MONOPOLIZANDO LA RIMA
EntrevistasEl Imperio

MONOPOLIZANDO LA RIMA

Redacción — 08-03-2000
Fotografía — Archivo

Los detractores del hip hop nacional poseen un limitado, pero omnipresente, catálogo de objeciones: vulgaridad, obsesión por el tamaño del ombligo -o de las gónadas-, chulería barriobajera cansina, linealidad argumental... de acuerdo, no es oro todo lo que reluce, pero estas líneas de la conversación que mantuvimos con el imperio no dejan de ser una sorpresa. Pies bien asentados en el suelo, capacidad autocrítica y un breve pero sincero análisis del hoy por hoy en nuestras rimas.

Ives Nsombolay (Sr. Tcee), cincuenta por ciento de El Imperio (la otra mitad: Zar, también Kreyente), parece tener las cosas claras. «Si ahora algún grupo hablara también de Monopolio sería buena señal. Claro que es bueno que otra gente, otros sellos se asienten. Nos conviene a todos que haya más sellos y siga saliendo gente, porque nos ayudamos unos a otros». De todas maneras, la elevada cuota de mercado de Zona Bruta (CPV, Ari, Frank T, VKR, La Mala, El Meswy, Mr. Rango) sirve para justificar un título –«Monopolio»- que más parece un festín, pura celebración, que un arrebato de soberbia. «Engloba todo... si yo quiero estas cosas para mí, también las quiero para mi familia, y toda la gente que sale en el disco son familia mía». Una familia amplia y en crecimiento cuyo mayor índice de consanguinidad se encuentra en VKR. Los de Torrejón no moverán ficha en los próximos meses, por lo menos a nivel de bloque, aunque sí por separado. Este disco es muestra de ello, de un permanente estado de alerta compositivo. «Zar y yo tenemos buena conexión, estamos todo el día haciendo música y decidimos ponerle letra. Somos peña que queremos dedicarnos a esto, nos gusta nuestro trabajo que es hacer discos. Este es un trabajo paralelo, de hecho los demás están también haciendo cosas por su cuenta, pero VKR seguiremos haciendo discos juntos». Un trabajo que todavía no asegura el pago de las facturas. El dinero es importante, sí, pero la devoción hacia la música permanece intacta. «Estamos intentando vivir de esto... pero no es tan fácil como parece. Yo dejé mi curro hace un año más o menos y todavía me rasca la cuenta ¿sabes?... se ven mejor las cosas y cada vez está mejor pero a mí me daría lo mismo. Si hago un concierto por cincuenta mil está dabuti, si lo hago por veinticinco mil, está dabuti... si me he ganado un talego por hacer esto, pues bien, aunque tuviera que estar currando en la fábrica». El caso es que «Monopolio» se queda a medias. Alegre y colorista -nada que ver con la arrastrada oscuridad de VKR- no brilla en los textos ni engancha como otras producciones de sus protagonistas (Ari y La Mala, por ejemplo) pero sirve para documentar las capacidades literarias y musicales –quizá aún por pulir- de sus autores. «Escribimos mogollón de cosas, yo tenía letras más políticas y morales, pero no me identifico del todo con ellas. Sí me identifico con lo que he dicho en este disco. No puedo hablar de Serbia porque no sé lo que hay, por eso hablo de lo que conozco. Tampoco me mola remover mierda, ya hay muchos que lo hacen». Esa realidad tan cercana –que puede perder sentido para aquel que no la viva de primera mano- busca empatizar y –esto sí me parece un dato- entretener. Esta declaración de principios, inédita que yo sepa en el mundo de la rima española, parece la clave definitiva para entender este proyecto. «La música es para entretener, al menos eso creo yo. Paso de poner un telediario y que me dé un bajón y luego poner un disco y que me dé más bajón todavía. A mi me mola hablar de las inquietudes que tengo ahora». Precisamente por eso no debe desdeñarse la posibilidad de sobredosis de realidad suburbial en la lírica nacional. Digo yo. «Hombre para eso está la variedad; si quiero escuchar algo que me eduque un poquito me pongo a Frank T... si quiero escuchar un poco más de marchuki me pongo a 7N7C... si quiero vacileo super lírico fuerte me pongo a los Violadores... eso es lo bueno de que cada uno vayamos a nuestro rollo». Pero siempre juntos. En el disco nos encontramos los cameos de Kultama, F. J. Ramos y Poison de VKR; Nafri y Jota de CPV; Ari y La Mala y de Africa y Amor, estas últimas incorporando cálidas voces soul en tres de los trece cortes del disco, algo que ya hiciera Meswy en su «Tesis Doctoral» (Zona Bruta, 97). «Antes no nos gustaba nada, pero según vas escuchando música te das cuenta de que mola... buscábamos dos voces negras de auténtico soul que adornaran esas canciones y queríamos que quedara bien hecho». Monopolios, Imperios... esperanza más que triunfalismo gratuito. «La verdad es que todavía nos queda bastante... deberíamos tener un crecimiento más grande, pero la verdad es que es pobre. Ahora estamos empezando a conocer las distintas ramas del hip hop. Se está mejorando mogollón, los discos empiezan a sonar bien pero seguimos un poco atrás. Sabemos que el castellano es un idioma que abre muchas puertas... tenemos un buen futuro». Es lo que hay.

«Monopolio» está publicado por Zona Bruta/Dro.

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