“He estado casi dos años preparando éste disco. No muy intensamente, ni trabajando todos los días, pero sí con el proyecto en mente en todo momento. Estar en Nueva York me ha ayudado a inspirarme, sobre todo en Brooklyn, donde hay mucha actividad cultural, con músicos, propuestas diversas y excitantes galerías de arte”. De formación clásica, aprendió a tocar el piano bajo las coordenadas de Chopin y Bach. Duncan Sheik, músico de culto en Estados Unidos, pero desconocido en Europa, fue su consejero y productor. “Conozco a Duncan Sheik desde que tenía dieciocho años. A pesar de su juventud, tiene una dilatada experiencia. Él me ayudó a encaminar correctamente las complicadas labores de este disco”. Chris Garneau no tiene mucho en común con los cantautores que pasean su talento por el sello Fargo, identificándose mejor con otras escenas. “Me gusta mucho el tipo de éxito independiente que tienen Sufjan Stevens, Antony o Rufus Wainwright. Forman una bonita comunidad con artistas que vienen y van. Ellos canalizan el reconocimiento popular de otro modo distinto al habitual”. La versión de “Between The Bars” de Elliott Smith sobresale de un conjunto del que destaca una pieza como “Black & Blue”. “Cuando tenía catorce o quince años, me preguntaba, ¿qué es esto que suena?¿qué es? Elliott Smith me abrió la mente y me descubrió un nuevo universo”.
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