Motores a cien
EntrevistasJunkie Xl

Motores a cien

Joan S. Luna — 04-10-1999
Fotografía — Archivo

Junkie XL. Tom Holkenborg se ha cortado aquellas largas y rizadas melenas que otrora le caracterizaron. Le tengo ante mí, dando un sorbo a una cerveza española y saludando con simpatía. Se levanta y me abraza, como si me conociese de toda la vida, como si intuyese que «Big Sounds Of The Drags» (Roadrunner/Mastertrax, 99) se ha convertido en uno de mis discos de la temporada. Sólo que se equivoca. Su segundo álbum me parece inferior –solamente algo- a aquel «Saturday Teenage Kick», sólo que resulta más variado, con más matices. Supongo que, en todo caso, Holkenborg andará muy contento con él. «Este es el álbum que definitivamente quería hacer. Cuando giramos con el primer disco eché en falta algunos elementos musicales en la música de Junkie XL, quería algo con una visión más amplia y eso es lo que he buscado en el nuevo disco». Entiendo esa variedad, ese cúmulo de influencias que se pasean por el álbum. Desde el breakbeat a los setenta, mucho groove vamos. «Cuando estás de gira llevas un montón de discos en el autobús para escuchar todo el día. No sé que me pasó, pero empecé a escuchar música de los sesenta y los setenta, a los Byrds, los Beatles, Pink Floyd o los Beach Boys. De repente lo encontré muy interesante y empecé a analizar cómo trabajan en su música, en lo abiertos de mente que eran. Eran muy experimentales en la producción, con baterías giradas, con orquestas, con música indie. Me gustó esa forma de trabajar y decidí adaptarlo al final de los noventa». Adaptado está. Porque Junkie XL se ha convertido en algo más y en algo menos. Algo más ecléctico y algo menos rockero, por mucho que las herramientas electrónicas sean más o menos las mismas. Y es que Holkenborg tiene claro lo que pretende: crear canciones. De ahí que la mayoría de sus piezas anden sobre los cuatro minutos de duración. «Si haces un buen tema de pop o rock, te das cuenta de que, después de tres minutos, la canción ya no tiene nada más que decir, así que no vale la pena alargarla. Pero los temas dance pueden ser más largos porque puedes ir contruyéndolos despacito, pasan unos minutos hasta que das con los coros, pero siempre llega un momento en el que la canción te dice que se ha acabado, que si la alargas ya no funcionará. Por ejemplo, «Future In Computer Hell» encaja en su duración, porque se va construyendo despacito. Cada tema requiere su tiempo…». Ahora quizás solamente quede apuntar que la formación de Junkie XL ha cambiado, esencialmente porque los músicos que, años atrás, acompañaban a Holkenborg han vuelto a sus bandas originales. Todos excepto ese Rudeboy que ha apostado por seguir compartiendo su tiempo entre Junkie XL y Urban Dance Squad. «Sigo trabajando con Rudeboy porque es un performer muy bueno. Muchos grupos electrónicos trabajan con varios vocalistas invitados en sus discos y, cuando van de gira, no pueden tener a Noel Gallagher sobre el escenario. Se ven obligados a hacer samples con esas partes, mientras que yo prefiero tener a un Rudeboy de carne y hueso sobre el escenario, a un performer que sabe como rapear y cantar… esa es la diferencia». Sí, esa es una diferencia importante.

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