Son muchas las discográficas que cumplen diez años con el cambio de década, pero, sin duda, una de las más interesantes e influyentes es el sello dirigido por Gilles Peterson y Paul Martin. Sin Talkin’Loud, nombre adoptado del slogan de James Brown «talkin’ loud and sayin’ something» (hablando alto, diciendo algo), quizás nunca habríamos oído hablar de Young Disciples, Galliano, Nicolette, U.F.O., Roni Size, 4 Hero o Terry Callier.Nacido en Suiza, educado en Inglaterra, con familiares en Francia y casado con una japonesa, la vida de Gilles Peterson es un ejemplo del cosmopolitismo con que dirije su sello. «Supongo que mi educación transnacional debe de haber determinado mis gustos actuales». Ha pasado mucho tiempo desde que empezara a radiar su programa con la batería del coche conectada a una emisora. «De ahí pasé a pinchar en fiestas y a gastarme el dinero que ganaba en más discos que pinchar la semana siguiente. No tendría más de dieciocho años». Herbie Hancock «y todo el jazzfunk de los setenta» le indicaron que el camino que debía seguir en su vida: la música. Pero no cómo músico, sino como Dj, locutor de radio, promotor y disquero. «Quizás me dedique a la producción cuando deje Talkin’Loud y puede que después me apetezca sacar algún disco a mi nombre». Mientras llega ese momento, el futuro inmediato de Gilles se centra en la conmemoración del décimo aniversario de su sello «con un tour como DJ llamado ‘La vuelta al mundo en ochenta días’. Mi idea es no cobrar entrada y poner unas urnas para que la gente deje lo que quiera para la beneficencia local. Después, publicaré un libro y una película sobre el tour. Será mi manera de tener algo tangible de estos años, porque nunca he guardado ni un flyer de uno de mis shows (pues yo aún tengo el de la primera vez que pinchó en Barcelona). El libro y la película recogerán los lugares y las personas que he conocido a lo largo de estos diez años». Ciertamente, tanta actividad casi no nos deja espacio para comentar los highlights de estos diez años de actividad discográfica. Al inicio de los noventa, «In Pursuit Of The 13th Note» de Galliano y «Road To Freedom» de Young Disciples marcaron la pauta del acid jazz, antes de que la etiqueta se generalizara y devaluara. «Marco (de Young Disciples) es un genio, pero no soporta bien las presiones de la industria, ni de la convivencia que supone una banda. Yo comparo su nivel de influencia al de Massive Attack y así lo ha reconocido gente como Erykah Badú, D’Angelo o Maxwell». La crisis del acid jazz le obligó a buscar nuevos talentos en otros terrenos. «Como DJ yo estaba muy enterado de lo que se cocía en los clubs y Nicolette no representaba ningún cambio en mi concepción del sello, aunque creo que sí para mucha gente, porque muchos nos volvieron a prestar atención. Enseguida, fichamos a Roni Size y le dimos tiempo para que trabajara sin presiones». Valió la pena la espera porque «New Forms» cambió la forma de entender el jungle (y cosechó el Mercury Award de 1997) y dio paso al fichaje de 4Hero quienes se encargaron de sentar cátedra en el mismo género con «Two Pages». «Desde entonces son muchos los artistas consagrados que se dirigen a nosotros para que publiquemos sus trabajos más arriesgados como Masters At Work («Nuyorican Soul») o Carl Craig («Programmed»)».
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