La luz que nunca se va
EntrevistasEl Chico Con La Espina En El Costado

La luz que nunca se va

Jordi Nopca — 07-03-2007
Fotografía — Archivo

Dos años después de su primer disco “Tú rompió mi corazón”, El Chico con la Espina en el Costado nos ofrece una nueva muestra de su habilidad para escribir canciones emocionantes y directas. “Sol y sombra” (Bankrobber) confirma y amplía sus registros, que se acompañan de unas letras más optimistas y esperanzadas que antaño.

De su debut “Tú rompió mi corazón”, Rubén Pozo (El Chico con la Espina en el Costado) dijo que era un disco de miércoles y jueves, pero contado en domingo y cantado todos los días de la semana. Con ello se refería a que normalmente es en miércoles y jueves cuando se concentran todas nuestras ilusiones –donde nada puede fallar– mientras que el viernes y sábado –momento de subidón definitivo– desembocan en el momento reflexivo del domingo, que a su vez nos lleva a la decepción y desgana que pueblan la mayoría de lunes y martes de nuestras vidas. De esta manera, “Tú rompió mi corazón” era un disco esperanzado y reflexivo a partes iguales, con una pizca bastante generosa de melancolía, puesto que uno de los principales ejes temáticos era una ruptura amorosa.

"Las cosas que somos capaces de comprender racionalmente no tienen interés, al menos a nivel artístico"

“‘Sol y sombra’ quería ser más de viernes y de sábado, pero acabó siendo de toda la semana y cantado en domingo”. Es decir: las intenciones eran festivas aunque acabó saliendo algo con un poco de todo, bastante equilibrado, aunque si hubiéramos de decantar la balanza hacia algún lado sería el optimista. “Como no vivo de la música no tengo ningún tipo de presión ni autocensura cuando me pongo a escribir una canción. Nunca pienso en la idea de hacer un disco: voy escribiendo material y cuando ha pasado un año y medio –más o menos, éste es mi ciclo creativo– empiezo a ordenar las canciones. Al ser la foto de una época de mi vida, siempre acabo encontrando temas que tienen más importancia o que se repiten. Es entonces que pongo el título al disco, que en este caso, ‘Sol y sombra’, se refiere tanto a las partes claras como a las oscuras de mis experiencias”. Aunque quizá la luminosidad gane la partida, en este caso. “Éste es un disco más vital, optimista, luminoso y rítmico que el anterior. Es probable que haya un mayor peso de la esperanza que en ‘Tú rompió mi corazón’, aunque a mí me gustaría pensar que mis nuevas canciones son más realistas: mezclan los aspectos positivos y los negativos, momentos eufóricos y de deriva espiritual”. Así como su debut fue grabado en varias localizaciones, para “Sol y sombra” Rubén ha tomado como estudio base Cal Majordom (Sant Julià de Ramis), donde tuvo la oportunidad de hacer unas cuantas sesiones maratonianas junto a un puñado de buenos músicos: Guillermo Martorell (Mr. Hubba y el mono inventor), Agustí Busom (Abús), Aleix Bou, Jordi Lopete y las colaboraciones especiales de Richie Álvarez (Brazzaville) y Carles Sanjosé (Sanjosex). El resultado es incluso más recomendable que en “Tú rompió mi corazón”, disco que sorprendía y gustaba pero que se hacía rasposo por el uso de referencias literarias, cinematográficas y musicales. “Éste es uno de los aspectos que he intentado corregir conscientemente. Las citas podían conectar con un tipo de gente, pero a su vez reducían mucho el círculo de posibles oyentes. Ahora intento escribir canciones menos concretas, que puedan ser comprendidas por ‘todo el mundo’, aunque sigo viendo películas, leyendo libros y escuchando música…”. Las letras se benefician de este intento de abstracción –aunque a algunos nos gustaba tener un Vincent Delerm culto y diletante entre nosotros–, y buena prueba de ello son canciones como “Dos años”, “Carreteando” o “Direcciones prohibidas”. “En este disco he intentado además que aparecieran algunos de los leit motivs de El Chico. ‘La vida’, por ejemplo, es una de las canciones más realistas del disco –con el punto justo de luz y oscuridad–, mientras que ‘Dejar hacer’ representaría la parte alegre de la vida después de haber pasado un tiempo perdido y ‘Antorchas por las plazas’ quiere ser un reflejo de cómo El Chico entiende las relaciones amorosas”. En “Sol y sombra” tienen especial importancia la libertad (“todos aspiramos a ella, pero es imposible de conseguir”) y el amor, visto desde casi todas sus fases: el encuentro (“El rapto”), la felicidad (“Dejar hacer”) o el final (“Dos años”). “Lo mejor es vivir en lo fugaz”, canta Rubén en “La vida”, y unas canciones más adelante, en “La dulce aceleración” afirma que “Todo fluirá” –herencia inconsciente del filósofo Heráclito– dos de las máximas con que nos quedamos de este magnífico “Sol y sombra”. Ahí va una tercera: “El arte es el paradigma de la irracionalidad. Las cosas que somos capaces de comprender racionalmente no tienen interés, al menos a nivel artístico. Para mí la música tiene un componente animal muy importante: vive a un nivel más soterrado, más improvisado”.

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