“No nos interesa hacer música que encaje en moldes preestablecidos”

Hacemos quedada virtual en el mismo local de ensayo de Imbermind. Una banda que seduce con una propuesta muy firme de pop electrónico envolvente y sintetizadores que son capaces de hacer temblar cualquier pista de baile.

La formación suma talento allá donde miremos. El de productores y músicos con trayectoria y estrella como Edu Imbernón, Luis Clemente, Nico Casal y Álvaro Monreal. Tras sorprender en los últimos años con piezas de mucho peso, acaban de debutar con el álbum ‘Never Ending’ (Remind, 2025), un disco plagado de emociones cambiantes e himnos bailables. A la hora de responder prefieren hacerlo como un solo ente.

A pocos debe sorprender ya la calidad de una propuesta como es Imbermind tras una doble carta de presentación como fueron el tema ‘Kind of Love’ con Peter Murphy y la remezcla (oficial) para Depeche Mode. Muy increíble todo aquello, ¿no? ¿Cómo surgió cada oportunidad?
La colaboración con Peter Murphy fue, de alguna forma, el inicio de todo. Muy poca gente lo sabe, pero Kind Of Love fue la razón por la que Martin Gore, de Depeche Mode, se fijó en nosotros. Es curioso cómo una cosa llevó a la otra. Ese primer paso fue el que dio sentido y solidez a la idea embrionaria de Imbermind. Fue como una señal de que estábamos yendo por el buen camino.

Imagino que en ambas ocasiones resultó una especie de sueño hecho realidad… ¿referencias, como poco, de juventud?
100%. Hemos crecido escuchando a Peter Murphy y a Depeche Mode. Son artistas que nos han marcado profundamente. Si nos lo hubieran contado hace veinte años, cuando éramos niños, no lo habríamos creído. Es de esas experiencias que sabes que contarás a tus hijos y nietos algún día, con brillo en los ojos.

Si se hubiese dado una tercera situación ¿con qué artista os hubiese gustado haber firmado o remezclado? Aún podría ser…
Estamos convencidos de que el proyecto traerá más sorpresas en cuanto a remixes. Es una parte importante de nuestro ADN. Tenemos una visión muy concreta de cómo fusionar el mundo banda con la electrónica de baile, y los remixes son una forma más de explorar ese territorio. Nos interesa mantener ese equilibrio sin dejar de crear música original. Y sí, aún podría ser… Queda mucha historia por escribir.

“No queremos encajar en un género, queremos crear el nuestro”

Era inevitable para mi, tenía que arrancar por ahí, pues ambos trabajos me resultaron muy emocionantes. Ahora si chicos, contadnos cómo surgió la idea de crear este superequipo, quiénes sois y cuál es el principal concepto por el que apuesta la banda.
Llevábamos mucho tiempo sintiendo la necesidad de juntar lo mejor de dos mundos que amamos: la música de banda y la electrónica. Esta idea llevaba años gestándose en nuestras cabezas, y la pandemia nos dio por fin el tiempo y el espacio mental para ordenarla y ponerla en marcha.
El primer paso fue una colaboración entre Edu y Clemente. Hicieron una primera prueba con In Fantasia, junto a Kishi Bashi, que ya mencionaba a Imbermind en el título. Luego vinieron Kind Of Love y la remezcla para Depeche Mode, que terminaron de consolidar el concepto. A partir de ahí, decidimos formar un equipo que fuera más allá de lo musical, casi como una pequeña familia creativa. Clemente trajo a Álvaro Monreal, y Edu a Nico Casal, con quien ya llevaba colaborando años.
Nos juntamos los cuatro, empezamos a probar cosas, y la química surgió de forma muy natural. Sin expectativas, sin forzar. Cada uno aportó una pieza esencial a este puzle.

Según vosotros, ¿principales pros y contras de trabajar en modo ‘grupo’? ¿Cómo equilibrar la individualidad de cada integrante con la visión colectiva? Imagino que debéis tener unos roles determinados, incluso flexibilidad en variarlos si la ocasión lo pide, ¿es así?
Trabajar en grupo puede ser increíblemente enriquecedor cuando existe una conexión real entre las personas. Cada uno de nosotros viene de un entorno distinto y eso suma muchísimo.
A veces hay que negociar más, escuchar más, pero eso también te obliga a crecer. Hemos aprendido a confiar en el criterio del otro, incluso cuando va en contra del instinto personal.
En cuanto a los roles, los tenemos, sí, pero son flexibles. Todos somos productores, lo cual es algo “raro” dentro de una banda, esto quiere decir que todos estamos involucrados en todo, desde letras, a melodías, a estructuras ,etc.

¿En qué momento tomásteis conciencia de empezar a trabajar y desarrollar este primer álbum titulado ‘Never Ending’? ¿Cómo os ha ido durante el proceso de composición y luego grabación?
El momento clave fue cuando nació Thousand Miles. Esa canción nos removió por dentro. Sentimos que habíamos tocado algo que merecía ser contado. A partir de ahí, todo se aceleró. Cada uno empezó a sacar más tiempo de sus agendas, y la creatividad se disparó.
El proceso fue muy ritual. Para nosotros, el entorno era clave: cuidar el espacio, cocinar juntos, hacer ejercicio, compartir sobremesas largas. No queríamos entrar al estudio con prisas o presión, sino desde un lugar de disfrute y presencia.
Eso nos permitió entrar en un estado de flow muy puro, donde las canciones surgían con naturalidad, casi sin darnos cuenta.

Siempre hay alguna cosa, alguna canción, que se resiste… ¿Os sucedió con alguna? Luego muchas veces es de las que uno se queda más satisfecho ¿fue así?
Curiosamente, Thousand Miles, que fue el punto de inflexión del disco, también fue la que más nos costó cerrar. Teníamos una secuencia de dos minutos que sabíamos que era oro… pero nos daba vértigo tocarla.
Sabíamos que era un diamante, y que si no lo pulíamos bien, podíamos estropearlo. Por eso la dejamos reposar hasta sentirnos preparados. Y sí, al final es una de las canciones con las que más conectamos emocionalmente.

¿Esa especie de flecha omnipresente en cada uno de los adelantos y finalmente en la portada del LP? ¿El propósito de este símbolo según Imbermind?
La flecha representa muchas cosas para nosotros. Por un lado, es algo que te atraviesa: una emoción, una experiencia, una canción. Por otro, apunta hacia arriba, como símbolo de euforia, de impulso, de ascenso emocional.
Desde el primer momento nos sentimos identificados con esa imagen y con lo que representa. Ya es parte de nuestro lenguaje visual y simbólico como banda.

Hay un concepto que me ha llamado poderosamente la atención sobre Imbermind: la NO persecución de convencionalismos dentro del género, ¿nos estiráis un poco más este chicle?
Para nosotros significa no seguir fórmulas. No pensar en la canción como un producto, sino como una emoción. No nos interesa hacer música que encaje en moldes preestablecidos. Si una canción pide romper la estructura, la rompemos. Si pide silencio, lo dejamos.
Queremos que cada canción tenga alma, que se note que ha nacido de una experiencia real. No queremos encajar en un género, queremos crear el nuestro.

¿Cuál pensáis que debe ser vuestra posición en el futuro de la música pop con tintes electrónicos?
No pretendemos ocupar un lugar concreto, pero sí aspiramos a ser parte de una nueva forma de entender la música pop: una que sea más emocional, más híbrida, más libre.
Queremos que la electrónica y lo orgánico convivan sin complejos, que lo íntimo y lo bailable puedan estar en la misma canción. Si conseguimos emocionar y hacer bailar al mismo tiempo, entonces sentimos que estamos haciendo algo valioso.

No menos importante, me lo huelo a distancia, es la repercusión que seguro buscáis con vuestros directos ¿cómo trabajáis en este sentido y qué nos podemos esperar en un concierto de Imbermind?
El directo es una parte fundamental del proyecto. La mitad de nosotros viene del mundo DJ, así que sabemos la importancia de crear conexión real con el público. Nuestro objetivo es generar una experiencia que sea emocionalmente potente, pero también física, bailable. Que te remueve por dentro y por fuera.
Estamos trabajando en un directo muy sensorial, con una puesta en escena que acompañe la música, con momentos de subidón, otros de calma, y muchos de conexión.