Pocos hay como Mobydick. Un tipo, solo y con su guitarra, dotado de una voz que sabe llenar hasta la última grieta de la pared, ha montado su banda. “Cotard Delusion es una especie de desorden psiquiátrico por el cual el paciente se despierta convencido de que está muerto. A veces lo manifiesta a través de la inmovilidad física, otras su cerebro le dice que está muerto aunque siga manteniendo la interacción con las personas. En otros puede tener delirios de inmortalidad”. Es, según su autor, la manera de describir nuestra tendencia social, una colección de zombies en tránsito. Pero no es tanto el mensaje como el formato lo que sorprende en este nuevo disco del getxotarra. “Ahora tenemos dos opciones, una opción más rica y con más colorido, que aporta otra dimensión al directo; y después está la opción solista, íntima, cruda, de ‘siempre’”.
Otra novedad es el medio de financiación. ¿El crowdfunding se erige como la opción de futuro para proyectos culturales? “Si el futuro de la industria cultural pasa por sistemas como éste, entonces lo que tal vez habría que plantearse es si en el futuro tiene cabida la propia industria cultural”.
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