Armonías vocales, arreglos clásicos y sobre todo un refinado equilibrio sonoro para conseguir que, en “Todo se lo lleva el viento”, los murcianos suenen, efectivamente, como Los Ángeles. Cuatro años han pasado desde su anterior trabajo, y es que el tiempo es una magnitud que la banda de Caravaca maneja a su antojo. Este tercer disco rezuma nostalgia por los cuatro costados, sonidos evocadores de ayer y hoy para cuatro enamorados del pop que cada cierto momento sienten la necesidad de hacer canciones. “Cuando eres melómano te puede dar por hacer música, ser periodista musical, ir a conciertos sin parar, o todas esas cosas a la vez. Es algo que ya determina tu vida. Ya no puedes escapar”. Y no cabe duda que esta vez sí hay algo que les atrapó fueron los discos de Los Ángeles. “Los Ángeles, junto con Los Brincos, Los Salvajes y otros muchos grupos, son los que nos hicieron amar la música hecha en España en los años sesenta. Pocos éramos los que en aquella época les reivindicábamos. Se les denigraba diciendo que eran españoladas. Me alegra ver que ahora les reivindica más gente”. De hecho han incluido en el disco una extraordinaria versión de “No sé que hacer”. En el álbum se nota la mano de Juan Antonio Ross en la producción a la hora de imprimir esa pátina que unifica los once temas de la misma forma que David Bianco hizo con “Songs From Northern Britain” de Teenage Fanclub. Y es que los murcianos han experimentado un giro hacia el pop más armonizado de bandas como The Byrds o los propios escoceses. Algunos podrían decir que se han hecho mayores. “Hemos metido las voces, sonidos e instrumentos que nos han apetecido. Si todo eso es ser más serio y adulto, pues lo somos”.
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