“Abrazar el heavy metal ha sido una de las cosas más honestas que hemos hecho como banda”
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“Abrazar el heavy metal ha sido una de las cosas más honestas que hemos hecho como banda”

Luis Benavides — 15-09-2025
Fotografía — Germán Blanco

Ante la insaciable voracidad del capitalismo y el auge del neofascismo, Medalla proponen un afilado disco de heavy metal bañado en satanismo combativo.

Se titula “Música Máquina” (Estudio Mazmorra, 25) y rompe con el pasado digamos indie rock del cuarteto. Hablamos de todo esto con Eric Sueiro y Josep Peris, cantante-guitarra y bajista de la banda respectivamente.

Los barceloneses Medalla mantienen un muy meritorio ritmo: cinco largos en ocho años. “Siempre digo que lo de King Gizzard no me parece ninguna proeza. Si mi único trabajo fuera hacer música…”, asegura desafiante Sueiro. Cuando hablamos, poca broma, los de Melbourne llevan ya veientisiete discos de estudio en apenas quince años. Peris asiente con solemnidad: “Me lo creo, Sueiro es una máquina de crear canciones; seguro que tiene un sexto disco escondido en una carpeta de Google Drive”.

Sea como sea, su último trabajo hasta la fecha es “Música Máquina”, un disco de heavy metal con actitud punk y puntería pop que supone otro importante giro en su carrera. Y digo otro porque la banda que completan el batería Marc López y el guitarrista Joan Morera siempre se ha caracterizado por sus ganas de estirar la cuerda de su creatividad para ver hasta dónde podían llegar. Así, después de su álbum más heterogéneo hasta la fecha, “Arista Rota” (21), y un disco conceptual alrededor de la pérdida, el oscuro y sentido “Duelo” (23), el cuarteto ha decidido entregarse a uno de sus géneros favoritos: el heavy metal. “Acabábamos de grabar ‘Duelo’ y cuando volvimos a quedar para ensayar, estábamos hablando y Peris dijo que molaría hacer un EP metalero”, recuerda Sueiro, que se vino arriba y planteó hacer un disco entero.

“Ahora mismo no sé qué haría Satán, pero la peña está haciendo cosas bastante más chungas”

Así surgió la idea de “Música Máquina”, cuyo llamativo título “hace referencia a la contundencia de las canciones y al mismo tiempo pretende ser un grito de urgencia”, explica Sueiro. “Este disco nació también de las ganas de hacer música para enfrentarse a esta máquina llamada capitalismo que lo devora todo y no deja nada a su paso”, añade el cantante y letrista, quien carga con su rabiosa prosa contra la religión como dogma incuestionable, contra el culto al trabajo que esconde explotación (“para sorpresa de nadie seguimos siendo pobres”) y contra el fascismo (“el racismo se blanquea, la homofobia es su bandera”).

Medalla era esa banda que quería cubrir el espacio imaginario entre Judas Priest y El Columpio Asesino, o al menos eso decían. Ahora se arriman más a los primeros, la banda encabezada por Rob Halford, y el movimiento se antoja natural, para nada estrambótico. “Sentía que quería volver al punto de partida, a enfrentarnos a un disco como si se tratase de un álbum debut. Hacer las canciones lo más directas posibles y que pusieran al oyente a prueba, que sonasen con mucha garra y no te dejasen bajar la guardia”, cuenta el cantante de una banda con ganas de seguir explorando esta nueva senda. “El heavy metal siempre ha sido una parte esencial de Medalla —continúa— y creo que abrazarlo ha sido una de las cosas más honestas que hemos hecho hasta ahora como banda”.

Para Peris, el menos heavy de la banda, este giro supuso un interesante “reto” en lo estrictamente instrumental. “Me encanta haber hecho esto y, de hecho, el otro día en la furgoneta escuchábamos el disco de pe a pa, en silencio, alucinando. Lo he disfrutado muchísimo”, comenta un bajista (y trompetista) encantado con las ampollas que pueden levantar las letras irónicamente satánicas del disco entre los intolerantes y los nostálgicos. “Ahora mismo no sé qué haría Satán, pero la peña está haciendo cosas bastante más chungas”, se pregunta con sarcasmo.

Con un nuevo bajo para afinaciones más graves, un doble pedal y nuevas pastillas, los chicos de Medalla volvieron a encerrarse en el estudio Maik Maier de Barcelona con Sergio Pérez (Svper), una pieza clave en su discografía. “Hemos grabado con los mismos amplificadores Fender Hot Rod, no hemos utilizado ningún Marshall ni un Mesa Boogie”, aclara Sueiro, que quería huir de la típica producción metalera y mantener la esencia ‘medallera’ en todo momento.

Cuando no vives de la música, bromean, “te puedes permitir toda esta valentía”. Tampoco tienen que rendir cuentas a ninguna discográfica. “Música Máquina” es su segundo largo autoeditado desde Estudio Mazmorra, su sello DIY, y aseguran que ya no hay vuelta atrás. “Hubo algún momento de crisis, porque autoeditarse comporta mucho estrés, pero tomé perspectiva y comprendí que lo que me quemaría por dentro sería estar trabajando dos años en un disco y regalarlo a un sello que no lo tratase con el cariño que pensamos que merece. Nos ha pasado. Y a todo el mundo le pasa eso. Quiero decir, lo raro es que encuentres alguien que esté contento con su sello”.

Con “Música Máquina” se abre un nuevo horizonte para el cuarteto, encajado casi a la fuerza en la llamada “nueva escena indie de guitarras”, la generación de bandas surgida entre el debut de Carolina Durante y la irrupción de Alcalá Norte. “Siento que terminamos un poco en el indie por descarte. Nosotros siempre hemos tenido influencias que difieren de esa escena en concreto. Yo he crecido escuchando Black Sabbath, Judas Priest, Iron Maiden, Barón Rojo, Lujuria, Saratoga, Metallica o Thin Lizzy, por mencionar algunas bandas que me siguen influenciando y moviendo las entrañas aún a día de hoy; y creo que con este disco nos estamos abriendo a un nuevo público y a un nuevo circuito de salas y festivales a los que quizá antes no teníamos acceso precisamente por las etiquetas de las escenas musicales. Ahora mismo nos veo tocando más en un Barcelona Rock Fest que en otro tipo de festivales, la verdad”.

 

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