“Yo era el típico chaval que tenía su grupo y que, en un momento dado, decide hacer sus propias canciones porque no comparte la idea esta de componer en grupo y decide empezar a grabar maquetas. Lo hacía sólo para divertirme, sin ninguna perspectiva, hasta que empecé a mandar las maquetas y Gonzalo Benavides, el productor, flipó con las canciones”. Y de la nada al todo: contrato con una multinacional, promoción... “Yo antes tocaba con una banda de amigos, pero el grupo que toca en el disco se formó a partir de la grabación. Ahora, en la banda para el directo ha habido algunos cambios”. ¿Cómo se combina el hecho de ser casi un solista y llevar el nombre de una banda? “A todo el mundo que ha entrado en este proyecto se le ha dicho que hay que respetar incluso las maquetas. A los músicos se les dijo: toca este piano, no le metas arreglos, no hagas nada porque va a perder la frescura que tenía la maqueta. Para el directo se ha hecho lo mismo, respetar al máximo el disco, que cada uno haga su papel. Soy un solista, pero somos una banda (risas)”. Bonita paradoja. Pero si a Fran le salen canciones como churros, ¿para qué va desperdiciar su talento negociando sus ideas con otros? Más vale que dé rienda suelta a su creatividad. Su sonido no tiene de nuevo, aunque sí un toque especial. Quizá sea porque no es un erudito en materia musical (de agradecer, puesto que últimamente proliferan demasiados enteradillos). “Yo tengo tres grupos fetiche: Supertramp, Beach Boys y Beatles. Los he escuchado obsesivamente, casi llegando a la locura y, lógicamente, me ha salido un tipo de música muy parecida”. ¿Y no te asusta, de repente, estar en una multinacional con todo lo que conlleva (promoción, dependencia de las ventas...)? “No, es divertido. Yo me lo tomo como una diversión, sé que puede funcionar o no porque depende de muchos factores y con que falle uno se puede ir todo a la mierda, pero yo me estoy divirtiendo mucho”. ¿Es Fran un fenómeno totalmente aparte, o podemos incluirlo en alguna escena determinada? “Me veo fuera porque nunca he leído revistas especializadas, nunca he escuchado la radio... he estado muy centrado en los tres grupos que me gustaban y grabando mis maquetas”. Ya saben: no hace falta que se empollen cada mes el Mondo Sonoro para llegar a sacar la cabecita en la cruel e inhumana industria musical de este país..
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