Lo demás, palabrería ya pronunciada con anterioridad ante este tribunal y que, esperemos, podremos constatar o no en su directo este mes junto a The Hellacopters. “Mira, hace siete años ya vestía como visto ahora e intentaba hacer la música que hago y resulta que ahora parece gustarle a todo el mundo tanto la estética como la música. No nos importa, lo que nos encanta y por lo que hacemos esto es la música, no la moda”, espeta Dolf Datsun, bajista y cantante, como alegación fehaciente de su autenticidad. La presunción de inocencia obliga a acercarse, sin recelos aunque con cautela, a un trabajo que se revela digno, setentero y más variado de lo que cabría esperar. “Nunca nos ha gustado pensar que somos una banda de garage o un grupo heavy y nada más que eso. Dejamos que las canciones suenen como cuando las creamos y que cada una tenga su propia identidad: unas tienen un sonido descaradamente heavy y otras pueden sonar incluso pop”. Una dispersión estilística que también puede deberse al hecho de que el disco es más una recopilación de las canciones más meritorias entre las que el grupo ha facturado en los tres últimos años que un primer álbum propiamente dicho.
| “Resulta que ahora parece gustarle a todo el mundo tanto esta estética como esta música” |
Entre ellas, “Freeze Sucker”, el corte más inspirado, por sus devaneos con el garage y por una guitarra que rezuma aires orientales, de un elepé que circula por esa transitada vía que parece ser la única formulación de rock duro aceptada desde que el mainstream descubriera al grupo al que The Datsuns telonean este mes en su primera gran gira europea, los suecos Hellacopters: dos tercios de filiación británica, Led Zeppelin y The Who mediante, y el último de ascendencia stooge. “Es rock and roll”, apostilla Matt (Datsun, claro), batería, sin querer delatar mucho más sobre las intenciones de su grupo. Concreten, señorías. “Alguien nos dijo una vez que somos una banda de heavy metal para gente que no sabe que le gusta el heavy metal”, retoma Dolf la defensa con un argumento inapelable: la empatía con la audiencia. Mientras Zen Guerrilla aún abruman en sus imbatibles conciertos; Liars azotan con el legado más bailable de Gang Of Four como estandarte y The (International) Noise Conspiracy recurren a la parrafada libertaria, el hecho diferencial de The Datsuns es, sorpresa, el componente lúdico del asunto: “Cualquier grupo puede sonar duro, es fácil ser estridente pero nosotros intentamos que la gente después del concierto vaya cantando a casa, que tengan algo que recordar: un coro, una frase, una melodía que se les pega en la cabeza”. Una querencia melódica heredada de los quehaceres de Cheap Trick, de quienes los acusados se declaran en deuda irreparable. “Quizá lo que nos diferencia de muchos de los grupos que salen ahora es que sus influencias vienen de los años sesenta y las nuestras son claramente de los setenta: Zeppelin, AC/DC y sobre todo Cheap Trick”. Los nombres propios de los sospechosos de implicación cómplice en el mismo caso son revelados sin discreción: la cantante de The Von Bondies presta su voz en los coros de dos canciones e incluso existe una conexión presuntamente delictiva con, acertaron, White Stripes. (Dolf) “Tocaron en Nueva Zelanda ante cincuenta personas hace dos años y seis meses después se hicieron grandes. Es raro y divertido: piensas que se lo merecen pero también te gustaría que siguieran siendo underground”. El último argumento esgrimido por la defensa, no menor ni irrelevante, que podría decantar el veredicto a su favor es la voluntad autogestionaria y relativamente independiente con la que han trabajado mediante su propio sello, Hell Squad, que licencia la distribución del disco a diferentes compañías. De paso, con su declaración echan una pala de tierra sobre la existencia de una supuesta escena rockera actual en Nueva Zelanda. (Matt) “No hay mucho interés por el rock allí, así que nosotros mismos publicamos nuestros tres primeros singles y un Ep de otra banda. Nos gusta tener el control de todo y ayudar en lo posible a grupos que nos interesan, pero ahora no tenemos tanto tiempo”. Visto para sentencia.
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