“Hot Swing Machine” (Mítik Records/K-Industria Cultural, 00) viene por tanto a cubrir un espacio necesario, el que se nos ha mostrado capaz de acercar el swing o el jump-blues a públicos hasta entonces ajenos al fregado. Y lo hace a partir de diez piezas de swing, de jump-blues y de rock’n’roll en castellano (“Si Tú Te Vas”, “No Quiero Verte”) o en inglés (“Lipstick, Powder & Paint”), propias (“I’m Crazy”) o ajenas (“So Complicated” –Van Morrison-, “Black Is Black” –Los Bravos-, “Choo Choo Boogie” –Louis Jordan-, etc), que se permiten incluso contar con invitados como Aurelio Moratta, Dani Nel.lo o Carlos Segarra –lo cual tampoco es ninguna garantía, no crean-. Para ampliar la información al respecto, conversamos con Quim Bernat, vocalista del combo y un personaje excesivamente más activo de lo que pudiésemos llegar a imaginar: miembro de Traffic –una de las escasas orquestas que interpreta temas de heavy, rock, etc-, cantante de jingles publicitarios –como Michael Andrew de Swingerhead-, etc). Eso sí, no le resultará difícil convencerme de que su álbum de debut suena interesante, porque eso es algo que, tras varias escuchas, tengo bastante claro. De todos modos, ¿quién narices ha oído hablar de ellos hasta el momento? Remitámonos entonces a sus inicios. “Hot Swing Machine empezamos hace unos meses en la sala Sutton de Barcelona. Al principio estaba con un grupo que hacía versiones de temas de los cincuenta y tal, pero hubo un descanso y la gente de la sala me propuso montar algo. Así fue un poco como nació el proyecto. Tuvimos una etapa de Doctor Shuffle, pero la cosa fue evolucionando, mientras yo me estaba metiendo en cosas de Colin James y en todo el neo-swing con grupos como Royal Crown Revue, Big Bad Voodoo Daddy o Brian Setzer. Decidí que eso era lo que quería hacer y nos convertimos en Hot Swing Machine. Nos pusimos en contacto con la asociación de swing de Barcelona y empezamos a actuar con Locomotora Negra o Big Frank’s Jamboree”. Cambiando de tercio, queda claro que las intenciones del combo buscan tomar el camino de formaciones extranjeras como Indigo Swing o Royal Crown Revue, es decir alcanzar al público joven, huir de los circuitos del jazz tradicional y llegar a todos aquellos que, no me digan como, hemos partido del rock o el pop para dar en un momento determinado con el mundo del swing más enérgico. “Nosotros estamos más cerca del rock que del jazz, entendemos el swing en un sentido muy amplio. Es parecido a lo que ocurre en los Estados Unidos, con todas esas bandas de neo-swing que vienen del punk o el ska. La gente se sorprenderá cuando nos vea en directo, con nuestros zoot suits, nuestro calzado, nuestras cadenas colgadas del bolsillo, una imagen de los años cuarenta. No pretendemos llegar al público tradicional del jazz, porque en el escenario nosotros somos enérgicos, jump-blues, con bailarines y un repertorio que no es para estar sentado en una silla. Interpretamos nuestras versiones de Cab Calloway o Louis Prima, pero también hacemos versiones de Brian Setzer o Big Bad Voodoo Daddy”. Aunque suponemos que deberán conseguir dos cosas distintas para convencernos de que su propuesta merece la pena. En primer lugar, que el tirón sea el suficiente para que la gente asista a sus shows y descubra su concepto, un concepto que al otro lado del Atlántico ha funcionado más que bien. Y, segundo, que los más opten por acercarse a su larga duración y sepan contagiarse de algo que, aceptémoslo, va más allá de las canciones. "Espero que el hecho de contar con un disco nos ayude a llegar al público que buscamos y que es el que mejor puede entender lo que hacemos, gente que espere contagiarse de nuestra energía en el escenario, que esperen hits trepidantes para bailar y saltar. Por otro lado, creo que la versión de “Black Is Black” gustará a mucha gente, porque tiene un poco ese punto comercial que buscamos”.
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