Once nuevos temas en el que también continúan indagando en los caminos de la poesía y el costumbrismo, sin dejar de buscar la inspiración en cualquier lugar, momento o referentes como, en este caso, el poeta José Corredor Matheos.
Seis años desde “La distancia”, ¿qué importancia tiene para la banda, sobre todo en la creación, el paso del tiempo?
Bueno, en el caso de McEnroe es algo que está bastante asumido que va a pasar, y que necesitamos que pase un tiempo entre un disco y otro, sobre todo para que pasen cosas y poder cantar sobre esas cosas que pasan. Así que es nuestro ritmo natural y, aunque sí que es cierto que al principio íbamos un poco más rápido, el grupo ha ido siempre muy supeditado al ritmo de nuestras vidas. Y por eso no teníamos prisa; cada pausa entre disco y disco es diferente, pero en este sí que ha habido algo un poco distinto. Porque cuando terminamos “La Distancia” había una sensación muy fuerte, como de haber llegado a algún sitio. No sabíamos muy bien a cuál, pero como un fin de etapa o de cambio de rumbo después de haber recorrido un camino, que nos había llevado a este cruce de caminos, o acantilado…o lo que fuese. Por eso teníamos claro que iba a pasar un tiempo hasta que diéramos el siguiente paso, en el que podía pasar de todo… Y bueno, lo que ha pasado es que llegó el momento, prendió la chispa, y, de una manera natural, como siempre nos sucede, fueron saliendo las canciones de este nuevo trabajo.
"Los veinte años de McEnroe son un poco engañosos, porque no tenemos un funcionamiento al uso como banda"
¿Es “La vida libre” el reflejo de todo lo que ha pasado en este tiempo?
Yo tengo siempre muy presente una frase de David Berman, el cantante de Silver Jews, y coincido mucho con él, porque decía que las canciones eran “como abrir ventanitas en el tiempo”, como que te asomabas ahí y veías un momento; yo creo que ese es un poco el resumen de lo que nos ha pasado estos años, y no sólo físicamente, sino también en nuestras cabezas. Ahora somos esto, con nuestras vivencias y nuestra forma de contarlo. Muchas veces, los cambios que hay dentro, y que tú los vives como algo muy evidente, e incluso brusco, a la hora de sacar las canciones, quien lo escucha no los llega a encontrar, o le sigue pareciendo que lo que hacemos suena igual que siempre, pero para nosotros este disco sí suena muy diferente a todo lo que hemos hecho…
¿En qué sentido?
Pues en muchos. En la forma de narrar las cosas, en los tiempos, en el tempo… pero no tan solo el tempo de la canción, sino el tempo en hacerla, en escribirla, en arreglarla, o en plantear la temática. Al final no dista tanto de lo anterior porque, si siempre te surtes de lo que te pasa en la vida, tampoco te van pasando cosas tan diferentes. Sin embargo, a lo mejor no soy capaz de describirlo muy bien, pero hay un cambio; y además, en el tema musical ahora está Jimi, que ha aportado nuevas sonoridades, hay nuevos instrumentos, hay teclas, hay otros caminos... Hay una palabra que da mucho miedo cuando hablas de música, y no sé por qué, como es “adulto”, que a mí personalmente me dan más miedo palabras como cool o sold out –sonríe- pero este es un trabajo, si quieres llamarlo más maduro, adulto, o templado, y creo que por ahí va la cosa.
Ahí se notan los veinte años de banda también, ¿no?
Me imagino. Pero los veinte años de McEnroe son un poco engañosos, porque no tenemos un funcionamiento al uso como banda… que tampoco sé cómo funcionan todos los grupos ¿eh? Pero nosotros vivimos en ciudades diferentes, aunque a veces coincidimos todos en una, y cada uno tiene su vida y somos una banda amateur. Eso no se nos ha olvidado nunca. Aunque tengamos nuestros conciertos y hagamos nuestros discos, el grupo es para todos un refugio muy bonito que nos ayuda a vivir, y que completa nuestras vidas. Por eso queremos cuidarlo y mantenerlo así.
En la nota de prensa hablas de que, en un momento dado, aparecen “las canciones libres y claras”. ¿Te refieres a que, en McEnroe, nunca se fuerza la situación ni los tiempos para crear o para grabar?
Bueno, es que aparecieron así, y yo al menos no entiendo que suceda de otra manera. Siempre hay algo, y siempre tienes maquetas y cosillas por ahí, pero no sabes por qué, un día te levantas y dices “bueno, voy a grabarlas y voy a poner en marcha esto, vamos a hacer un disco”… y esa libertad de no forzarlo, de no haber tenido nunca una reunión para planificar plazos es lo que hace que sucedan las cosas. Y en esta ocasión todo germinó de una manera muy libre, como si nosotros no lo hubiésemos decidido, sino que, simplemente, era el momento y así lo vivimos.
“Pocos ensayos y muchas cenas con vino”. Me encanta esa frase que dice mucho sobre la amistad en McEnroe…
Es que McEnroe siempre se ha basado en lo mucho que nos gusta estar juntos. Siempre cuento de coña, que no es tanta coña, el rollo de que hay un montón de veces que vamos a ensayar y no ensayamos… y si encima ya ensayamos poco, imagínate (risas). Y esta vez hicimos eso que nos gusta tanto, que es coger una casa por ahí lejos, o buscar un estudio que nos permita estar juntos, y disfrutar de ese momento de hacer el disco, y que sea algo más que ir a grabar. Así que nos fuimos a Arenas de Iguña, al estudio de Brian Hunt, que cumple un poco con todos esos requisitos. Y la verdad es que fue muy bonito y casi de lo que más nos acordamos es de esas conversaciones alrededor de la mesa, hablando de música, de nuestras vidas…
Me hablabas de que habíais grabado con Brian Hunt, pero luego el disco lo ha producido Jaime Arteche Limousin, y lo ha mezclado Raúl Pérez. ¿Cómo han ido madurando las canciones en ese tránsito de Cantabria a Donosti y Granada?
La verdad es que, a mí por lo menos, se me ha hecho muy largo. A la banda siempre nos ha gustado la inmediatez, y tenemos mucha confianza en los primeros impulsos, y en quedarnos con lo que nos sale, porque no nos gusta dar muchas vueltas a las cosas, y casi nunca mejoramos lo que nos sale en un principio. Y esta vez ha sido mucho tiempo, sobre todo por los tiempos que tienen que ver con las necesidades de nuestras vidas particulares, más allá de la música. Además, también están los tiempos que te marca la discográfica, y al final ha sido un año entre una cosa y otra, y le hemos dado demasiadas vueltas a las canciones. Pero luego es bonito cuando llega ese momento de los primeros adelantos y de empezar a compartirlos con la gente, y ver que los temas, permíteme el tópico, ya dejan de ser sólo tuyos, y los empiezas a escuchar de otra manera… yo ahora escucho “Una amapola”, y me suena diferente a cuando la hicimos. Y eso es algo que nunca nos había pasado.
“El peligro más grande es convertir algo que te hace mucha ilusión, que te ayuda y que lo tienes como un tesoro, en tu forma de vida”
Una curiosidad: ¿Qué importancia ha tenido en este disco el poeta José Corredor Matheos?
Durante este tiempo que ha habido entre discos conoces muchas cosas, ves películas, hablas, te pasan cosas… y a mí me gusta mucho leer poesía, y con los textos de José Corredor Matheos se me despertó algo, y coincidió con la idea de comenzar a darle forma al disco, y en aquella época la lectura de sus textos me hizo mucha compañía. Así que, por eso hay en “El jardinero” algunos versos suyos, que me inspiraron mucho. Y tenía la necesidad, o mejor dicho, la obligación de decirlo, de nombrarle y de hacerle partícipe. De hecho, José Corredor Matheos tiene creo que 92 años, e hice todo lo posible para poder hablar con él y explicarle lo importante que había sido en el disco, porque me hacía mucha ilusión que quedara constancia y reivindicarlo. Fue bastante tierno hablar con él para pedirle permiso para utilizar uno de sus poemas, explicarle quiénes éramos McEnroe… Es que, en cuanto a las letras de “La vida libre”, las grandes inspiraciones han venido de los poetas y los libros que he leído en este tiempo, y como te digo, él ha estado muy presente.
Y ahora que el disco ya está en la calle, ¿Cómo os planteáis el siguiente paso? ¿Estáis preparados para volver a ensayar y preparar los directos, o es casi una faena?
(Risas) Hombre, una faena no, está bien que se mantenga eso. Pero sí que es una mezcla como de responsabilidad, de ganas, de miedo… y sobre todo, un gran reto que nos hemos marcado, que es presentarlo el 28 de diciembre en el Kafe Antzokia. Nos hace mucha ilusión que sea aquí en casa, donde suenen por primera vez estas canciones, y ahora hay que prepararlo bien, y seguro que cuando vaya acercándose el momento, será como cuando éramos jóvenes y nos poníamos nerviosísimos antes de los conciertos…
Pero es que ese nervio no se debe perder nunca ¿no?
A mí me daría mucha pena perderlo. Yo ahora llevo un año y medio dedicándome sólo a la música, porque siempre había tenido otros trabajos, hasta que decidí intentarlo. Y es una decisión enorme y que tiene sus peligros. Y el peligro más grande es convertir algo que te hace mucha ilusión, que te ayuda y que lo tienes como un tesoro, en tu forma de vida. Y ahora tengo miedo de que se convierta en eso, y que lo viva de otra forma, porque yo no quiero vivirlo de otra manera, quiero vivirlo como algo especial. Tengo miedo a la rutina, a que me dé igual ir a tocar a no sé dónde, o ir a tocar no sé cuándo… o que me dé igual sacar una canción que no me haga mucha ilusión, o tener que hacer un disco porque toca, o porque si no lo hago no voy a hacer giras… Yo quiero hacerlo porque me salga y tratar de mantener la ilusión. Pero bueno, creo que era un salto que tenía que dar. Y cuando das un salto, siempre existe la posibilidad de no llegar a la otra orilla.
Pero bueno, el riesgo es lo que nos hace avanzar muchas veces…
Eso es. Además, tampoco quería no haberlo intentado nunca. Y ahora, como te digo, lo importante es consigues vivir de ello, haciendo algo que me apasiona, y viviéndolo con la misma pasión. Lo que sí tengo muy claro es que el día que no sienta algo por dentro con esto, lo dejaré.
¿Crees que es positivo que haya gente como McEnroe, o como Ricardo Lezón en sus diferentes proyectos, que demuestren que se puede vivir de la música, haciendo las cosas un poco a la contra de lo que marca el sistema actual?
No sé. A mí no me gusta llevar ninguna bandera, yo hago las cosas de esta manera, pero respeto todo. Que cada uno haga lo que le parezca bien. En mi caso, me gusta mucho el sitio donde estoy, y no necesito llegar a ningún otro lugar. No soy nada competitivo y lo que quiero es disfrutar de esto. Pero como te digo, hay gente que se dedica a la música de otra manera, o que tiene otra visión que también es perfectamente válida. Hay muchas maneras de vivir las cosas y, mientras no jodas a nadie, todas están bien.

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.