Rodillas Peladas
EntrevistasWallride

Rodillas Peladas

Carlos Álvarez — 04-10-1999
Fotografía — Archivo

Jorge Carod, batería de Wallride, habla rápido, fluido. A veces parece que vaya a tropezarse, fruto del entusiasmo, entonces mueve las manos, rectifica y redobla las palabras, sí, como si tocara la batería. Cuando habla de música, de su música, parece que le vaya la vida en ello. Compruebo que es algo más que un tópico; a estos chicos les ha ido, les va, la vida en ello. La entrevista se desarrolla en un parque. Yo estoy tirado en el suelo. Ellos, desde un banco, responden con una seriedad que no deja de sorprenderme. Hace sol, casi llevamos las mismas pintas que hace más de diez años, y los mismos grupos de entonces salen en la conversación. Se está a gusto. «El concepto del disco, la portada y el título tratan precisamente de eso –dice Jorge, refiriéndose al Lp que les acaba de editar el Bronco Bullfrog: «Will Last Forever»-, durará para siempre. El título es una manera de expresar el compromiso que tenemos con este tipo de música: tu actitud y tus gustos, el hardcore en este caso, durarán para siempre. La portada la ha hecho Pablo Serret y queríamos que fuera así, como muy ochentas, tipo Black Flag, SST... El tío de la portada podríamos ser cualquiera de nosotros, o tú, dentro de muchos años. Ha pasado el tiempo, está en el curro, pero aún se le ven los tatuajes y su estilo personal. Además queríamos desmarcarnos del rollo happy, queríamos expresar algo más serio. En cierto modo es como decir ¡Eh, ya hemos crecido!». Y es que Wallride, pese al inexcusable retraso de su debut en compacto, son una de las bandas más veteranas del hardcore ibérico. El que esto escribe recuerda aquellos postreros ochentas en los que estos, los mismos individuos a los que ahora interroga, le descubrían que el punk no lo habían inventado los vascos. Eran los tiempos en que llamábamos hardcore a todo lo que no le gustaba a nuestros colegas heavys, ni, claro, a los otros. En el saco entraba todo, desde Gorilla, Minor y Bad Religion a Napalm, Cerebral Fix o Misfits y los Dictators. Desde entonces les ha sobrado tiempo para crecer, madurar, engordar y adelgazar en numerosos cambios de formaciones, frenazos y acelerones. Pero en lo que el tiempo más les ha ayudado ha sido en la reafirmación de su amor por la raíz y la historia de un movimiento al que algunos membrillos siguen creyendo en pañales. «Will Last Forever» está gustando, y mucho. Ha sido bien acogido fuera de nuestras fronteras y, lo que es más raro en estos casos, dentro de ellas. ¿Será porque –atención: ironía– en Wallride canta una chica, Laura, y va a favorecerles el éxito de espantos-con-chica como Sunflowers, Deviot o TCR? «No somos un grupo-con-chica. Nos influyen grupos en los que cantan tíos, a Laura también. Y eso se nota sobre todo en el resultado, en que ella puede ser melódica y violenta, y hacer trozos duros al no estar tan influida por la tradicional manera de cantar de las tías, aunque le encanten vocalistas femeninas como en el caso de The Muffs». Una reciente gira por Alemania y la apertura de conciertos para bandas como Undeclinable Ambuscade o Samiam empiezan a situar donde se merecen a Wallride tras años de caerse, golpearse y volverse a levantar, víctimas poéticas, quién sabe, del truco de skateboard que les da nombre. Eternos adolescentes de rodillas peladas a hostias contra el asfalto del trabajo sordo, entusiastas y pese a todo, maduros... empeñados en durar. Sin truco.

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