El músico mexicano marcó a toda una generación como voz y líder de Pxndx, la banda de punk rock surgida en Monterrey a finales de los noventa. Hoy, con una carrera que ha sabido reinventarse y abrir nuevos caminos, se prepara para escribir un nuevo capítulo frente al público español.
(Consulta las fechas de su gira al final de esta entrevista)
Sentados en un banco de Plaza España, en pleno centro de Madrid, la entrevista apenas comenzó cuando un joven se detuvo frente a nosotros. Reconoció a José Madero, le pidió una foto y le confesó cuánto le había influido su música. El músico mexicano, sorprendido, aceptó y, tras el clic, comentó con una sonrisa pícara: “Es la primera que me piden en España. Seguro que es latinoamericano… porque si camino por Gran Vía nadie me reconoce. En América Latina es diferente, llega un punto en que se vuelve abrumador. Me ha tocado llegar a aeropuertos en Bolivia o Perú con demasiada gente esperando, y sí, es difícil detenerse. Una vez incluso en un concierto de Mötley Crüe y Def Leppard terminé pasándola realmente mal; sobre todo en México es incómodo ir a conciertos como fan”.
La escena resulta paradójica, no por la foto en sí, sino porque justo antes hablábamos de “Aurora”, su EP acústico de 2023 que reflexiona sobre la exposición pública. “Es como un manifiesto”, explica Madero, “no en contra de la fama ni como queja, sino como una manera de hablar de lo que significa no tener vida privada. Una forma de admitir que a veces batallamos con esa idea de que los artistas llevamos una vida perfecta”.
"Ya no puedo hacer un disco como los de Pxndx porque ese niño ya no existe, ahora soy un adulto con más de cuarenta años"
Si “Aurora” servía de manifiesto sobre los límites de la intimidad, “Sarajevo”, publicado en septiembre de 2024, abre un camino distinto: introspección y experimentación sonora. El disco aborda el dolor, la vulnerabilidad y las relaciones, pero con una paleta más electrónica e industrial, siempre dentro de la lógica de pop rock cantautor que define su carrera en solitario. “Al principio, los fans batallaron un poco para agarrarle la onda, pero luego esas mismas canciones se transformaron en sus favoritas”, comenta. “La mejor forma de verlo es con el aumento de público en los recitales. De los seis álbumes que llevo publicados diría que está entre los tres más queridos”.
Parte del éxito de “Sarajevo” lo tienen canciones como “Día de Mayo” o “Gardenias ‘87”, que han funcionado muy bien en plataformas digitales. Pero entre los doce cortes destaca “Luciérnaga”, un tema de denuncia contra la violencia machista que asola México, país en el que solamente en 2024 se reportaron más de ochocientos feminicidios. “Es una canción difícil de escuchar, dolorosa…”. La idea surgió tras la desaparición de una fan. Madero comenzó a difundir información en redes sociales para ayudar a localizarla, hasta que se confirmó su fallecimiento. “Fue trágico, pegó muy cerca, no la conocía personalmente, pero me inspiró a hacer esta canción”, recuerda. “Quise invitar a otros artistas, pero solo recibí negativas”. Entonces apareció la historia de Becky Espinosa, “una amiga de mi mánager que había perdido a su hija”, Karen Esquivel, víctima de feminicidio en Naucalpan. Becky escribió el texto que se escucha en la parte hablada y participó activamente en la grabación. “La canción habla desde el lugar de las madres, de esas víctimas que deben sobrevivir a la pérdida y a la impunidad. No lo hice de manera comercial, sino para darle más poder al mensaje”, explica Madero. “Tengo una plataforma grande, y pensé que sería mejor poner un granito de arena para echar luz al problema. Que estas historias no se olviden. Soy artista, hago canciones, y hacer esta canción es mi manera de enfrentar un problema que sigue tan vigente”.
Más allá de la crudeza de “Luciérnaga”, Madero concibe su obra como un archivo emocional, cápsulas del tiempo que registran etapas de su vida. “Lo que más me gusta de la música, de si escucho Smashing Pumpkins, Nirvana o Weezer, es que me traslado a mi adolescencia. Con Poison o Bon Jovi, a mi niñez. Eso quiero que pase con mi música”, explica. “Lo que sí es cierto es que ya no hago la música que hacía con Pxndx. Cuando me hice solista quise hacer las cosas diferentes. Además, ya no puedo hacer un disco como los de Pxndx porque ese niño ya no existe, ahora soy un adulto con más de cuarenta años. Lo raro sería que hiciera una letra igual que cuando tenía veinte”.
Su gira en Latinoamérica le ha llevado a grandes recintos en Ecuador, Bolivia, Colombia y, por supuesto, México. En España debutó en el Cruïlla Festival formando parte de la lista de invitados de Love Of Lesbian & Amics. Ahora regresa con conciertos en Zaragoza, Barcelona y Madrid dentro de su gira europea. “Con Love of Lesbian fue mi debut en España. Les estaré muy agradecido siempre. Ahora tengo mis primeros conciertos propios y hemos utilizado Vive Latino en Zaragoza como ancla para armar una pequeña gira. A principios de siglo tuve la oportunidad de venir con mi antigua banda y abrir para El Canto del Loco, pero no se hizo y nunca lo volvimos a tratar. Ahora es como empezar de cero”. Aun así, lo importante, como nos comenta, es la conexión con el público. “Eso es lo que hace que cada gira sea distinta y cada álbum merezca la pena. Ahora voy a entrar a grabar el séptimo álbum cuando regrese a México. No importa si estoy en una arena de veinte mil personas o en un teatro de quinientos”.
Con la tarde cayendo sobre la Plaza, Madero admite que, al final, cada canción es un reflejo de su vida, un intento de capturar emociones, recuerdos y experiencias que, espera, resuenen más allá de fronteras y generaciones. “Si logro que alguien se vea reflejado en mis canciones, ya está. Eso es la música para mí: poder trascender décadas y conectar con quienes me escuchan en distintas etapas de su vida”. Justo cuando cerramos la grabadora, unos chavales se acercan de nuevo a pedirle unas fotos. Con una sonrisa de oreja a oreja, comenta: “tendría que haber venido antes” y se queda con ellos hablando de música. Así se construye una carrera de casi tres décadas: desde la cercanía y la calidez humana.

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