Hay grupos destinados a cambiar nuestra manera de percibir la música y grupos que no. Bishop Allen son de estos últimos, aunque también son una demostración del valor semi-religioso de la canción pop, de por qué elevamos esto a nivel de credo. El pop va a ser el mismo antes y después de “The Broken String”. Incluso tú vas a ser el mismo antes y después de escucharlo, pero durante los cuarenta minutos que dura probablemente tu existencia en este miserable planeta sea mejor. “Todo cambió cuando encontramos un piano abandonado en la calle”.
"La música que me gusta tiene más que ver con la personalidad que con el virtuosismo"
Justin Rice es la mitad de Bishop Allen. La otra mitad es Christian Rudder. El batería Cully Symington es miembro de la banda desde hace un tiempo, pero en general los otros componentes van entrando y saliendo según las necesidades del dúo Rice-Rudder. Ellos llevan tocando juntos desde hace tiempo, ya desde los tiempos de una banda punk llamada Pissed Officers, que de hecho es un nombre muy punk. Bishop Allen empezó en un dormitorio, tomando el nombre de la calle donde estaba la casa con ese dormitorio, con un cuatro pistas y dos tíos haciendo canciones sin ningún motivo en particular. Publicaron un disco, “Charm School” (Champagne School, 03), en el que tocaban todos los instrumentos, que produjeron y distribuyeron ellos mismos, un trabajo correcto pero convencional. Y luego viene la historia del piano. “Estaba golpeado y desafinado, pero nos hizo componer nuevas canciones y, una vez empezamos, simplemente seguimos. Compusimos y grabamos un Ep de cuatro canciones cada mes durante 2006 y con cada tema aprendíamos algo nuevo. Cada vez, nuestras canciones eran menos convencionales. Siempre intentamos componer canciones que no se parezcan a las que ya hayamos hecho, así que nuestro sonido continúa cambiando cada día”.Los doce Ep’s que publicaron Bishop Allen durante el año pasado son la expresión más palpable de la vocación DIY del grupo. Básicamente se vendían en sus conciertos y en su página web y muchos seres humanos a lo largo del planeta acabaron accediendo a ellos a través de la red. Allí, Bishop Allen se han acabado convirtiendo en la banda mimada de la blogosfera americana, además de haber sido aupados por la prestigiosa Pitchforkmedia. “Los Ep’s estaban diseñados como postales. La idea era que fueran como una correspondencia continua con un amigo de viaje. No teníamos mucho cuando empezamos el año. Quizás un par de esbozos, un par de líneas aquí y allí. Básicamente, compusimos y grabamos cuatro canciones desde cero cada mes. Queríamos escribir tanto material nuevo como pudiéramos, después de haber trabajado durante un tiempo con las mismas doce canciones”. Excepto dos temas nuevos –“Rain” y “Middle Management”, todas las canciones de “The Broken String” ya aparecían en esas doce postales, ahora regrabadas con más medios, con pequeños detalles añadidos que dan un nuevo color a algunos pasajes, aunque algunos siempre preferirán el encanto del sonido cuatro pistas. “Cuando grabamos los doce Ep’s teníamos una presión constante para llegar a tiempo. Al final del año queríamos centrarnos en algunas de esas canciones, en los arreglos y en la grabación, para ver si podíamos darle más color, más vida. No creo que estuviéramos preparados para escribir un disco entero de canciones nuevas ni tampoco que hubiéramos acabado con las canciones de los Ep’s. Pero ha resultado tan trabajoso regrabarlas como componer un disco nuevo”. La idea es que también han podido aplicar todo lo que han aprendido durante el año, mostrando su trabajo en dos formatos diferentes. “Algunas de mis canciones favoritas funcionan como singles y algunos de mis discos preferidos funcionan como Lp’s. Creo que hemos demostrado que podemos coger nuestro material y darle forma para que encaje en dos contextos diferentes”. Aquí es donde los quisquillosos dicen lo de que el libro era mejor, pero si admitimos que Bishop Allen es un grupo de canciones pop, un grupo de muy buenas canciones pop, uno llega a la conclusión que estropear un buen tema es casi tan difícil como hacer que una mierda parezca algo decente. Como Rice explica, en el álbum, sus temas han ganado en color, en detallismo, y han perdido poco o nada en el camino. Siguen siendo las mismas. “Click Click Click Click Click”, “Corazon” y “Butterfly Nets” siguen emocionando como si fuera la primera vez que las escuchas. La mayor novedad está en los arreglos, como por ejemplo en el enfatizado acento latino de “Click Click...” y “Like Castanets”. “Christian y yo hemos sido compañeros de habitación durante muchos años. Vivíamos en un barrio dominicano de Brooklyn y siempre había música sonando desde los apartamentos, las bodegas y los coches. Era una parte de la banda sonora de nuestra vida diaria”. Ese pequeño detalle te da la mesura de Bishop Allen. Son el tipo de grupo que escribe canciones sobre los temas de toda la vida, con influencias tan comunes como The Kinks, Dylan y Neutral Milk Hotel, pero con un encanto propio que llega al corazón. “La música que me gusta tiene más que ver con la personalidad que con el virtuosismo. Me gustan las canciones que te enganchan a la primera escucha, pero también las que te sorprenden. El objetivo es hacer algo que todo el mundo pueda escuchar, pero que a la vez sólo alguien en concreto o una combinación de personas en concreto pueden haber hecho”. Y yo no podría definir mejor su música.
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