“Tenía muy claro que quería hacer un cambio estilístico dentro de mi carrera”
EntrevistasMaria Hein

“Tenía muy claro que quería hacer un cambio estilístico dentro de mi carrera”

Karen Montero — 30-06-2025
Fotografía — Archivo

Atrás queda la nostalgia de la música de Maria Hein. La artista mallorquina desenfunda en “Katana” (Primavera Labels, 25) su lado más empoderado y su interés vibrante por la cultura japonesa.

Influenciada por películas como “Kill Bill” y por el legado de las artes marciales de su padre, compone un disco que trata de desmarcarse de su pasado musical en el cual mezcla estilos bien distintos, desde toques de reggaetón (“Nonadas”) hasta música folclórica (“La Sibil·la”, “Geisha”) y J-pop, sin dejar de lado su sonoridad hyperpop. Una joya de álbum, el tercer de su carrera de apenas cuatro años, en el cual embarca a productores como Ferran Palau, Roots, Bexnil o Sr. Chen, que junto a Hein consiguen hilar perfectamente las diferencias sonoras del disco. Con un desamor vengado como tema principal, a ello se suman colaboraciones con Mushkaa, el guitarrista Camil Arcarazo y Lluís Cabot. Una maduración supersónica de la mano de lo tradicional y lo urbano y un homenaje a su padre y el amor que éste supo transmitirle por la cultura japonesa.

¿Qué es lo que te conecta con la cultura japonesa?
Siempre me había sentido muy atraída por la cultura japonesa y su música, pero no sabía por qué. Meses antes de empezar este disco, me di cuenta de que compartía esta conexión con mi padre. Él siempre ha sido un fanático de la cultura japonesa y de las artes marciales, y de pequeña me habían apuntado a clases. En casa teníamos dos katanas. Estuve pensando y me di cuenta de dónde venía. También vi “Kill Bill” y me obsesionó. Es una película que tiene muchas cosas que me gustan y me representan. Estuve revisando fotos y encontré una de mi padre de adolescente en su habitación llevando un kimono de karate y detrás aparece un póster de Bruce Lee. Decidí continuar escribiendo canciones inspirada en “Kill Bill”, pero también como homenaje a mi padre y lo que nos conecta.

“Geisha”, “Katana” o “Ninja” son conceptos que relacionas con una ruptura amorosa. ¿Cómo ha sido conectar estos conceptos con un tema tan universal como una ruptura?
Cuando componía las canciones iba pensando en figuras de las artes marciales o figuras tradicionales japonesas como la Geisha. Siempre han estado súper mal vistas, pero para mí no. Soy un poco friki y miro muchas películas sobre esto. “Memorias de una geisha” me marcó mucho. Quería reivindicar esta figura para empoderarla. Entendí que ser geisha no es fácil: te ponen muchos problemas, tienes que saber hacer muchas cosas y siempre estarás mal vista. “Ninja” habla de un amor imposible porque esta persona dedica su vida a matar a gente y yo no quiero a alguien así a mi lado. Es un amor imposible de verse a escondidas, de hacerme daño y no querer algo así. Quería tomar estas figuras universales y traerlas a canciones de amor o desamor o una historia.

¿Hubo una semilla que hizo nacer al disco?
Recuerdo que al ver “Kill Bill” me encantó la figura de la chica empoderada. Me sentí representada y reflejada. Yo quería ser así y afrontar mis problemas de esa manera. Obviamente no matando, sino que quería matar todo aquello que formase parte de mí que tiene que ver contigo. Tenía muy claro que quería hacer un cambio estilístico dentro de mi carrera. Hasta ahora se me había visto como una tía muy sensible, dulce y nostálgica, pero también soy alguien con mucho carácter y me enfado, como todo el mundo. Cuando vi “Kill Bill”, pensé que yo también podría reaccionar como ella si me hiciesen algo así. Quería trasladar el concepto de la mujer empoderada en las canciones.

Y después de este inicio, ¿cómo seguiste el proceso de creación de este disco?
Fue un poco improvisado porque yo acababa de hacer el segundo disco. Empecé a hacer canciones como “Hana” y “Mochi de Sakura”, que salieron ahora hace un año. Empecé a trabajar con diferentes productores y me enriqueció muchísimo. Nunca había trabajado con productores que no fueran Ferran Palau o Sr. Chen. Me di cuenta de que todas las canciones que iba componiendo tenían un hilo conductor o hablaban con referencias de “Kill Bill” y este desamor con venganza, así que decidí darle forma. Pensé en un concepto que englobase todas las canciones que tenía en ese momento y se me ocurrió la palabra “katana”. Me gustó el concepto porque puede matar, pero también puede ser sensual. Físicamente es preciosa, pero a la vez es letal. Creo que son dos cosas que me identifican: elegancia y agresividad. A partir de aquí empecé a componer las canciones y a buscar fotos familiares. Mi padre murió cuando yo tenía once años y hay muchas cosas que puedo recordar, pero muchas otras ni se me habían contado. Pregunté a mi madre, a mis primos y a mi abuela de Alemania.

"He visto que es muy importante compartir tu música con mucha gente que admires"

Se van notando los toques de diferentes productores en cada canción. ¿Ha sido fácil trabajar con tantos?
Ha sido un poco complicado y estresante, pero ha ido muy bien. Tenía muy claro que no quería trabajar con muchas personas. Tenía miedo de trabajar con ocho productores diferentes y que el resultado fuera un “pegote”. Como he estado muy presente en esta producción siento que ha ido muy bien. Las ideas principales estilísticas de cada canción son mías y ellos me han ayudado a darle forma a estas canciones. Ha sido increíble trabajar con gente tan diferente, desde Kabasaki, uno de los primeros reggaetoneros de España de la Mafía del Amor y que admiro tanto, a Camil Arcarazo, que es músico y uno de mis mejores amigos. Son dos perfiles muy diferentes, y todos los otros productores están entre medias, como Roots, Jovedry, Joanlupi, Bexnil y Sr. Chen, me han enriquecido muchísimo.

Comentabas que esta vez querías hacer algo totalmente diferente, algo que no solo se ve en las letras de las canciones sino también en la melodía.
Quería que las melodías fueran diferentes a lo que había hecho en los anteriores discos. Hasta ahora, había hecho melodías mucho más sencillas, que no es malo, pero quería que estas fueran diferentes, jugando con gorgoritos y con melodías más tradicionales, aunque estuviera cantando un reggaetón, por ejemplo. Que hubiese pequeños giros que te hicieran persar en música más tradicional.

Es fascinante la conexión entre la cultura mallorquina tradicional y la contemporaneidad con canciones como “La Sibil·la” o la versión de “Alenar”, de Maria del Mar Bonet.
Estaba haciendo la gira del segundo disco y pensé en que quería hacer una versión. Tenía muy claro que quería hacer una versión de una canción de Maria del Mar Bonet, que es una de mis cantantes favoritas y me siento muy cómoda con sus canciones. “Alenar” es una canción impresionante y siempre la he cantado. Era perfecta porque junté las dos culturas, Mallorca y Japón, y también habla de la muerte: “dues portes tinc a ca meua, una per la mort”.

Tercer disco. ¿Qué enseñanzas te llevas por el camino?
Cambiar es normal. Cuando ves que otro artista cambia te preguntas por qué lo ha hecho. He aprendido a entenderlo viendo el cambio que he hecho en estos cuatro años de carrera. Como persona también he crecido. Además, he visto que es muy importante compartir tu música con mucha gente que admires, como lo he hecho en este disco.

¿Cómo preparas el show en vivo de este disco para los próximos conciertos?
Con muchas ganas. Será como una historia como el disco, pero también incorporaré canciones del primer y segundo disco. Un poco como “lo mejor de Maria Hein”. Este año llevo banda y bailarinas, y me hace muchísima ilusión.

 

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.