¿Cuánto tiempo te ha llevado dar forma completa a "Terra II"?
La idea la tenía en la cabeza desde hacía tiempo, y el primer tema del disco lo hice años atrás porque me parecía un nuevo sonido en el que quería profundizar. En base a ese tema monté una historia que es el hilo argumental de “Terra II”, e intenté presentar las distintas escenas en cada canción. Creo que lo pesado del disco lo hice en unos seis meses, la composición fue muy natural. Pero a la hora de mezclarlo y masterizarlo eso ya fue otra historia. Realmente lo he hecho todo desde el inicio hasta el final, (excepto “The Rising” que es una colaboración con Christian). Y ha tenido su parte buena y alguna otra no tan buena. Ha habido que sudar mucho debido a no tener ningún apoyo por parte de discográfica alguna.
¿Has dado con el disco que querías hacer?
Totalmente. Pero ya ha pasado más de un año desde que lo acabé y ahora estoy en otro sitio, de nuevo. Con ganas de empezar de cero otra vez. Pero realmente siempre había querido hacer un disco a mi manera de principio a fin y eso es exactamente lo que es “Terra II”.
¿Cuáles de tus objetivos has cumplido con este disco y en cuáles crees que has fracasado?
Creativamente, he cumplido el poder hacer lo que me ha dado la gana sin tener que dar explicaciones a nadie hasta decir "aquí está". Y eso es lo que más me ha aportado de esta experiencia. Fracasado, bien, no soy demasiado bueno con todo lo que no sea hacer música... así que no me ha sido posible conseguir un acuerdo con discográficas, distribuidoras o algo que hiciera llegar el disco al máximo número de gente posible.
¿Qué crees que tiene tu música que la haga distinta a compañeros de generación?
Pues que, y ese ha sido el principal problema a la hora de intentar distribuirla, es inclasificable. Para los de electrónica era demasiado indie, para los del indie, demasiado electrónica. Y es que se mueve entre lo acústico y lo electrónico, entre el indie-rock y el pop, lo melódico y la asonancia… pero, en fin, lo único que puedo decir es que de verdad suena a mí.
¿Y qué crees que puede tener de española o de catalana?
Mmm... creo que nada. Desde pequeño he escuchado mucha más música extranjera que autóctona y eso, a pesar de sus partes buenas, ha creado cierto déficit en mi interpretación de la música de nuestro país. En este sentido he ido mejorando durante los últimos años, pero mis referencias están más bien fuera.
¿Has tenido algunos referentes claros a la hora de crear este nuevo material o por contra has intentado abstraerte de influencias?
Bueno, siempre he sido demasiado fanático de Radiohead y eso, por mucho que intente encontrar mi sonido, siempre estará ahí. Referencias concretas, sobre todo de sonido han sido de Nigel Godrich (productor de “Kid A”, “OK Computer”, “Hail To The Thief”... e integrante de Atoms For Peace) y el “Fin” de John Talabot. Ambos me pillaron en el momento de hacer mi propio disco y los escuché miles de veces mientras componía. El primero por su increíble manera de repartir el espacio y de mezclar los sonidos acústicos con los electrónicos, y el otro porque generó un sonido totalmente nuevo en la electrónica que me enganchó desde la primera vez que escuché “Depak Ine”.
¿Has aprendido más en Canadá que en Catalunya o todo lo contrario?
En Canadá he aprendido a moverme, en vez de mezclar o componer. Era una experiencia necesaria que ya debería haber hecho años atrás y que ha abierto un montón de puertas para mi futuro. El inglés es casi tan necesario como el aire, y poder entenderse con cualquier persona del planeta era algo de cuya importancia no era consciente antes.
¿Cómo ves la escena actual catalana desde la distancia?
En el indie bien, Manel han devuelto parte de un orgullo por la música popular o tradicional catalana que hacía falta después de que el rock català estuviese muy pasado de vueltas ya. Eso ha generado que otros grupos lo intenten e incluso algunos de ellos de maneras muy distintas. Como Ocellot, que empezó en catalán y luego cambió al inglés y ahora son muy de aquí y de allí a la vez. Lo que me encanta de Ocellot es que desde el principio la idea ha estado muy clara y solamente han evolucionado hacia mejor sin parar ni bajar el listón. Espero que les vaya a lo grande dentro de poco porque son auténticos como pocos. En cuanto a la electrónica, gracias al Sónar, nuestros clubes y la cultura nocturna, da la impresión que desde lejos se nos ve con mucha seriedad. Lo primero que me preguntaban siempre en Montreal después de decirles de dónde venía era: Y entonces, ¿por qué vienes aquí?
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