El viaje ganó en matices. Un disco como ése no sale todos los años y tener la oportunidad de descubrirlo en un contexto de ese tipo es uno de los regalos que de vez en cuando le gusta hacer al destino. Destacaban las melodías, las letras, la voz... A ninguno se nos escapó la idea de que, con una buena promoción, Clandestinos iban a salir en poco tiempo del anonimato. Pero Horus fracasó en la tarea y pocas personas conocen a día de hoy la obra de estos muchachos. Para quienes no conozcan su pasado, recordemos el momento en que Robe Iniesta, inefable extremeño universal y líder de Extremoduro, decide arroparse de un abrigo de músicos catalanes para dar forma a “¿Dónde Están Mis Amigos?”, allá por 1994. Un disco y una gira inolvidables para sus protagonistas, en las que la tropa vivía modo comuna. José, cantante, lo recuerda como “un rollo muy utópico al principio. Roberto es una persona muy especial. Sin ser un virtuoso de nada, sabe canalizar la energía de la gente que le rodea y plasmarla en canciones. Vivíamos una historia muy auténtica, compartiéndolo todo, aunque salvando las distancias, ya que había quién viajaba en avión y quién lo hacía en furgoneta. Es al final cuando se desfiguró todo. Como en la vida, cuando aparece el dinero aparecen las miserias”. Tras la ruptura, parte del grupo restante decide formar Clandestinos, con intenciones sonoras diametralmente opuestas y con el resultado que narrábamos al principio. Durante los tres años siguientes al nacimiento de “De Amores Y De Odios”, la banda tocó fondo anímicamente, primero por “la relación desesperante y yerma con el sello” y luego por la “complicada búsqueda de una discográfica, al principio multinacional, de las que hemos llegado a tener ofertas que hemos acabado rechazando, hasta encontrar a los viejos amigos del Salamandra (conocida sala musical de L’Hospitalet, a unos kilómetros de Barcelona, y ahora también vinculada a asuntos discográficos)”. Una vez superados los problemas vuelven a intentar la hombrada y nos presentan una segunda obra, más intimista, más personal, dónde sólo queda ya la voz de José y los coros y batería de Juan Carlos García como recuerdo a El Último De La Fila, omnipresente en su primer larga duración y en la que, no nos engañemos, pierden parte de la frescura, sorpresa y agilidad que definían sus inicios. “Piensa que durante más de un año y medio, una vez finiquitada nuestra relación con Horus, hemos estado de un lado para otro, sin tranquilidad, sin saber qué sería de la banda, y todo ello se refleja en el toque más pesimista, triste tanto en el sonido como en las letras. Aunque creemos que para nada desmerece al anterior, simplemente es diferente”. Apuntemos pues que, sin ser un disco fabricado en su mejor momento, sigue tratándose de una obra envidiable y digna de seguir manteniendo a Clandestinos en el podio del género.
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