MEJUNJE ARRABALERO

DANI NEL·LO Y LA BANDA DEL ZOCO estrenan nuevo disco y encima producido por ellos mismos. No hay mayor verdad que la de nadie conoce mejor lo que tiene en la cabeza que uno mismo, así que para qué buscar fuera lo que ya tienes en casa. «El hecho de producirnos a nosotros mismos nos ha dado una vidilla que te cagas y hemos conseguido acercarnos más al sonido que te cagas. Es un trabajo que conviene escuchar también con cascos porque pasan muchas cosas que si no estás atento no las oyes. En el primer disco apuntábamos en muchas direcciones porque queríamos abarcar mucho además era el resultado de dos años de recopilar temas. Este se ha compuesto y grabado en ocho meses». Pero echemos la vista atrás. La primera impresión que tuve al hablar el pasado año con ellos era que algo olía a chamusquina. Una buena parte de la vida en la carretera, viviendo de la música y todavía no se han quemado. Hoy, en mi segunda entrevista con los Del Zoco, tengo la misma impresión. Nel.lo y sus muchachos andan muy frescos. Debe ser algo patológico. «Muchas veces se toca, no lo quieres, sino lo que puedes o lo que tu coco te deja tocar. El hacer música es ir ganando terreno al silencio. Eso lo has de hacer buscando tu identidad y el sonido que realmente quieres. Pero todo esto no lo haces de una tacada, no dices ¡ahora voy a hacer el disco de mi vida! En este disco sí que nos hemos acercado más al sonido que tenemos en la cabeza». Tras su fichaje por el Alavés, Salinas soltó aquello de «¡estoy hecho un chaval!». Julio sigue siendo el más grande y sigue teniendo la ilusión de un aprendiz. Lo de Nel.lo resulta algo parecido. «En la grabación no solamente importaba el resultado; además de ganar nos importaba disfrutar jugando. A veces cuando tienes un productor que no eres tú te abandonas un poco a él, y nadie mejor que uno para saber lo que realmente quiere. Lo mejor que definiría este disco es garra y entusiasmo. En ningún momento sentimos presión de ningún tipo. Piensa que cuando grabamos nuestras maquetas ya tenemos claro por dónde va el tema, puede variar el sonido pero no la idea». Contentísimos con Edel, su nueva discográfica, se van a grabar a unos estudios en plena montaña y encima mezclan cuatro temas en Nueva York con el saxofonista de Los Lobos. El resultado es lógico: «Derechito» uno, «Crápula» dos. «El proceso ha sido más artesanal e íntimo. Edel nos ha dado vía libre y hemos hecho lo que nos ha salido de las narices. Enviamos una maqueta hecha en nuestro local al saxofonista de Los Lobos y nos llamó. Decidimos mezclar cuatro temas con él y Steve Berlin en Nueva York y fue la hostia. En principio íbamos a mezclar todo el disco, pero estaba de gira y no había tiempo material. La experiencia con él fue muy interesante, piensa que él viene de un background similar al nuestro aunque más estricto. Allí vimos una forma de trabajar muy interesante, que básicamente es el concepto yanqui: si algo funciona, funciona bien, no preguntes el porqué. Y eso es cierto, a veces tiendes a cambiar cosas que ya están bien tal como están. Dani llevó un tema con dos solos de saxo y nosotros nos pusimos a escoger. Cuando lo oyó Steve Berlin dijo ¡porqué escoger, vamos a poner los dos! Así se quedó y así era su forma de trabajo. Aquí somos demasiado asépticos cuando grabamos discos. El reto también era el de que estos temas mezclados en NY no desentonarán respecto al resto y lo hemos conseguido».