"Ser improductivos y mirar al techo también está genial”
EntrevistasSelva Nua

"Ser improductivos y mirar al techo también está genial”

Alejandro Blasco — 06-11-2025
Fotografía — Archivo

Selva Nua regresan con su segundo disco “I tu què fas quan no fas res?” (Bankrobber, 25), un compendio de pop sensible que encuentra el equilibrio entre la fragilidad y el ritmo. Esta nueva entrega destila la complicidad de la vida compartida, transformando lo cotidiano en canciones.

Aquellos tiempos en que las bandas únicamente se reunían para rodar de gira en una furgoneta compartida parecen hoy una imagen pasada de moda frente a realidades como la de Selva Nua. En su caso, la esencia del grupo no solo se forja en escenarios y ensayos, sino también en la convivencia diaria como compañeros de piso. Esta unión tan propia de su generación ha impregnado las canciones de su nuevo disco, desdibujando los límites entre la vida diaria y la música. “Al vivir juntos hemos descubierto una intimidad compartida y expuesta, que nos ha permitido conocer pequeñas cosas de nosotros que desconocíamos, sobre todo en los momentos de descanso”, cuenta Joana. Así se construyó el concepto de este “I tu què fas quan no fas res?”, un álbum que abraza la pausa y la calma como métodos de autodescubrimiento.

“La intención era lograr instrumentales más accesibles, acompañadas de unas letras menos crípticas"

Al margen del título de este nuevo trabajo, el álbum está lleno de preguntas existenciales que invitan a la reflexión, porque “lo de sobrepensar no es algo nuevo para la banda”. En canciones como “Deu motius”, Joana retrató su parte más introspectiva describiendo “un ejercicio recomendado por una amiga, que consistía en apuntar diez motivos por los que creía que existía”. Pero en el álbum no todo es tan filosófico, y las letras terminan reflejando anécdotas mucho más mundanas: “Cuando bromeamos diciendo que la nevera está llena de fósiles no es ninguna exageración, nos hemos encontrado alguna que otra sorpresa de este tipo en el piso”. El proceso para llegar a este tipo de composiciones es tan pintoresco como el resultado. Entre risas, explican que “empieza con una progresión de acordes y una melodía, pero hemos terminado algunas letras un día antes de grabar. La intención era lograr instrumentales más accesibles, acompañadas de unas letras menos crípticas, sin perder la sensibilidad”.

En la forma de trabajar del grupo se aprecia una parsimonia difícil de conseguir hoy en día, pero no es oro todo lo que reluce. “Hemos vivido estos tres años de creación con ansiedad y nervios. Queríamos tener un producto pulido pero, a la vez, vas viendo como la gente de alrededor va sacando cosas sin parar”, explica Adrià. Aun así, según Pol, este parón ha sido más breve de lo que parece, teniendo en cuenta que “la anterior gira duró mucho tiempo, y ya se iban gestando nuevos temas que simplemente necesitaban un momento de descanso para materializarse”. La incorporación de nuevo batería ha sido esencial para elevar la sonoridad del disco, “conservando el sonido dreamy y etéreo del proyecto anterior, pero apostando por unas bases más bailables”. Esta vez, “la intención era lograr instrumentales más accesibles, acompañadas de unas letras menos crípticas, sin perder la sensibilidad”.

Selva Nua y las modas son dos cosas que no van de la mano, y sus integrantes tampoco se dejan influenciar demasiado por sus referentes. “Para crear la música no pensamos en lo que puede funcionar mejor, ni nos guiamos por lo que consumimos. Nos encantaría decir que somos conceptuales, pero mentiríamos. No usamos el típico esquema policial con referencias enganchadas en la pared, sino que las ideas simplemente surgen”. Fluir de esta forma es más sencillo cuando la hiperactividad de Barcelona queda en un segundo plano, y Joana se permite visitar a su familia. “Mis padres viven en una cabaña, y gran parte de las canciones han surgido en ese espacio de desconexión”. Este privilegio para disociarse no deja de ser una excepción, y Adrià sigue instalando y desinstalando TikTok en busca de una desintoxicación de redes para sentirse más productivo en sus momentos de soledad. Mientras tanto, según dicen, “Pol enciende su incienso, que desprende un olor que llega hasta abajo del edificio, aunque la habitación esté en un quinto sin ascensor”.

Como todos nosotros, ellos también persiguen una satisfacción plena que, en ocasiones, se ve truncada por la necesidad de abarcar demasiadas cosas al mismo tiempo. “La idea de hacer colaboraciones estaba sobre la mesa, y hemos barajado nombres como Mar Pujol, pero al final hemos ido muy justos”, admiten. Por otro lado, también querrían dedicar más tiempo a su imagen y a construir el universo visual de los álbumes, pero ven necesario delegar en personas como Àngela Balcells, de la que suman su talento para llevar el producto a otro nivel. Ahora que por fin están satisfechos con este trabajo, Selva Nua siguen enfocados en crecer a su propio ritmo. Porque, como dice Joana, “a veces te preguntan qué has hecho durante tu tiempo libre y ni siquiera tienes una respuesta, pero ser improductivos y mirar al techo también está genial”.

 

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