GOLES SON AMORES
EntrevistasTerranova

GOLES SON AMORES

Half Nelson — 23-02-2001
Fotografía — Archivo

SÓLO HE HABLADO DOS VECES CON FETISCH. LA PRIMERA CON MOTIVO DE LA APARICIÓN DEL PRIMER COMPACTO DE TERRANOVA (EL MAGNÍFICO "CLOSE THE DOOR") Y LA SEGUNDA EN EL SÓNAR 99, PERO AÚN AHORA, CUANDO LE ENVÍO UN E-MAIL ME RECUERDA COMO "EL DEL BARÇA Y EL SÓNAR". Y ES QUE NI UNIÓN EUROPEA, NI MONEDA ÚNICA, NI CHORRADAS, LO QUE VERDADERAMENTE UNE A LOS EUROPEOS SON LA CHAMPIONS LEAGUE Y LOS FESTIVALES VERANIEGOS.

Cuando el moderneo barcelonés se agita ante la posibilidad de que no una, sino dos secuelas del Love Parade berlinés se celebren este año en Barcelona, no está de más preguntar a aquellos que han podido vivir la experiencia en directo. "Seguro que no tendrá nada que ver. Sólo por el espíritu de la gente, todo será absolutamente diferente. En Berlín, el Love Parade es como un carnaval. La gente lo espera durante todo el año, porque es la única oportunidad que tienen de divertirse. En Barcelona os pasáis el día en la calle, no tenéis que esperar a una fecha concreta para relajaros". Seguro que aún recuerda un accidentado paseo desde la calle Riera Baixa, donde Fetisch y Kaos (el tercer miembro, Marco Meister se quedó en casa) se hicieron con un buen puñado de discos, hasta la sede vespertina del Sónar, durante el que los chavales del barrio se dedicaron a asustar a dos (incandescentes) guiris lanzándoles petardos. "Llegué a pasar miedo en algunos momentos, ¿de verdad que no está prohibido que los niños jueguen en la calle con fuegos artificiales?".

"Seguro que a raíz de Sónar aumenta el nivel de la música electrónica en España"

Ruego a los responsables de Sónar que aleccionen a los artistas contratados acerca de nuestras costumbres con respecto al solsticio de verano. Pero Fetisch está lanzado y ya no hay quien le pare: Barcelona le mola, qué le vamos a hacer. "En pocas ciudades tengo el feeling que tengo ahí, ni en Viena, ni en Nueva York... Cuando veo la montaña desde el avión (supongo que se refiere al Tibidabo) ya sé que me lo voy a pasar bien". La ciudad mola (pasamos el resto de sus comentarios a la oficina de turismo del Ayuntamiento), pero nos faltan los artistas. "Bueno, ¡pero tenéis un gran equipo de fútbol! En serio, se nota que la gente ama la música, que va a los conciertos a disfrutar, a escuchar, no a criticar. Si no hubiera un público receptivo no existiría la música, cada uno tiene su papel". O sea que nos toca ser consumidores, no productores. "Estoy seguro de que hay un montón de chicos por ahí en sus estudios, con sus Pc´s, dispuestos a demostrar al mundo de lo que son capaces. Seguro que a raíz de Sónar aumenta el nivel de la música electrónica en España. Esa es la diferencia con la Love Parade que no es más que un negocio enorme del que no sale nada creativo". Pero no siempre ha sido así. "Al principio, en el 87 o 88, era algo espontáneo, fresco, donde lo importante era la diversión, pero con la música en primer plano. Ahora en cambio, todo es ese techno machacón, aburrido y ultracomercial. La atención se ha desviado de la música. Por un lado están los que sólo van a colocarse y por otro las compañías de móviles que los esponsorizan, je, je. Nosotros no tenemos nada que ver con eso". Pero no puedo dejar escapar a Fetisch sin que me hable de sus años de peregrinación en Nueva York, donde un b-boy europeo fue capaz de introducirse en la cocina de la escena neoyorquina. De 1986 a 1990 trabajó como DJ y promotor para discotecas como Palladium o The Tunnel, mientras tomaba, de primera mano el pulso a la escena hip hop. "Fue muy excitante, todavía estoy excitado en este momento recordando todo aquello". Sin embargo, parece querer obviar aquellos tiempos y prefiere centrarse en su retorno a Berlín, saltándose los primeros años de los noventa, cuando echando mano de los contactos acumulados y a caballo entre Londres y Nueva York se inició en la producción para Stereo Mc´s, quienes por cierto, están a punto de publicar su cuarto Lp después de ¡siete años! de inactividad. "La caída del muro ha supuesto una gran inyección de energía, se han abierto locales, han quebrado, se han abierto otros que también han cerrado. La gente se ha vuelto como loca, todo el mundo tenía ganas de hacer cosas, supongo que en pocos años todo se asentará, pero ha sido una experiencia increíble, pocas veces puedes participar en el nacimiento de tu propia ciudad". ¿Y cuando estuviste en Nueva York qué era lo que más echabas de menos? "El fútbol, soy un gran seguidor del Herta de Berlín (el equipo de la antigua zona oriental) y siempre estaba informado de sus malas rachas. Pero una vez conseguimos llegar a la Champions League" y disputar contra el Barça el famoso partido de la niebla, la retransmisión deportiva más aburrida de la historia (si no consideramos el ajedrez un deporte). "Yo estaba en el estadio y créeme que no podía ver ni al público en las gradas. No sé como el árbitro no se atrevió a suspender el partido, pero al menos no perdimos (el resultado final fue de empate a cero). Si los jugadores del Barça hubieran sabido donde estaba el balón, nos habrían dado una paliza".

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