“La intención era darnos a conocer”, comenta el madrileño. Durante la década pasada estuvo en grupos como Alborotador Gomasio, Viaje a Sydney o Hazte Lapón, porque lo que más le gusta es la experiencia del grupo. Se trata de una nueva etapa, pero es parecido a lo que hacía antes, teniendo otro tipo de responsabilidades. El disco lo ha hecho junto a Francisco Jiménez (batería en Viaje a Sydney) y Miguel Breñas (miembro de Alborotador Gomasio), encargado de producir y arreglar el álbum. “Ahora mismo es un proyecto común, pero el ritmo que tiene es el ir en solitario. En solitario hay un mayor grado de introspección, se cuentan las cosas desde una perspectiva distinta a cuando se hace en grupo, hay otra energía y las canciones tienen un resultado distinto”.
El disco empezó a coger forma durante la pandemia, cuando retomó algunas canciones que tenía sin finalizar y surgieron otras. La guitarra española tuvo mucho que ver en el proceso de composición. Se enfocó en ella durante esos meses. “Eso ha tenido que ver con que muchas canciones hayan ido a un sitio menos eléctrico. Hay guitarras eléctricas en todo el disco, pero hay una parte de arreglos que antes no habíamos metido ni probado”, explica. Entre estas novedades se encuentran las cuerdas, violines, trompetas o castañuelas, estas últimas le parecen una cosa “exótica”. Ese proceso ha sido compartido con Miguel y Fran, y quiere que siga siendo así. “Con Fran concebíamos la canción desde la parte de composición de guitarra. Ese era el germen de todo. La batería ha sido muy importante a la hora de tirar hacia un sitio u otro”, expresa. A Miguel le conoce desde hace trece años, son amigos y conectan mucho en el plano musical. “Es una persona a la que si le planteo una idea sobre cómo quiero que acabe una canción, sé que la va a llevar a buen puerto. Tiene un gusto excepcional a la hora de acabar las canciones. Hacerlo con él ha sido la decisión más acertada”.
"Tu entorno está entrelazo con cómo vives el día a día, es tu escondite para hacer de resistencia"
En el disco hay diversas colaboraciones, todos los artistas le dijeron que sí a la primera. “Aquí nadie se ha llevado nada, lo han hecho por generosidad absoluta”, confiesa David. “Marinero sentimiento” es junto a Raúl Querido, con quien había estado en El Pardo. “Hay una parte muy hablada en tono grave al principio, me acordé de que en El Pardo él hacía la parte de spoken word y yo chillaba por detrás. Al principio estaba concebida para cantarla entera yo, con lo que surgió en la grabación”.
En “Historia Universal” Ripoll hace una referencia a la letra de “John Wayne” (Los Enemigos) y recordó que Camellos habían hecho una colaboración con José de Santiago, de Los Enemigos. “Me parecía guay que cantará Paco [Frankie] en “Historia Universal”. No sé si alguien pillará el guiño”. En “Humo y heridas” colabora Algora. “Creo que es una de las canciones más melódicsa. Pensé que el timbre de voz de Algora iba a embellecer mucho todas las partes y la ha mejorado mucho”. Por último, “Septiembre” es un tema en el que encajaba Olaya (Axolotes Mexicanos), a la que conoce desde antes de que empezará en el grupo.
Para encontrar el sonido y estilo musical ha habido una clara inspiración en cantautores y cantantes de rock latino. En el caso de el estribillo de “Marinero sentimiento”, Ripoll quería mezclar a Fontaines D.C. con Los Rodríguez. “Era esa idea loca de querer mezclar los dos mundos”. Una influencia en el disco ha sido Rafael Berrio, que empezó a escuchar durante la pandemia, se sintió identificado con su manera de narrar las cosas. “Vi que tenía una habilidad increíble para ser narrativo, utilizar metáforas y ser poético. Me pasó igual con Alberto Montero”. Empezó a escuchar música que antes había ignorado y empezó a cobrar forma la manera en la que quería crear canciones. “Tomé ese rumbo y toda esa parte empezó a cuajar mucho en mi cabeza, empecé a componer con la guitarra española y a querer acercarme a ese universo. Me imaginaba las canciones con otro tipo de arreglos, que no fueran solamente la guitarra y la distorsión. Empecé a tirar del hilo y descubrí ese universo”, explica el cantante.
Y, ¿qué es “El Sueño Fantasma”? Empieza con “Podemos seguir” que, para Ripoll, define mucho el mensaje que se va a encontrar a lo largo del trabajo. “Me gusta empezar con este tema porque cabe lo que hay en el resto del disco. Hay un pop más clásico con los arreglos de violines y cuerdas. También hay canciones del sol, las mareas, el amor, el desamor y los clichés de toda la vida. Pero empiezo a mezclar el desencanto individual que vas sintiendo en el día a día, por una especie de futuro que has proyectado y que no termina de concretarse. Entremezclo la experiencia individual con cómo afecta lo colectivo a esa experiencia individual. Tu entorno está entrelazo con cómo vives el día a día, es tu escondite para hacer de resistencia”. La canción que da título al álbum habla de la vivencia sobre las experiencias individuales y colectivas en la ciudad. “El fragmento y la foto de todo ‘El Sueño Fantasma’ es el futuro que habías proyectado, que no se termina de concretar y que todos buscamos que lo haga. Hay un momento en el que no sabes si es una cosa que nos hemos inventado a lo largo de los últimos años o realmente estaba ya ahí. En esto escarban varias de las canciones del disco. Quizá en mis proyectos anteriores he escrito desde el yo, pero ahora mezclo el yo con el nosotros. Creo que hay una experiencia compartida que todos tenemos en la cabeza y sabemos el espacio que ocupa en nuestra fatiga del día a día, esa especie de runrún y soledad que arrastramos por no acabar de tocar ni alcanzar ese sueño fantasma”, remata el cantante.
En su directo se verá un grupo más guitarrero. “Es el terreno en el que nos sentimos más cómodos. Incluso las canciones más tranquilas, estarán más aceleradas y con más intensidad de guitarras”. Aunque para los siguientes directos quiere evolucionar y diferenciar aún más el disco del directo, no plasmarlo tal cual. “A lo mejor me traigo la guitarra española a la siguiente gira, quién sabe”, concluye Ripoll.
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