Edificios en ruinas
Entrevistas / Arcade Fire

Edificios en ruinas

Luis J. Menéndez — 06-07-2010
Fotografía — Suburbshers

Con “The Suburbs” Arcade Fire hacen frente al siempre complejo ejercicio del tercer disco. Y lo hacen apelando al rock’n’roll, apostando por la apertura de estilos y renunciando a esa escalada en la épica que les llevó a tocar el cielo. Es ese paso de madurez que, en cierto modo, esperábamos en la banda más arrebatadora de este arranque de siglo.

La provincia de Ontario cuenta con la mayor comunidad de cuáqueros de Canadá, lo que tampoco es decir demasiado: apenas un millar de cristianos convencidos de que es posible vivir de acuerdo a las enseñanzas de la Biblia sin un organismo rector -censor- que ejecute la voluntad de Dios en la Tierra. Richard Reed Parry creció en la ciudad de Ottawa, sometido a dos fuertes influjos. Por un lado el arte, representado por igual en las figuras paterna y materna, músico folk y director teatral él, poetisa y cantante ella, roles que tanto Richard como su hermana Evalyn terminarían por reproducir. Por el otro unas convicciones religiosas, las de la comunidad cuáquera, en las que el credo no tiene tanta importancia como la ejemplar actitud vital: el respeto por el prójimo y por nuestro entorno es la verdadera base de las creencias amish.De todo ello aún encontramos pistas evidentes en la carrera musical de Richard, fiel lugarteniente que cubre las espaldas de Win Butler y Régine Chassagne desde que Arcade Fire nacieran como grupo allá por 2003. Por ejemplo en los aspectos meramente frívolos, como su gusto -el del grupo, en realidad- por una estética casi rural y decididamente retro. Pero también en la manera en que ha conducido su caminar artístico como compositor contemporáneo, fundador de Bell Orchestre y, por encima de todo, chico para todo, multiinstrumentista en el grupo más grande que ha dado el primer decenio del siglo XXI. En una entrevista que ya tiene unos cuantos años Richard aseguraba que toda persona que se precie debería pararse por un momento, tomar un respiro y pensar si los pasos que está dando le conducen en la dirección adecuada. Ahora con el tercer disco de los canadienses a punto de publicarse, cuando han pasado tres largos años desde la publicación de “Neon Bible”, soy yo quien le pide que haga un alto en el camino y eche la vista atrás. “Nos hemos empeñado en tomarnos un respiro. Hasta ahora todo había sido un constante empujar, intentar seguir remando sin parar para hacer el grupo lo más grande posible, pero hace un par de años tomamos la decisión contraria e intentamos dar un paso atrás. Cuando eres joven no tienes la capacidad de tomar según qué decisiones, sin embargo, creo que hemos madurado lo suficiente como para que eso cambie. La tensión termina por afectar tu cuerpo, tu espíritu y tu mente, así que nos tomamos unas vacaciones después de la gira mundial de ‘Neon Bible’ y cuando volvimos lo hicimos combinando la grabación de ‘The Suburbs’ con nuestros propios proyectos. De hecho, la mayor parte del tiempo en este último año y medio se me ha ido entre Bell Orchestre, la colaboración con The National, componer música orquestal y comenzar a producir a otros grupos”. Ese es el motivo de que la grabación del disco -entre New York y Montreal, de nuevo con Markus Dravs a los controles- se dilatara a lo largo de los dos últimos años. También de que “The Suburbs” no se preste a dar un nuevo paso en esa escalada en pos de la épica que había caracterizado la obra de Arcade Fire hasta la fecha. No. En “The Suburbs” encontraremos bastantes medios tiempos, un buen puñado de temas con Springsteen más en mente que nunca, algún que otro jugueteo techno pop y piezas orquestales que parecen una consecuencia lógica de los coqueteos del propio Parry con la contemporánea y el interés de la dupla Butler/Chassagne por las bandas sonoras -suya es la música de “The Box”, de Richard Kelly-. En definitiva, todas las caras conocidas de Arcade Fire y hasta alguna más que hasta la fecha no se habían atrevido a desarrollar por completo. “Es un disco que no para de subir y bajar. Hemos intentado hacer algo diferente tanto en el aspecto técnico como a nivel de arreglos, y creo que en líneas generales es un poco más rock’n’roll que ‘Funeral’ y ‘Neon Bible’. Eso a pesar de que nos cuesta hacer ese ejercicio de autoreferencia y evaluar dónde hemos estado y hacia dónde nos movemos: a menudo no eres muy consciente de lo que estás haciendo, simplemente avanzas y sólo al final te das cuenta del resultado”.
En total, dieciséis canciones, casi setenta minutos de música que dan en un doble disco de vinilo de los de antes. “Mucho material se quedó fuera y algunos temas se incluyeron en el último momento. Es irónico porque los únicos discos que realmente he disfrutado en los últimos años eran muy cortos, de apenas cuarenta minutos. El disco de Bon Iver, que he escuchado sin parar, pero también clásicos como ‘Rumours’ de Fleetwood Mac, Cat Stevens o ‘Harvest’ de Neil Young. La idea de hacer un doble álbum nos gustó en parte porque nos pareció totalmente pasado de moda si tenemos en cuenta que los hábitos de consumo de la música hoy los marca iTunes. De hecho manejamos varias ideas como sacar varios discos, o ir publicando canciones en iTunes que al final del año reuniríamos en un disco. Discutimos mucho, y al final nos decidimos por esto. Y puede que tengas razón, puede que sea demasiado largo (risas). Los suburbios que dan título al disco y también al tema de apertura y cierre ejercen de leitmotiv de forma casi obsesiva a lo largo y ancho de la grabación. Suburbios urbanos -Butler ha reconocido inspirarse en sus recuerdos de adolescente cuando vivía en la periferia de Houston- y, por supuesto, suburbios emocionales, relaciones que se derrumban como casas viejas pendientes de rehabilitación… “Las letras manejan diferentes niveles y hablan de experiencias y emociones que van más allá de si conoces o no la realidad de los suburbios de una gran ciudad norteamericana. En realidad este es nuestro intento de componer nuestro particular ‘White Album’, con canciones muy diferentes entre sí en el aspecto sonoro, pero letras e ideas que se repiten, autoreferencian y solapan a lo largo y ancho del disco”

El Trivial de Arcade Fire

Proyectos paralelos:

Busca a sus componentes colaborando o formando parte de Bell Orchestra, The National, Wolf Parade, The Unicorns, Islands,  Les Jongleurs de la Mandragore, Azúcar, Clark, The New International Standards, The Luyas, Snailhouse, Kepler...
Influencia:
Su influencia ha llegado a países tan remotos y exóticos como España: ahí están Hola A Todo El Mundo o Manel para demostrarlo. Fuera de nuestras fronteras el listado es interminable: Fanfarlo, Beirut, Final Fantasy, Ra Ra Riot, Lavender Diamond,… Y un largo etcétera al que habría que sumar varios momentos del último trabajo de Vampire Weekend.

Spike Jonze:

Para Jonze “Funeral” está totalmente conectado con el universo de su último filme, “Donde viven los monstruos”, para cuya banda sonora seleccionó el tema "Wake Up". Como la cosa le supo a poco, el pasado mes de abril supimos que el cineasta planea algo junto a la banda: ¿clip? ¿cortometraje?

Homenajes:
El que les hizo Bruce Springsteen invitando a Win y Régine a interpretar a su lado una versión de "Keep The Car Running" en un concierto del Boss. O el que se dieron cuando grabaron tres temas con David Bowie en 2005, cuando acompañaron a U2 en Montreal para atacar “Love Will Tear Us Apart” de Joy Division o el día que a Peter Gabriel le dio por versionear “My Body Is A Cage” en su nuevo disco. Y por supuesto los que los propios Arcade Fire han hecho en forma de cover en directo a Yeah Yeah Yeahs, Talking Heads, The Clash, The Smiths o Serge Gainsbourg.

The Flaming Lips:

No todo van a ser rosas… Tras compartir escenario con los canadienses, Wayne Coyne se soltó la melena en unas declaraciones en las que les acusaba de “presuntuosos que tratan como mierda a los que están a su alrededor”. Butler contraatacó con una nota en la que se declaraba decepcionado con quien una vez fue su ídolo. Y Parry, al otro lado del teléfono, no sabe no contesta: “Todo aquello fue una gran nada. Parece que a Coyne, por el motivo que sea, le gusta hablar mal de otras bandas. No sé, intento prestar la menor atención posible a esas cosas…”.

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