Aquél modesto cortometrajista que envió su primer corto a la Academia de Hollywood no podía esperar lo que se le vendría encima. De estar encerrado en su casa, solo frente al ordenador, escribiendo sus historias, pasó en un sólo día a estar solicitado por todos los medios de comunicación. Más tarde vendría la ceremonia de los Oscar, los más de cincuenta premios en festivales de todo el mundo, el importantísimo contrato por tres películas con Miramax, la presión, las expectativas... “Todo aquello cambió radicalmente mi vida. Aprendí mucho y muy rápido. Me curtió, me hizo ver el cine de otro modo. Sólo en la ceremonia (de los Oscar) ya aprendí que el cine es una gran farsa y que todos allí éramos, en el fondo, figurantes de un gran programa de televisión.
| “La película trata de un tema tan enigmático como la suerte, que me ha interesado desde pequeño. Soy una persona supersticiosa y siempre he tenido fijación por la suerte: si existe, si se puede controlar, todas sus implicaciones...” |
Una gran mentira, un gran juego, pero que transmite historias, sentimientos y emociones reales. Y que por tanto, somos todos unos mentirosos que, de algún modo, buscamos la verdad. Pero toda aquella presión la he vivido como algo positivo que me ha estimulado todavía más para mejorarme”. Para Fresnadillo, ésta no es peor que la presión que pueda ponerse él mismo. Los peores castigos, críticas y obstáculos afirma ponérselos él mismo y cuando la gente le decía que aprovechara el momento él pensó que hubiese sido un error. “Yo soy una persona de fuego lento. Necesito tiempo y un proceso laborioso de elaboración para estar plenamente convencido. Hacer una película es sólo un juego, pero un juego muy serio. Hay mucha gente que se juega mucho contigo”. Y pasó el tiempo. Co escribió con Andrés Koppel el guión de su primer largometraje, “Intacto”, que ahora nos presenta. “La película trata de un tema tan enigmático como la suerte, que me ha interesado desde pequeño. Soy una persona supersticiosa y siempre he tenido fijación por la suerte: si existe, si se puede controlar, todas sus implicaciones... y también trata sobre su componente caprichoso de ambigüedad. Nunca se sabe si un suceso que parece buena suerte se va a transformar con el tiempo en mala suerte, o si cuando tienes suerte en el fondo estás perdiendo algo a cambio”. Y ese es el universo que, según el propio autor, explora “Intacto”, el de personajes que tienen suerte pero que pierden siempre algo a cambio. “Una especie de secta que cree dominar la suerte; poseerla de una manera tan perversa como robársela a los demás. Al final, puede que la honestidad con uno mismo, la sinceridad o el corazón sea más importante que la propia suerte. Es decir, no tanto el hecho de tener suerte sino qué se hace con ella; cómo nos enfrentamos a ella. Quería plantear preguntas, movilizar enigmas y así conseguir que el espectador sea partícipe. No quería dar respuestas concretas sobre algo tan complejo, indemostrable y extraño como la suerte, pues creo que hubiera sido muy pretencioso”. Con su bella fotografía, la película crea un universo propio y distinto a cualquiera de los que estamos acostumbrados a ver en el cine nacional. Con un argumento que atrapa al espectador en un suspense muy bien ejecutado, lo que más llama la atención es la exacta dirección de actores, trabajada a conciencia en los ensayos. Cada uno de los excelentes miembros del reparto consigue transmitirle, con su interpretación, credibilidad y coherencia al largometraje. Cabe destacar el grandísimo Max Von Sydow, supuestamente semi retirado del cine, pero al que Fresnadillo consiguió interesar con su personaje. “Cuando apareció por la puerta sentí un poco de miedo: ¿cómo voy a hacer esto?¿Estaré a la altura? Pero luego descubrí que, como siempre, los más grandes son los más humildes, los más sencillos. Max participó activamente en cada uno de los procesos creativos en los que intervino. A pesar de su edad y experiencia, era casi como un niño que quiere descubrir cosas nuevas; aprender contigo. Fue una delicia y la semana que más disfruté del rodaje”. Eusebio Poncela es otro grande al que siempre disfrutamos más cuando se aleja del exceso. “Trabajamos mucho para conseguir ese minimalismo interpretativo. Lo resumíamos en un código propio, en una palabra: ´japonés´, quería decir: bajo, contenido, concentrado. Fue muy divertido trabajar con él, pues tuve la suerte de caerle bien. Químicamente, conectamos”. Fresnadillo es un tipo con suerte. Una suerte basada en la meticulosidad, el trabajo y la constancia. No sabemos si tanta como para que le nominen de nuevo al Óscar “Ni me lo planteo todavía, ya he pasado por eso”, pero... ¿desde cuándo “eso” importa realmente?
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