Para quienes no lo supiesen o no tengan buena memoria, debemos apuntar que Joan Osborne, ya de cría cantante en coros e iglesias varias, consiguió ser número uno en los Estados Unidos y trascender mundialmente, hasta el punto de situarla al mismo nivel de Alanis Morissette o Sheryl Crow. Era obvio que aquello no iba con ella. Lo suyo era mantenerse en el anonimato, pasar desapercibida y no ser reconocida ni siquiera por sus propios vecinos, algo que, cuando vendes millones de discos, resulta más difícil de lo imaginable. “Me costó mucho asimilar el éxito alcanzado con ´Relish´ y con el single ´One Of Us´. Soy una persona muy introvertida y me gusta pasar desapercibida, así que eso de salir a la calle y que todo el mundo me reconociera era algo que no podía soportar. Además, cuando salió el disco, todo transcurría con normalidad hasta que se publicó el single, casi un año más tarde, y empezó a sonar en la radio constantemente. El resto de la historia ya la conoces”.
“La artista total es Tori Amos y no sólo por su música, sino por todo lo que representa”
Al conversar con ella queda claro que estás ante una mujer con una fuerza de voluntad terrible. Ese mismo día nos lo demostraría. Llegó a la sala en la que iba a celebrarse el concierto con el cansancio a flor de piel y sensiblemente afectada por el frío, lo que no impidió que al momento estuviese casi en trance, cantando en la prueba de sonido. Su voz hizo temblar los cimientos de la sala, para unos momentos después ponerse a contestar nuestras preguntas con profesionalidad y amabilidad, mostrándose dialogante y más accesible de lo que pudiésemos imaginar.
Tras el espaldarazo de “Relish” hubo un período en el que pareció que a Joan Osborne se la había tragado la tierra. Media década tuvo que pasar hasta “Righteous Love”, publicado hace dos años. “Primero pasó un año hasta que el disco funcionó, después otro de desarrollo a partir del número uno y otro más de gira. Después de todo aquello necesité tomarme un descanso para poner mi cabeza en orden y pensar muy bien en lo que iba a hacer a continuación. Por aquellos días, las expectativas eran muy altas y no podía dar un paso en falso, así que, como cantando bajo la ducha no me iba a ganar la vida, tenía que grabar algo nuevo. El proceso de grabación fue muy duro porque no acerté a la hora de elegir a mi nueva compañía discográfica. Tuve que asimilar el trabajar con mucha gente nueva y no me adapté. Las condiciones no eran todo lo buenas que me hubiese gustado, pero, por suerte, pude salir de allí y olvidarme de que todo aquello existió”.
Sin embargo, y pese a tan adversas condiciones, aquel fue un gran disco. En el horizonte se divisaba ya su nueva visión de las cosas. Del sonido americana pasó a crear una mezcla de country, pop y soul que le quedó de lo más sugerente. Era el puente a cruzar para poder recrearse más tarde en sus favoritos de la historia del soul, precisamente lo que ha hecho “How Sweet It Is”. “No podría, por ninguno de los medios, hacer siempre el mismo disco. Evolucionamos y esa es una buena señal. Siempre he adorado el soul y, después del 11 de septiembre, fue la música que más me ha ayudado a superar el trauma. Además vivo en Nueva York y, en esos momentos, necesitaba música salida del corazón y del alma. A todos nos afectó aquello, directa o indirectamente, desde los vecinos hasta algunos conocidos en la otra punta de la ciudad. A raíz de aquello la convivencia cotidiana ha mejorado y, partiendo del hecho de que es una tragedia sin precedentes, los americanos hemos aprendido que somos tan vulnerables como los demás”.
Cambiando de tema, debemos subrayar que el auge popular de Joan Osborne coincidió con el boom de artistas femeninas a mediados de los noventa. Ella tiene gran parte de culpa del torrente de chicas que practican música de raíces y que se mantienen en el escaparate de nuevos talentos dispuestas a tomar su relevo. “Es verdad que, durante los últimos años, han aparecido muchas cantautoras realmente interesantes. A mí me fascina Gillian Welch, adoro también la mezcla de soul y country de Shelby Lynne, pero también me parece muy recomendable el trabajo de Allison Moorer. De todos modos, la artista total es Tori Amos y no sólo por su música, sino por todo lo que representa como personaje, como mujer, por lo que dice y por lo que hace. Es el fiel reflejo del positivo cambio que la mujer ha experimentado en la sociedad actual”. A continuación se despide educadamente, sigue con su tarea y con su té hirviendo para cuidar su privilegiada garganta. Al lado le aguarda un sándwich con el que reponer fuerzas de cara a la soberbia actuación que nos ofrecerá minutos más tarde. Una mujer de la cabeza a los pies. Sí señor.
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