Rockeros sucios
EntrevistasDirty Pretty Things

Rockeros sucios

Xavi Sánchez Pons — 07-08-2006
Fotografía — Archivo

Aventura post-Libertines. Capítulo 2. Carl Barat, el malo de la película, debuta en formato largo con su nueva banda con “Waterloo To Anywhere” (Universal/Subterfuge), un disco que pone la directa y apuesta por la urgencia pop más arrabalera. Queda claro que el rollo bohemio y las letras con sustancia pertenecen a los Babyshambles de Pete Doherty. ¿Tú de quién eres?

Mientras Doherty se perdía en escándalos varios y ponía en marcha Babyshambles tras su huida (o despido) de The Libertines, Barat seguía empeñado (a la Paul McCartney) en alargar la agonía de una banda que nació con fecha de caducidad y tras un pacto de sangre romántico entre dos amigos que hoy no es más que agua de borrajas. Dirty Pretty Things, con otro ex-Libertines en la formación, el batería Gary Powell, aparecen ahora para demostrar que ellos también pueden acaparar portadas de revistas como Doherty. Aunque por razones diferentes. Lo que está claro es que el público parece tener claro que se trata de otra historia diferente a The Libertines y eso es algo que demuestra la gran acogida que tuvo su primer sencillo, el nervioso “Bang Bang You´re Dead” y los primeros conciertos que han realizado por Europa.

"Somos conscientes de los errores que cometimos con nuestra banda anterior"

“Ha sido una sorpresa descubrir que sigue habiendo gente por ahí que está interesada en nuestra música y, sobre todo, que se lo pasa bien mientras nosotros estamos sobre el escenario. Acabamos de venir de Milán y la respuesta ha sido excepcional. Nos sentimos muy afortunados por haber podido iniciar una nueva aventura sin ser unos extraños para la gente, sino que lo que Gary y yo hicimos antes nos ha abierto muchas puertas. Además, somos concientes de los errores que cometimos con nuestra banda anterior y esta vez vamos a evitarlos. Por un lado, luchamos como si estuviésemos realmente empezando desde cero, para que la gente nos valore por lo que somos y no por lo que fuimos en un grupo que ni siquiera existe ya. Pero al mismo tiempo sigo escribiendo canciones como lo hacía en The Libertines, así que creo que esta banda debe verse también como una continuación de todo aquello”. Quizás por eso, porque realmente han empezado de cero para volver con fuerzas renovadas, “Waterloo To Anywhere” es un disco muy directo y epidérmico que apenas supera la media hora de duración. Fruto de las ganas (y cierta impaciencia) que tenían Barat y los suyos de retornar a la primera página de la actualidad musical británica. Además de ser un trabajo que vuelve a mostrar de forma clara las filias de Barat. The Clash, The Smiths o Lou Reed se asoman por las costuras de todas las canciones. “Nuestro primer disco es sin duda, un álbum conciso y básico, rock´n´roll con estribillos y rabia. No somos una banda pretenciosa y queremos que la gente nos juzgue por nuestras canciones, que pueda entenderlas con rapidez”. Tras la publicación del debut de Dirty Pretty Things la polémica está servida y la tentación de comparar a los dos proyectos post-Libertines es casi irresistible. Así que por un lado tenemos al más bohemio, confuso y talentoso Doherty con sus Babyshambles, y por otro al más realista, directo y trabajador Barat con la banda que nos ocupa. Cerebro contra músculo. Una mezcla que en The Libertines funcionaba a la perfección, sobre todo en su segundo disco "The Libertines" (2004), verdadera piedra de toque del nuevo rock británico. Y que por separado ofrece cosas más que interesantes en los dos bandos. ¿Sienten Dirty Pretty Things que está en competición con Babyshambles? “No me gustaría que eso ocurriese. El mundo de la música es muy grande para que ambos grupos puedan desarrollar sus carreras. No sé lo que puede haber en la cabeza de los fans o de los periodistas, pero espero que no se preocupen demasiado por cosas al margen de las canciones. Preferiría que todo se desarrollase de una forma natural y que cada uno pueda seguir su propio camino”. De momento, y aunque esto no es ninguna competición (nadie tiene que llegar primero a la meta), el peso de la balanza cae en favor de Doherty por tomar caminos más difíciles, arriesgados y algo suicidas (tanto en lo musical como en lo personal). Veremos que pasa con sus respectivos segundos asaltos o, no lo descarten, una futura vuelta de The Libertines. Con personajes como los que pueblan esta historia nunca se sabe lo que puede pasar.

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