Los laberintos del jazz
EntrevistasAlcohol Jazz

Los laberintos del jazz

Redacción — 18-11-2002
Fotografía — Archivo

Aunque parece que la providencia ha sido poco generosa con Alcohol Jazz. Tres discos en prácticamente dos décadas se antojan un bagaje bastante famélico para una formación que se ha hecho fuerte en las barras de los garitos capitalinos. “Alcohol Jazz lo fundamos el trompetista Julián Rivero y yo –el que habla es Jacobo, saxofonista y filósofo de vocación- hace dieciocho años. Empezamos con el concepto de un grupo de amigos. Tocábamos en el Marx Madera, Las Mil y Una Noches... Al principio lo hacíamos por las copas, de ahí surgió el nombre. Se puede decir que no hemos surgido de otras bandas sino que paradójicamente hemos sido cantera de muchas formaciones.

“Se puede decir que no hemos surgido de otras bandas sino que paradójicamente hemos sido cantera de muchas formaciones”

Es el caso de Alfonso (guitarra) y Ramiro (batería) de Hechos contra el Decoro. Julián estuvo en Malarians. Hay gente que aterrizó en P.V.P.”. Si bien en sus inicios el repertorio se centraba en standards de jazz puro y duro, el giro a sonidos más accesibles se hizo de rogar. Finalmente el veto del público pudo más que el afán virtuosístico inicial. “Los tres o cuatro primeros años éramos más jazzeros, pero un día nos dimos cuenta de que aburríamos al personal. Fue cuando nuestros amigos nos dijeron que teníamos que ser más divertidos. Así que dejamos a un lado el virtuosismo e intentamos hacer un jazz más moderno y bailable con influencias de la psicodelia”. En una línea parecida a la de la Fundación Tony Manero, los gallegos The Groupfathers, Watch Out o Mama Funko, los madrileños achacan su tardío bautismo en el estudio a la falta de riesgo de las discográficas ante la música instrumental. “Música para un Guateque Sideral es el único sello que se arriesga un poco con Mastretta, Carlo Coupé y nosotros. En esta ocasión hemos contado con más tiempo y dinero. El primer disco era una recopilación de los mejores temas que habíamos sacado en los dieciséis años anteriores. Este trabajo es más concreto. Lo grabamos en tres meses y medio en Sub Sonic, un pequeño estudio de nuestro amigo Gerardo Calvo. La producción, al igual que en ´Persecución Implacable´, la hizo Ramiroquai (batería) que conoce perfectamente lo que queremos”. A diferencia de su antecesor la novedad llega con dos canciones en las que las voces hacen acto de presencia, en este caso de la mano de Dwomo en “No More Funk” y Lichis (La Cabra Mecánica) en “Misterio de los antivirus en el bar La Parada”. “Son amigos de Ramiroquai. Con ellos hemos grabado más material que saldrá en un próximo disco cantado dentro de cinco o seis meses”. Su intrusión en el séptimo arte llega con su participación en la banda sonora de un remake de la clásica “Atraco a las tres”, en este caso a las tres y media. “Aunque el score de la película lo hacía Paco Ortega a Raúl Marchand, el director, le encantó nuestra música”. ¿Y a quién no?

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