La banda se refundó hace tres años a raíz de las iniciativas taberneras de cinco ex-Discípulos De Otilia que, más allá de los problemas personales que propiciaron la ruptura de la antigua formación, quisieron “seguir en el rollo sin comenzar de cero”. El nuevo proyecto parece que funciona. Un vídeo clip, un maxi single y el disco “Traumas Infantiles” (Maraca Records) así lo corroboran. “Ahora ha llegado el momento de comerse un poco la olla para buscar nuevos ritmos. Ahora ha llegado el momento de complicar un poco la cosa. Buscamos sorprender y ya no nos conformamos con temas sencillos”, así piensa José, cantante y letrista de la banda, que, tras diez años dedicados al ska, asegura que “ahora ha llegado el momento de romper con su estructura clásica” y olvidar los esquemas más puristas. “Ya lo hemos hecho y lo hemos aburrido”, asegura, y es que los otílicos en alguna de sus distintas presentaciones, fueron claros representantes de la segunda hornada de ska que vivimos hace diez años por detrás de grupos como Komando Moriles, Potato y Kortatu, entre otros. Ahora ya son veteranos, entienden y conectan con las ideas más jóvenes pero buscan también la complicidad de los más creciditos. ¿Cómo? Con la debida moderación. “Intentamos no caer en la reivindicación panfletaria. Nosotros siempre hemos defendido la legalización de la marihuana, pero si antes lo exigíamos de forma directa, ahora lo hacemos de forma más sutil”, asegura José, que es consciente de la omnipresencia que tiene la diosa verde en las muy bailables historietas de su último trabajo “Traumas Infantiles”. “Hablar de El Quini, el típico amigo que siempre consume más de lo que compra, o hablar del Ramadán cuando regresas a casa tras el trabajo y no tienes nada para fumar también es una manera indirecta de reivindicar la legalización” aunque, como considera José, ya no es necesario cargar contra la policía y mantener un discurso demasiado radical.
Alrededor de sesenta bolos por año y unos dos o tres ensayos cada semana, siempre y cuando las respectivas profesiones lo permiten, es un buen ritmo. La intensidad otílica aumenta en verano porque, según José, “no somos un grupo de invierno, ni de tocar música psicodélica en locales cerrados”. Este verano, un festival de reggae itinerante por las playas españolas ha exprimido más aún su calendario. El Reggae Tour les ha llevado a tocar por toda la costa del levante español y el norte de España con grupos de reggae como Cañamán y Potato, entre otros. Han recorrido las playas en una especie de circo itinerante donde cada grupo de la comitiva habitaba en su caravana particular. Días de festival, parranda y mucho reggae. “Nos encanta pasarlo bien. Los De Otilia somos un grupo de fiesta”, asegura José, pero hay algo más, “porque no nos conformamos con hablar de la playa y los ojos azules de aquella mujer como hacen otros grupos. Siempre hay una reivindicación porque veo la tele y me pongo de mala leche y entonces, escribo”. “Fujimori”, “Pitbull”, “Pinochet”, “Secta Católica” y otros títulos contenidos en “Traumas Infantiles” prueban el compromiso social de la banda. Ni una sola canción de amor en el disco. “¡Que lo hagan otros!”, exclama José, quien asegura que siempre tiene que existir una razón de protesta en todo lo que escribe porque, de forma natural, “es lo que me sale”. Regresarán a Bosnia el próximo mayo, tal vez visiten Brasil y México y, sin embargo, olvidan totalmente los escenarios europeos. “Más allá de Bosnia -asegura José- no tiene sentido que toquemos en países donde no entienden nuestras letras. Además, si tocásemos en Inglaterra, Francia o Italia tan solo seríamos un grupo más entre muchos otros de la escena ska”.
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