Un álbum inspirado en el thriller psicológico “First Reformed” (“El Reverendo”, tal como se la conoció en España) y grabado entre Australia, Reino Unido, Estados Unidos y Filipinas, cuestión que según Jordan Dreyer, cantante y letrista de la banda, los nutrió de una nueva y única energía.
Para escribir las letras de las catorce canciones que componen el álbum, Dreyer encontró su musa en el uso actual de la tecnología y como era de esperar no fue una inspiración romántica. “Estuve pensando mucho sobre el control, sobre la capacidad de decisión que tenemos en nuestras vidas y sobre cómo buscamos establecerlas y dar sentido a los vaivenes a los que estamos sujetos. Y veo muchos paralelismos entre cómo tratamos la tecnología y cómo tratamos históricamente la religión o cualquier creencia en la que podamos confiar para mejorar nuestra calidad de vida y comprender la incertidumbre que a menudo sentimos. Esto último es algo muy fuerte en el presente. Tendemos a aceptar la tecnología sin cuestionarla, sin ver sus efectos a largo plazo y creyendo que tiene algún tipo de lado benévolo. Así que el título me pareció un resumen bastante acertado de lo volátil y violenta que puede ser la existencia”, expone Dreyer desde su casa en Seattle. La explicación del título del disco es hilarante o aterradora según se la mire: Dreyer leyó una noticia sobre un accidente de tránsito perpetrado por un coche Tesla, en el cual el policía a cargo del operativo describía el siniestro a la voz de “nadie estaba conduciendo el coche”.
"No soy bueno conteniéndome y a veces descubro que ciertas canciones supondrán un desafía cuando las interprete en concierto"
A nivel sonoro, este disco autoproducido y dividido cinematográficamente en cinco capítulos, presenta a la banda más poderosa que nunca, con una base rítmica inquebrantable, unas guitarras portentosas y la voz de Dreyer experimentando una intensidad inédita. “Hemos intentado enfocar cada disco basándonos en un tema general, pero también en una cualidad estética y tratando de abordar cada cosa de una manera que realmente defina nuestra visión por completo. En esta ocasión, todos queríamos algo que se sintiera urgente, con mucha intensidad en todos los aspectos. Exploramos temas del mundo en general, pero también nuestros e individuales, expresándolos de una manera muy visceral. Al grabar las voces, me esforcé mucho para superarme en todo y para intentar capturar mi conexión con lo que escribía, y creo que eso se aplica a todos en general”. Respecto a este nuevo nivel alcanzado como vocalista, la labor de Dreyer hace pensar en cómo planifica su aportación a las canciones pensando en que luego deberá defenderlas en directo noche tras noche. Al respecto, explica que “Siempre pienso en eso. Debo ser consciente de ello, pero no significa que siempre sea bueno editando lo que escribo para llevarlo perfectamente al directo. Aunque sí creo que me ayuda considerarlo en el estudio para intentar dejarme espacio para respirar, especialmente cuando me someto a mucha presión. Lo tengo en mente, pero no dejo que anule mi deseo de asegurarme de decir lo que quiero decir en el espacio en el que lo tengo que decir. No soy bueno conteniéndome y a veces descubro que ciertas canciones supondrán un desafía cuando las interprete en concierto, pero una vez empiezo a obtener la energía del público es difícil frenar".
Dado a expresar sus visiones existencialistas, Dreyer hace aquí también referencia a esa cualidad adulta de considerarse eternamente en la crisis de la mitad de la vida. Consultado por cómo se siente respecto a sus proyectos y logros entrando en su cuarta década de vida, el letrista reflexiona. “Es interesante y es difícil saberlo. Es una muy buena pregunta. Creo que he dedicado más tiempo a considerar el entorno en el que crecí y las decisiones que tomé en los lugares en los que enfoqué mi energía. Es una consecuencia inevitable de envejecer, aunque siempre he estado en esta crisis por mi forma de pensar sobre el mundo, sobre mi lugar, sobre la muerte, etcétera. Creo que últimamente ha habido cierto grado de urgencia, pero no una urgencia drástica, sino una curiosidad atrapante… Y miro atrás, como retrocediendo a través de los discos que publiqué, esas instantáneas de quién era en ese momento, cómo era mi vida en ese entonces. Tienes una forma medible de rastrear quién eres de una manera quizás un tanto inusual. Creo que al llegar a esa conclusión sobre lo que has hecho en el pasado se facilita el proceso de buscar algo nuevo, honestamente y sin reservas, y ver todo lo que has hecho creativamente como un intento de comprender la etapa vital en la que te encuentras y tu significado en el mundo. Lo entiendo más como una forma: te gusta algo que creas, haces un disco porque amas la música, pero también esto es realmente integral para el proceso personal en el que trataste de entender el mundo y abrazarlo como una herramienta para ti mismo, tanto como lo es un objetivo final que estás tratando de alcanzar a nivel creativo”.

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