“Mi gran asignatura pendiente es parar de hacer cosas al menos durante una semana”
EntrevistasClara Peya

“Mi gran asignatura pendiente es parar de hacer cosas al menos durante una semana”

Fran González — 13-05-2025
Fotografía — Dorothee Elfrin

Sin verbo pero con mucha piel. Así regresa Clara Peya a nuestros oídos, tirando de intimismo como nunca para emocionarnos como siempre. Nada en “Solilòquia" (Allau, 25) parece escogido al azar: ni sus decisiones técnicas ni el hecho de verla regresar al instrumentalismo más desprovisto.

Sola ante el piano, Clara encuentra en las teclas el refugio necesario para su apuesta más personal. No es un tópico baladí: es la compositora catalana tratando de comprenderse mejor, una vez más, a través de la música. “La vida me ha traído un sentimiento muy profundo de soledad este año”, nos cuenta Clara al otro lado de la línea cuando le preguntamos los motivos que amparan su nuevo trabajo. “Cuanto más mayor te haces, más apremia la necesidad de estar bien contigo misma, y aunque el disco sea muy personal, también creo que apela a un mal compartido por mucha gente que siempre conviene visibilizar. La música, como siempre, me ha permitido exorcizar esos demonios de la mano de un disco con el que ahora trato de invitarte a que te detengas y respires. A la soledad solo se la puede combatir verdaderamente con momentos así, instantes de reconexión propia que nos alejan de las evasiones fútiles y refuerzan nuestra autoestima”. Para lograrlo, la de Palafrugell cuida con exquisito esmero hasta el último detalle de sus catorce piezas, refinadas a golpe de pedal izquierdo y armonías crudas. “La sordina, para mí, es un canal directo hacia la intimidad”, apunta. “El piano es un instrumento con unas posibilidades sonoras muy vastas, pero gracias a la sordina consigo reducir su presencia y hablar desde dentro. Escuchar el martilleo de las teclas, los armónicos desafinados, la respiración… Es un recurso que, en definitiva, me ha permitido reivindicar lo pequeño desde lo sutil y resaltar la entraña del malestar”.

“Hoy día escuchar un disco de principio a fin se siente casi como un acto político"

Encontramos en “Solilòquia” ciertas canciones que niegan la mayor, pero que, a partir de voces invitadas y atenuadas, refuerzan la intención narrativa de nuestra emisora. “Creo que ‘Rescue’ y ‘Puxi’ llegan en un momento dramatúrgico del disco muy importante, justo a tiempo para hacernos entender que los otros también son capaces de salvarnos”, menciona. “El primero está cantado por una voz muy amiga cuyo mantra vocal, que aparece y desaparece, resignifica por entero el valor de mirar al otro para sacarnos de nosotras mismas cuando más lo necesitamos. En cuanto a ‘Puxi’, es el apelativo cariñoso con el que mi hermana [Ariadna Peya] y yo nos dirigimos la una a la otra. Con ella conformo el tándem más importante que he tenido en mi vida. Compartimos trabajo, familia, inquietudes y se podría decir que somos casi gemelas. Pero además, es la persona que más veces me ha salvado y por ello, a través de su voz sampleada, esta canción se convierte en ‘un crit d'ajuda’. Me es imposible escucharla sin llorar”.

Por supuesto, Clara tampoco se olvida de mencionar a Didak Fernández y Adrià González, co-productores del largo que tienen el honor de sumarse a este diálogo mudo con el oyente. “Más allá de considerarles familia y de que su sensibilidad artística me fascine, el rol de Didak y Adri en este disco ha sido fundamental desde el plano humano. Durante los días de grabación pasábamos horas hablando sobre la empatía, la muerte, y por supuesto, la soledad, lo cual generó un sentimiento de unión entre nosotros muy fuerte que ahora puede sentirse en el resultado final del proyecto”.

No hay puntada sin hilo en cada palabra que Clara nos dedica (hasta se permite traer a colación “Perfect Days” de Wim Wenders o el último ensayo de la filósofa Marina Garcés como referentes de esta virtuosa crónica). Tampoco resultan casuales cada uno de los gestos que han acompañado la formulación del disco, como el hecho de no haber compartido ningún adelanto previo del mismo y su invitación a que lo disfrutemos a la antigua usanza. “Hoy día escuchar un disco de principio a fin se siente casi como un acto político. Nos hemos desacostumbrado a hacerlo, yo la primera, pero es fundamental que volvamos a ser conscientes de que detrás de las decisiones de una obra siempre hay una intención narrativa diseñada por alguien. Una canción precede a otra por algo y un tema suena como suena por el lugar de donde viene y por el lugar hacia el que va. Los temas de este disco, por su naturaleza emocional, no estaban hechos para ser compartidos de forma descontextualizada”. Tampoco habrá gira de presentación, pues tal y como tiene a bien apuntar la propia Clara, su acumulación de proyectos no le permite dar más de sí. Antes de despedirse de nosotros intenta enumerarlos: bandas sonoras para propuestas audiovisuales, música para teatros, los proyectos en ciernes de su compañía Les Impuxibles, el fin de gira de “Corsé” y la grabación de un nuevo disco, que llegará en 2026, son tan solo algunos de ellos. “La manera de afrontar mi soledad ha sido precisamente refugiándome en el exceso de trabajo. Todo lo que hago me emociona y me llena muchísimo, pero mi gran asignatura pendiente es parar de hacer cosas al menos durante una semana”.

 

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