzado un formato de late nights en el que han contado con periodistas y con músicos como Mujeres, Carlota Flâneur o Aiko el grupo. Y no sólo eso, sino que también han estrenado un documental en la reciente edición del festival In-Edit. “Empezamos cuando no teníamos bolos, montábamos escuchas del disco en casa y torneos de Scalextric. Nos mola conocer gente en nuestros bolos y saber de sus vidas. Nos gusta mucho hacer cosas y pensar ideas, pero no se nos dan muy bien las redes, así que pensamos en qué podíamos hacer offline y por eso montamos lo del late night y el docu”.

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