“El sol” está compuesto de canciones que nacen de proyectos de 2018, pero lo hicieron Carlos y Pablo durante dos meses de 2023 en casa del primero. “El concepto nació sin pretenderlo, las canciones nos fueron llevando hacia el sol. Era un concepto que estaba muy bien para hacer un universo. Ese viaje hacia ‘El sol’ eran las canciones”, explica Carlos. Se trata de una oda al amor, pero es un “viaje en esas etapas de lo que es un amor presente. Estamos escribiendo en un tono distinto al amor, antes era un poco desde el punto naif”.
El álbum está producido por los propios Carlos y Pablo, quienes se dieron cuenta de que, mientras componían y grababan las canciones, también estaban produciéndolas. Fue Carlangas quien les “abrió la mente en ese sentido. Somos productores, de manera accidental, pero lo somos”, dice Pablo. La experiencia al formar parte del cien por cien del proceso es “bastante chula”, ya que demuestra que saben lo que requieren sus propias canciones para llegar al mejor resultado. “Nunca ha sido nuestra intención ser productores, pero hemos podido producir nuestro propio disco. El que no se arriesga nunca lo consigue. No es nuestra intención producir a otra gente o incluso seguir haciéndolo para nosotros mismos”.
"El músico y el artista se está convirtiendo en una cosa que, en cierta medida se está desvirtuando”
En realidad querían que Alan Jorodowsky fuera el productor del disco, pero el presupuesto se les escapaba y tampoco lo tenían tan claro. “No sabríamos si habría llegado a ser guay, ¿no? Nuestras referencias de este disco son Parcels, Bandalos Chinos o Daft Punk. Uno de los productores que teníamos en mente, es el productor de Bandalos Chinos, Alan Jodorowsky”, explica Carlos. Para más adelante quieren intentan trabajar con él, visto que coinciden bastante en sus referencias. “Igual su concepto de producción no habría encajado tanto con este disco, porque es más electrónico y cañero, pensado para festivales, mientras que Jodorowsky es mucho más orgánico”, detalla Pablo. Como explica el batería, el disco está hecho para el directo y festivales, ¿qué se va a encontrar la gente que vaya a alguno de sus conciertos? Carlos lo tiene claro: “Se van a encontrar con una cosa de la que creo que la gente se está olvidando: una banda de música. La gente está yendo a conciertos en los que, sin desmerecer, porque a mí también me encanta, solo es una base. La gente no está acostumbrada a sentir la energía de un grupo en directo, ¿no? Y siete tíos con siete instrumentos haciendo cada uno una cosa, es algo que impacta al verlo”. “El directo te da opción a jugar con los temas. Que no suene igual que el disco. Por ejemplo, Parcels no tocan en directo ninguna canción igual que en su disco. Creo que eso se está perdiendo y molaría recuperarlo”, comenta Pablo.
En el disco hay dos colaboraciones, la de Alicia Te Quiero en “La película de mi cabeza” y la de Isla de Caras en “La luna y el sol”. La primera de ellas surgió gracias a la amistad que tienen con Alicia Ros (se trata del proyecto en solitario de quien también es miembro de Cariño). Querían una colaboración femenina y por el tono de la canción casaba completamente. En el caso de la banda argentina Isla de Caras, son fans suyos desde hace años. Carlos les escribió por Instagram y descubrieron que se admiraban mutuamente. Tras enviarse un par de canciones, encajó “la luna y el sol”. En un principio se iba a grabar a distancia, pero vinieron a España y pudieron conocerse e ir al estudio a hacerla. Para Caraballo, fue “saludarnos y que pareciese que nos conocíamos de toda la vida. Fue increíble y todo muy orgánico en el estudio”.
En el último tema de “El sol”, “Salta” hacen referencia a sus trabajos anteriores, “Vacaciones” (19) y “La Casa Vargas” (21), fue la última frase que escribió Carlos de todo el disco, el broche final perfecto para finalizarlo. Y es que, para ellos, este tercer largo es una “nueva oportunidad para Colectivo, poder hacer conciertos, ver ciudades, conocer gente, mostrar nuestra música y volver a estar ahí, ¿no? Aunque en realidad nunca hemos dejado de estarlo, pero al final da la impresión de que si no sacas una cosa todos los días y no estás haciendo un concierto por hora, no existes”, relata Carlos, reflexionando sobre el hecho de que, aunque se quejen, todos los artistas siguen haciéndolo. “Creo que eso nos puede llevar a una pérdida de calidad musical”. Para Pablo, todo esto puede ser culpa de las redes sociales y las plataformas digitales. “Escuchar música es más fácil que nunca y ya no tienes que comprarte un disco o ir a un concierto para escucharlo. Lo tienes en un clic. La demanda sube y sube, cada vez es todo más competitivo y tienes que estar activo las veinticuatro horas del día. El músico y el artista se está convirtiendo en una cosa que, en cierta medida se está desvirtuando”.
Por suerte, el público de Colectivo Da Silva es bastante variado. “Nos sigue el típico fan indie con hijos, niños que vienen con sus padres, chicos de diecisiete años y también muchos músicos.Hay canciones que hemos hecho conscientemente para músicos, con muchos arreglos y cosillas que un usuario normal no va a ver”, añade Carlos. Ellos, por ejemplo, se fijan en eso cuando escuchan a artistas como Parcels o L'Impératrice. “Grupos de esta nueva ola de neofunk o electrofunk, en los que la guitarra no es solo un elemento protagonista, sino parte de lo rítmico. Eso es una cosa en la que nos molaría vernos reflejados mucho. Nos gustaría que nos relacionasen con esa gente por ese tipo de arreglos”, concluye Pablo.

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