Su grupo La Alta Escuela, que debutó en el 99 con el magnífico “En Pie de Vuelo”, estaba integrado por Juanma, Dj Randy y un tal Toteking, firmando un álbum que se convirtió en un manual de estilo a la hora de cómo rimar y sobre qué rimar. Con “Caleidoscopio” y “Luces de Neón”, sus álbumes de 2004 y 2006 respectivamente, alcanzó uno de los picos de su carrera. “El Juani” le echó abono al campo y muchos raperos contemporáneos comieron de sus frutos. Ahora lanza bajo el paraguas de Ruanda Records su nuevo álbum de estudio titulado “Buenos Tiempos”, producido íntegramente por el excelso productor cordobés Ciclo, un proyecto que critica el exceso de la era individualista y la inmediatez tóxica, pero sobre todo que apunta a una dirección clara: el amor por lo sencillo y la dignidad humana. Todo ello desde la atalaya de la madurez.
Hablamos con ellos en una tarde calurosa de junio. “Para mí el rap ya es algo indistinguible de la vida misma, me sigue gustando esta música, conecto con espíritus afines y eso es lo que más motiva, es lo que me ha movido toda la vida”, responde preguntado por el motor que le hace seguir tras más de 25 años. No solo en el álbum flota un discurso anti-individualista, también en su trayectoria y en los inicios del rap, donde la unión fue clave para la germinación de una escena: “Lo que siempre se ha valorado en la sociedad es el triunfo personal y que tú solo tienes que ser capaz de hacerlo todo, eso es un engaño, tenemos esa visión heredada del mundo anglosajón pero los triunfos humanos se consiguen con la colaboración con otras personas, no pisándonos entre nosotros”. Juani sigue escribiendo a mano en cuadernos, afirma que lo que más le molesta es la mala educación y apunta que “no es que la Cultura ya no importe tanto, es que lo malo se hace notar más que nunca con todos los altavoces que hay”, a lo que Ciclo añade que “ahora hay más ingredientes para que alguien se distraiga”. En “Venganza” rapea “el secreto de ser longevo es dar el doble teniendo la mitad de ego” y expresa: “Tiene que ver mucho con la juventud. El rap está influenciado por la cultura callejera desde el principio y lo que nosotros llamábamos competición, que no es más que autoafirmación para dejar claro que tú no eres cualquiera y tienes unas habilidades, pero uno no debe quedarse ahí, tiene que seguir su propio camino sin compararse con los demás porque a los 20 todo el mundo tiene muchas cosas que decir, pero a los 30 tu discurso tiene que decir algo más de lo que decía a los 20”.
“Los verdaderos triunfos se consiguen colaborando, no individualmente”
Además de compañero de grupo, el sevillano ha sido mentor de Toteking, como él ha reconocido en multitud de entrevistas. “Siempre ha sido una persona muy inquieta y conectada con la música que se está haciendo. Ahora que digamos se ha retirado quizás busca otras cosas que le ilusionen. Pero ha sido de los más coherentes y de los que más ha sabido llevar el envejecimiento en la música. Como él hay pocos”. Toteking ha logrado plenamente vivir de la música, Juani no tanto: “No tengo un sabor agridulce por no haber vivido de esto, ganas mucho dinero pero tienes que entregar muchísimo de tu persona y tu salud, tengo relación con muchos que sí lo han hecho y me alegra pero cada uno tiene su su camino y el mío es este desde hace doce años, donde he encontrado la libertad creativa combinando mi trabajo normal con la música y sin depender de que me escuchen ‘x’ personas”. Ciclo expresa que “donde menos alegría he visto ha sido en los camerinos del éxito, si vivir de la música es entrar en esa espiral, no lo veo claro”. Sobre el estado actual del contenido en las letras, el sevillano se muestra comprensivo: “Si tuviera 18 años tampoco diría nada o me plegaría a la moda de turno, no echo de menos que la gente diga más cosas sino que me sorprenda”.
Durante su época se criticó desde las nuevas generaciones que iban surgiendo el inmovilismo y la ortodoxia del género, así lo vio él desde dentro: “Desde afuera se percibía así, yo nunca tuve esa sensación, era algo muy simple, tú te juntabas con los de tu tribu y tu círculo ya está. Cuando entras en esos círculos estás de puta madre pero cuando estás fuera hace mucho frío. La gente que vino después ya se encontró esos círculos establecidos y llegaron a un entorno cerrado donde nadie entraba o porque no lo conocían o porque no le gustaba lo que hacía. Eso ocurre en todos los sectores de la cultura y del mundo en general. Entiendo esa frustración y ese coraje pero al final el tiempo pone a cada uno en su lugar, el que ha tenido que llegar ha llegado y el que se tuvo que ir se ha ido. Nada es eterno”.
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