Entre la maraña de michelines y acumulaciones adiposas se esconde uno de los cerebros que mejor partido ha sabido sacarle al bendito sampler. Con este instrumento ilimitado, el nipón ha dibujado orquestas fastuosas, guateques pop con aroma sesentero, caricaturas de Esquivel y abigarrados garabatos de house afrancesado. Sus trazos buscan formas imposibles y se llenan de vivos colores en un lienzo de glamour sobre el que sólo pueden deslizarse las tonalidades más exquisitas. Y, así, con un amor desmedido por los estribillos con más de tres décadas de antigüedad y una sola herramienta de trabajo -la electrónica-, La Fantástica Máquina de Plástico da forma a un discurso que sobrevuela el pasado para aterrizar en el futuro. La fórmula surte efecto. «Trato de captar el sabor genuino del pop de los sesenta y del easy-listening y trasladarlo a mis tiempos. Creo que la mezcla resultante es muy estimulante y bastante curiosa. Todavía podía extraer muchas ideas partiendo de esta base. De hecho, mi primer álbum y este último suenan de forma similar y creo que ambos funcionan igual de bien». Se refiere a «Luxury», una secuela que vuelve a poner en entredicho el tópico de que segundas partes nunca fueron buenas. ¿La primera entrega? Un eufórico y recomendable «Fantastic Plastic Machine» (Bungalow, 98) que aumentó el ángulo de abertura de nuestras mandíbulas con una mixtura onírica de house, drum’n’bass, easy listening, bossa nova y pop añejo de regusto francés. Tanaka recogió el espíritu del sello germano-asiático Bungalow y, con la exquisitez y el glamour como premisas insoslayables, facturó un producto bailable y a la vez audible para aquellos tímpanos más habituados a la melodía que a los bpms. Su segundo trabajo estrecha todavía más los vínculos entre estribillos y bombo y platillo. «Es una de las características más importantes de mi música. Me gusta la cultura dance y su influencia está ahí. Pero hay momentos en que mis canciones se acercan más al pop que a la música de baile. Trato de mantener ese equilibrio entre los sonidos más orientados a la pista y los pasajes más poperos. En «Luxury» se puede comprobar perfectamente». Y lo cierto es que el último álbum del orondo nipón es otro viaje alucinante al universo Tanaka: samples imposibles, ritmos neuróticos, inge-nuidad paródica y edulcorantes en forma de gemitas melódicas en un contexto dance que bascula del house, al trip-hop y coquetea con el drum’n’bass o los ritmos latinos. En «Luxury», las piezas del engranaje de esta máquina fascinante encajan con más precisión, funcionan a pleno rendimiento. Europa puede ser la tierra prometida para este alquimista japonés que no parece querer desarrai-garse de sus orígenes, a pesar de que la realidad le contradiga. «No creo que mi música se desmarque de la tradición japonesa en música electrónica. Está claro que mis referentes son más europeos que asiáticos, pero eso no implica que en «Luxury» no esté presente la cultura de mi país». Con o sin la amargura del sushi, la imaginación de Tanaka ha trascendido las fronteras culturales de oriente y occidente para depositar un sueño electrónico de glamour extremo en nuestra almohada. Ahora cerremos los ojos.«Luxury» ESTÁ PUBLICADO POR Bungalow / So Dens.
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