(Puedes consultar las fechas de su gira al final de esta entrevista)
Tras el golpe en la mesa que supuso su debut en formato largo, “Todavía no” (La Castanya, 23), La Paloma continúan blandiendo sus propias cualidades en “Un golpe de suerte”, una continuación lógica que, al mismo tiempo, aprovecha en su favor lecciones ya aprendidas con anterioridad. Un álbum que, en un primer momento, transmite sensaciones como pena, miedo e incluso asco, activando de este modo la curiosidad acerca de cuánto hay de autobiográfico en estas once nuevas canciones y, de paso, qué ha inspirado su creación. Nico y Lucas son los encargados de responder nuestras preguntas, al otro lado de la pantalla y mientras dan caladas a sus respectivos cigarrillos. Es este último quien abre el fuego. “Por ahora todo es autobiográfico. Solo hay que mirar alrededor para saber que no estamos en la mejor etapa social, económica, política o incluso moral de la historia. Inconscientemente reflejas eso”. Nico coje el testigo y remacha. “Al final, es un auto relato. Para hacer letras te fijas en lo que tienes alrededor. Lo que te rodea no tiene por qué ser un sentimiento exclusivo tuyo, pero te contagia y eso lo reflejas. No somos gente infeliz, atormentada y pesimista de base, pero es verdad que cuando reflejamos nuestras reflexiones en las letras acabamos tirando hacia ahí. Igual es un rasgo distintivo, o empieza a serlo ya, de las letras de La Paloma”. Una tendencia que casi podría entenderse como contradictorio para con el título del álbum, “Un golpe de suerte”. O quizá no. “Es un álbum poco existencialista en según qué partes. Habla de la muerte, de los conflictos de estar vivo. Y al final, creo que la suerte o el azar, como concepto, es importante y define la vida de cualquier persona”, comenta Nico. “Depende del día pienso que puede ser un título que haga referencia a algo positivo o negativo. Es un poco vaso medio lleno o medio vacío”, remata Lucas.
“Si algo podemos decir sin vergüenza es que hacemos todo con intención y visceralidad”
La lírica de este disco resulta, en efecto, poco velada, tendiendo a ser de lo más explícita o incluso agresiva. Queda la duda de si el principal destinatario de la misma sería ese afectado con el que procede empatizar o, por el contrario, apunta (a modo de reproche) hacia el responsable del asunto. Lucas responde: “Ambas. Y yo añadiría una tercera figura: también estás hablando con la persona que ves en el espejo. Se trata de proyectar esa introspección hacia afuera. Estamos hablando del culpable de las cosas, y muchas veces el culpable de las cosas es uno mismo. Hay también algo de autocrítica”. Turno para Nico. “Cuando hago letras, suelen ser reflexiones. A veces de cosas más interiorizadas y que pienso más contundentemente, pero otras veces son reflexiones momentáneas de diferentes cosas, derivadas de conversaciones con un colega o de darte un paseo por el barrio. Es una mezcla de todo y hay bastante reflexión hacia afuera, pero también hacia adentro”. En realidad, “Un golpe de suerte” presume del contraste motivado por el desencanto latente en las letras al contacto con ese indie-pop-rock chisporroteante y nervioso tan típico de La Paloma, marcando así el perfil definitivo del álbum. “Buscábamos un disco que reflejara cómo hemos progresado en cuanto a nuestra forma de ver el mundo. Nada impostado ni fuera de nuestras capacidades, pero que fuera fiel a lo que somos hoy en día”. Nico complementa a su compañero. “Creo que, de alguna forma, puede sorprender. Evidentemente, lo continuista sigue estando ahí porque somos los mismos, pero teníamos más herramientas y nos hemos dejado conducir por las canciones con sinceridad, pero sin mostrar prejuicios hacia nosotros mismos”.
En ocasiones, el término “continuista” puede parecer peyorativo, algo absurdo cuando se trata del segundo álbum de una banda como La Paloma que, de paso, ya ha sido capaz de definir una sólida personalidad artística. “No es una evolución impostada ni autoimpuesta. Si das con una fórmula y la explotas, puede ser aburrido. No hemos dicho: ‘Este es el tipo de canción que suena a La Paloma. ¡Vamos a seguir haciéndolo!’, sino que somos La Paloma. Y si esto sigue sonando a La Paloma, para mí es un cumplido de la hostia. Se trata de una personalidad musical totalmente natural”. Nico cierra la cuestión con autoridad. “Si hubiéramos hecho un disco de synth-pop seguiríamos siendo La Paloma, porque la banda es lo que a nosotros nos dé un poco la gana y será lo que nos vaya apeteciendo hacer en cada momento”.
Lo que resulta evidente es que el combo madrileño tiene especial olfato para los estribillos, no solo pegadizos en lo sonoro, sino también empáticos desde un punto de vista emocional, en una línea argumental que incluso podría apuntar hacia el grupo generacional. “Al fin y al cabo, hablamos de lo que nos pasa a nosotros. Y sucede que no somos muy distintos a la gran mayoría de personas de nuestro estrato demográfico. Que digas algo que para ti es real y puro y que la gente se identifique con ello es increíble, pero no es a posta. Creo que cualquier artista que se expresa con sinceridad tiene un componente generacional. No creo que seamos abanderados en ese sentido”. Lo que parece indudable es que La Paloma han tenido que ver, junto a otros nombres como los de Carolina Durante o Alcalá Norte, en ese resurgir de los grupos de guitarras dentro de la escena nacional, con bandas jóvenes apostando por ese tipo de sonido que, no hace tanto, parecía algo defenestrado por las nuevas formaciones. Nico oferta su punto de vista. “Estaba más soterrado, pero siempre ha existido. De alguna forma, las tres bandas que mencionas han demostrado, cada una a su nivel de éxito, que los grupos de guitarras puede ser relevantes”. Lucas puntualiza. “Es una bolsa en la que meter a todo el mundo, pero, por ejemplo, estilísticamente para mí Alcalá Norte tienen un sonido más ochentero y post-punk, mientras que Carolina Durante, con sus referentes, sí que puede sonar más cercanos a nuestra banda. Pero, si te paras a pensar y a nivel de estilo musical, tampoco es tan semejante. De repente te ves en una misma escena con esa gente que hace música de guitarras, pero con un estilo bastante distinto”.
El directo
Uno de los puntos fuertes de La Paloma es el directo, quedando como ejemplo un épico concierto en el Ocho y Medio de Madrid que, tanto público como ellos mismos, recuerdan con una sonrisa. Así lo expone Nico. “Ese concierto fue muy emocionante e importante. Si algo podemos decir sin vergüenza es que en todo lo que hacemos hay intención y visceralidad. Cuando reúnes esas dos cosas y lo haces con ganas, hay gente con la que acabas conectando y que acaba entendiendo cuál es tu relato. Nuestra obsesión desde el principio ha sido transmitir ese relato latente en la música y en las letras al directo. Ahí pasan las cosas realmente emocionantes. Ese sentido de comunidad que se genera en los conciertos... Creo que en ese concierto fue la primera vez que lo conseguimos de verdad. Y es algo de lo que ya no nos queremos desprender nunca. Es lo más emocionante y bonito de tener un grupo”.

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