MAQUILLANDO LA REVOLUCION
EntrevistasMake Up

MAQUILLANDO LA REVOLUCION

Redacción — 05-07-1999
Fotografía — Archivo

A Make Up se les ha acabado el cuento. Ya nos convencieron, o por lo menos nos mostraron su revolución particular, y le pusieron música, desnudando progresivamente un estilo certero, que se iba quedando poco a poco sin elementos superfluos, pero también sin matices. ¿Qué les quedaba por hacer después de demostrar su creencia ciega en sus principios, y de meterse en el pozo que era «In Mass Mind»? Nada. O más bien su reverso: todo. Demostrar inteligencia, buscar matices y encontrarlos en el estudio, y añadir toques equitativos de cinismo y sinceridad a su discurso revolucionario. Porque, recordemos, la revolución implica movimiento constante. Lo contrario hubiese sido aceptado a pies juntillas por sus fans más entregados (que mira que hay), pero no dejaría de significar lo opuesto de lo que dicen que pretenden. De ahí que «I Want Some» (K-BOA, 1999) signifique un punto y aparte y un nuevo comienzo, recopilando sus singles inencontrables, y añadiendo los últimos que grabaron tras «In Mass Mind»: (Ian Svenonius, voz, pero que mucha voz, de Make Up) «Queremos hacer que el sonido de Make Up sea mucho más interesante, y para eso hay que tener mucho más cuidado con las producciones. «Sound Verite» y «In Mass Mind» se hicieron en cinco días, como los discos de Miles Davis, pero con un resultado mucho peor. Por eso hay que tomar nuestros discos anteriores como nuestro libro de instrucciones, y de ahí, vamos a empezar a explorar. Intentamos tener más respaldo de las voces, y darle más importancia a unos solos de guitarra muy psicodélicos, muy dinámicos… creo que por culpa de Jimi Hendrix». No deja de ser curioso que el campeón del aforismo-gospel, rectifique aquella máxima de que Make Up debían purificar su sonido cada vez más. «Lo hicimos. Pero una vez que lo conseguimos, ya estaba hecho. Por eso ha habido que buscar en otra dirección». Igual va a resultar que las bofetadas de seguridad en ellos mismos no eran tales, y que la medicina de «las vacaciones en el estudio con Royal Trux», les ha devuelto mucho más realistas. «Los discos de Royal Trux son siempre muy innovadores, aunque no sean todos buenos. Además, nosotros queríamos unos productores fascistas que no tuviesen en cuenta la opinión de la banda, y se impusiesen, porque, lo habitual ahora es tener productores que actúan como meros ingenieros y poco más. En Make Up hay una democracia, y queríamos que el productor la rompiese imponiendo su voluntad. Los grupos con identidades realmente fuertes, son producto de la mente de un productor, como los Sex Pistols, o el gilipoyas voluble de Bob Dylan». Desde luego, entre el torrente revolucionario desordenado de los Make Up de hace un año, y el torrente cínico de ahora mismo, hay muchas horas frente al espejo, reconociendo los propios errores, y aceptándolos en público. No sé si eso se llama revolución, pero seguro que, cuando publiquen su nuevo disco, en muy breve, consiguan salir del bache en el que estaban empezando a hundirse a base de tomar como bueno cualquier paso de una banda que debe dar mucho más de si. A esperar.

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