“En Juventude afrontamos la realidad desde el surrealismo y la performance”
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“En Juventude afrontamos la realidad desde el surrealismo y la performance”

Oriol Rodríguez — 08-11-2025
Fotografía — Archivo

Los sevillanos publican su primer disco, “Juventude” (Calaverita Records, 25), un álbum que es un calidoscopio de techno-pop psicodélico con deje del barrio (que no el grupo) de Triana.

Si buscas Juventude en Google tan solo aparece información de un equipo de fútbol de la Serie A del Campeonato Brasileño. Un club sin estrellas más allá de… ¿Nené?, aquel centrocampista que, tras un breve paso por el Español de Barcelona (y antes de eso por un montón más de equipos españoles) vivió sus mejores años, entre el 2010 y el 2013, en el PSG. Ahí sigue, con cuarenta y cuatro años, en el Esporte Clube Juventude de la ciudad de Caxias do Sul. Ni rastro del grupo sevillano formado por Ángel y Nico. Los de “La Motillo”. No les importa. “Me voy a comprar una camiseta de ese equipo”, sonríe Nico. “Nos va que ni para el pelo, porque yo soy del Betis y el Juventude también viste de verdiblanco. Además, nosotros vivimos el grupo como hooligans”.

Ángel y Nico llegan sudados. Elegantes. Con rollo. Pero extremadamente sudados. Estamos en Vic y acaban de ofrecer su primer concierto en la Jazz Cava. “Nuestro primer concierto, loco”, clama Nico. Porque no es que sea su primer concierto en la capital de Osona, la comarca de la Catalunya central famosa por sus embutidos, sino su primer concierto de siempre. “Nos hemos pegado doce horas de viaje para comer una tapita de jamón y hacer un concierto de media horita. Pero ha sido increíble. Si aún estoy sudado, tendrías que ver cómo ha quedado la camiseta que he dejado en la sala. Ahora lo que tenemos muchas ganas es de dar conciertos de una hora tocando todo el disco y ver cómo reacciona la gente”. El disco, su primer disco, es este “Juventude”. Salió el 3 de octubre. La edición en vinilo es una preciosidad.

“Mucha gente nos compara con Triana o con grupos así que nosotros nunca hemos tenido como referentes a la hora de crear canciones”

Todos los grupos tienen una canción que los lanza. Juventude, aunque ni por asomo es su mejor canción, tienen “La Motillo”, una techno-rumba-psicodélica en un lugar indeterminado entre Pony Bravo, Los Brincos, Las Grecas… Ellos lo definen mucho mejor con el lema “pop surrealista pa' la peña de la pista". “Eso fue invención de un colega”, confiesa Ángel. Y el colega la clavó. “Lo curioso de ‘La Motillo’ es que es un villancico”, ríe Nico. “Pero no es que solo es un villancico, sino que además es una improvisación, como muchas de las canciones que hemos hecho”. Aun así, no es casualidad que fuera su carta de presentación. “La sacamos como primer sencillo con toda la intención de mundo”, admite Ángel. “Es nuestra canción más azucarada. El resto del disco es más complejo, más azucarillo para el caballo”. Lo mismo con las letras. Versos surrealistas escritos en un trip de colores ácidos. “En Juventude afrontamos la realidad desde el surrealismo y la performance”, apunta Nico. “Yo necesito pan y circo. El mundo está tan chungo que yo necesito estar alegre”.

“Mucha gente nos compara con Triana o con grupos así que nosotros nunca hemos tenido como referentes a la hora de crear canciones”. Por sevillanos, por andaluces, por psicodélicos, es el referente fácil. “Yo creo que es eso, sí”, admite Nico. Lo suyo, y solo hace falta escuchar piezas como “Morir en primavera”, la ópera egipcia “Dicen de ti” o perlazos de pop kinki como son “Ana mi amor”, “Reina de mis males” o “Mis pecados” (imaginaos a The Beatles cantando “Ob-La-Di, Ob-La-Da” hasta las cejas de rebujito en la Feria de Abril o a unos Jellyfish empadronados en Las Tres Mil Viviendas), es otra cosa. “Cuando componemos pensamos en cien cosas distintas”. Ciertamente, Juventude es un grupo (y es un álbum) polifónicamente calidoscópico que nació sin más pretensión que juntar las pocas canciones que tenía escritas Nico con las pocas que tenía escritas Ángel. Hubo match. “Y luego”, revela Ángel, “nos propusimos grabar el disco. Pero era tan orgánico todo, que cuando acabamos de grabar el disco el grupo todavía no tenía nombre. De hecho, las canciones tampoco”. El nombre surgió una noche, en la azotea del piso de Nico en la calle Betis del barrio de Triana. Reunieron a los amigos y les pidieron que propusieran nombres. Juventude, dicen, era el menos malo de todos los que surgieron.

Nico asegura que Ángel tiene una verborrea compositiva increíble. Ángel asegura que Nico es muy maniático componiendo. Podrían haberse separado a los cinco minutos, pero son dos extremos opuestos que se han acabado atrayendo. “Por eso ha funcionado tan bien, poque nos hemos complementado a la perfección, y por eso el disco es tan disperso, aunque al final todas las piezas hayan acabado encajando”. El responsable de hacer que todas las fichas del puzzle estuvieran en su lugar es, insisten y reinsisten, Íñigo Bergel de Los Estanques y productor del debut de largo de los sevillanos. “Este tío es una máquina”, exclama Ángel. “Trabajar con él también ha sido algo orgánico. No teníamos una lista de productores. Tenía que ser él y solo él, por amistad y por afinidad musical”. Tenía que ser él, dicen Juventude, porque Bergel entiende la música de la misma manera que la entienden ellos, “pero es mucho mejor músico que nosotros”. Antes de entrar a grabar un disco de trece canciones que enfatizan que se han ventilado en veintidós sesiones, Juventude tenían una maqueta. Una demo de referencia con los temas que iban a formar parte de su ópera prima. Era algo muy primitivo, primerísimas versiones. Tanto es así que ‘La Motillo’ duraba un minuto y poco. Íñigo cogió todo aquello y le dio sentido. “Nosotros le dimos un caramelo y él le ha acabado dando el sabor. La primera vez que escuchamos el disco terminado, nos sorprendió hasta a nosotros de lo bien que había quedado”. Porque sí, les ha quedado muy, muy bien.

Agenda de conciertos:  

Jueves 20 nov - Domingo 23 nov 07.46h
Jueves 2 abr - Sábado 4 abr 07.46h

 

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