Hay que reconocer que Xavi Bergman (apodado así en honor a un personaje de Manara con el que guarda alguna similitud física) se lo ha currado en este segundo disco. Desde el propio objeto, envuelto en un bonito libreto de papel vegetal que invita a bucear en su interior, hasta lo más recóndito de su contenido, con una producción exquisita que hace resaltar a la orquesta (la Sinfónica de Praga) y, sobre todo a las cantantes, entre las que Xesca Fort (Alias Galor) se doctora definitivamente. «Todo ha sido fruto de su propio trabajo. Le di unos pequeños puntos de referencia y ella hizo el resto. Es una de las mejores cantantes de España, sino de Europa». Pero, ¿ese sonido tan Cocteau Twins? «Es deliberado. Quería que ‘imitara’ a Elisabeth Fraser. En «The Ring» y «Instinct In Paradise», Xesca dobla su propia voz varias veces como lo hacen los Cocteau Twins. Es una influencia que admito y que no tengo ningún problema en reconocer». Bergman, además, es todo un investigador en cuanto a la búsqueda de nuevos talentos. Fruto de muchas sesiones de grabación son las apariciones de Uma Pietsch y Andrea Thiele, prometedoras cantantes que un día pasaron por su estudio. Quizás pronto Desirée, de los indies barceloneses Fine! (a punto de sacar su primer Ep para Strange Ones), se una a la lista. «El otro día la oí y me quedé alucinado, estoy intentando contactar con ella». Hay otra gran influencia en el sonido de «Inner», son los escoceses The Blue Nile, un grupo de los ochenta de pop melancólico y nocturno con arreglos electrónicos (desde aquí aprovecho para recomendar su «Hats» de 1989). «Me halaga que te hayas dado cuenta, me encantan. Es normal que la gente que no los hay oído me atribuya influencias del sonido Bristol, pero ellos estaban ahí mucho antes. Te diré algo curioso, en el disco de Craig Armstrong («The Space Between Us» editado por Melankolic, el sello propiedad de los Massive Attack) con quien también me han comparado, sólo hay dos temas cantados, uno por Liz Fraser y otro por Paul Buchanan (cantante de The Blue Nile)» .
Pero la cita de tanta influencia sólo debe servir para poner en situación el trabajo de este barcelonés, ahora en solitario, que lleva más de diez años trabajando como productor. De ahí ese sonido tan cuidado. «El disco suena exactamente como yo quería, pero ha costado mucho esfuerzo. Trabajar con una orquesta completa es complicadísimo, pero en Praga, donde hay un estudio especializado en ese tipo de grabaciones, todo salió perfecto». El sonido es bueno, pero sobre todo lo son las canciones que, acertadamente, recogen un espíritu similar. «Sí, «Bergman» (Udo/Boa, 98) era una agrupación de las canciones que tenía en la maqueta. «Inner» es el fruto de un año componiendo y escogiendo los temas más íntimos. El resto quizás queden para otro proyecto distinto, aunque Bergman no va a seguir siempre esta línea». La verdad es que este mozo es capaz de cualquier cosa, es tan osado que hasta se atreve con el directo (la gran asignatura pendiente de nuestra electrónica, y, si no que se lo pregunten, muy a mi pesar a, Chop Suey). «Ya he contactado con el Conservatori del Liceu y hay un pequeño grupo de cuerda que podría incorporarse en un plazo muy breve. Este disco es mucho más fácil de defender en directo, es mucho más real que el anterior». Es sorprendente, pero si quieren sorpresas, sigan leyendo, ya que el método de composición de Bergman es tan peculiar que puede salir cualquier cosa. Vean, vean. «Compongo la canción al piano y después trabajo los ritmos y la voz. Entonces escribo la letra a partir de lo que me sugiere la música. Me gusta escribir y no me cuesta reflejar las emociones en imágenes. Supongo que se debe a que, cuando no sabía inglés, escuchaba música inglesa e intentaba imaginarme de qué iba la canción. Por eso mis canciones son imágenes. Son melancólicas porque eso fue lo que me sugirió el sonido, no porque yo lo sea especialmente». Desde luego, ahora que la desolación está de moda, este disco puede romper algún molde en nuestro mercado (¿estoy soñando?). A esa melancolía no es ajeno el tenso sonido de la sección de cuerda (como referencia actual les recomiendo el disco de Andrea Parker) y unos extensos parones, a modo de pausas dramáticas, que dejan muy alta la cota de emotividad («The Farewell Letter», «Transparent Stones») en un disco que apunta muy alto.
«Inner» está publicado por boa.
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