El tercer disco de Persona debería situarlos en lugar privilegiado en las estanterías de cualquier aficionado al rock independiente de los noventa en busca de nuevas formas de expresión. Porque a los treinta y tantos, y con las orejas peladas de filtrar sonidos de manera adictiva, cualquier propuesta no sirve.
| "Nos planteamos las grabaciones como una experiencia irrepetible así que cada una debe ser distinta a las otras" |
Los aragoneses ejercen pasión, inteligencia y ferocidad, tanto en estudio como sobre el escenario, integrando veteranía que traducen en trucos rítmicos y pegadas melódicas tan efectivas como poco previsibles. Su anterior trabajo, “Accident”, levantó justas expectativas que la crisis de la música como negocio, y cambios en la formación del grupo, se encargaron de machacar. “El 2007 fue un año contradictorio para nosotros. Por un lado acabábamos de presentar ‘Accident’ y hacíamos nuestra primera gira europea (junto a los Retisonic de Jason Farrell; ndr), lo cual fue muy positivo para el grupo, pero por otro tuvimos serios problemas internos con lo que todo lo bueno quedaba en segundo plano. Después de un verano de mierda pensando en si seguir o dejarlo, decidimos empezar a componer de nuevo a ver qué pasaba. Poco a poco fueron apareciendo las canciones así que la decisión estuvo clara”. Fieles a su personalidad apuestan por el riesgo y no se cortan al incluir líneas pop o evocadoras trompetas. Persona siguen estructurando su música en base a la imaginativa brutalidad de su línea rítmica, pero la creciente y estimulante rivalidad con las melodías creadas por su vocalista y guitarrista hace crecer su propuesta. Las diferencias y el desarrollo de la banda son notables. “Nos planteamos las grabaciones como una experiencia irrepetible así que cada una debe ser distinta a las otras, tanto para nosotros como para el que escuche el álbum. Teníamos la opción de repetir con Santi García en Ultramarinos, lo cual hubiera estado bien, pero trabajar con gente distinta juega un papel fundamental en esto. Además nunca sabemos cuál va a ser la última, así que otra razón para probar cosas nuevas. La elección de Kaki Arkarazo estaba clara porque es uno de nuestros productores favoritos. Fueron dos semanas felices y plenas y un placer y un honor trabajar con él. Nos dejó total libertad para hacer el idiota. Desde aquí le agradecemos su paciencia eternamente”.
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