Haznos una presentación de tu nuevo “Work In Class”. ¿A qué suena y qué contiene líricamente?
Musicalmente hablando, en “Work In Class” he intentado conservar mi esencia de rap noventero en la mayoría de sus canciones pero a la vez también salir de mi zona de confort y fluir por otros tipos de ritmos más actuales, buscando un plus de diversión y complejidad en el proceso de creación para demostrarme a mí mismo y a mis oyentes que soy capaz de rapear bien en cualquier registro. Líricamente contiene reflejada esta nueva etapa que estoy viviendo en mi vida, lo que implica ser un padre de familia, pagar todas las facturas y trabajar de sol a sol sabiendo que hay una pequeñaja que depende de mí. Los años traen madurez y creo que eso se nota en las letras de este disco. También le he dado más espacio al egotrip y a la competi en algunos tracks, me apetecía hacerlo y que volviera esa parte de mi rap que en los últimos trabajos tenía un poco abandonada
El álbum llega dos años después de “La rabia del pueblo”. ¿Qué diferencias hay entre ambos? ¿Dirías que “Work In Class” es un trabajo continuista o has querido romper con lo anterior?
Son discos muy distintos. Personalmente creo que este último supera al anterior en todas sus facetas. Al finalizar “La rabia del pueblo” me di cuenta que tuve que forzarme para hacerlo, en cambio “Work In Class” ha salido todo de una forma natural, sin prisas y sin pensar en las expectativas de mi público. Después de “La rabia del pueblo” decidimos con mi equipo hacer un parón indefinido por motivos personales y porque el Covid nos tiró por el suelo todos los planes y la gira que teníamos prevista. La verdad que esa sensación de estar “retirado” me dio mucha libertad y motivación para hacer la música que realmente quería hacer. Sé que gran parte de mi público espera canciones como “Español” o “Coronafacha”, y lo fácil hubiese sido complacerlos, pero no hubiese sido fiel a lo que mi artista interior me pide ahora.
"Sobre todo que no escuchen a gurús del éxito que les aseguran una fórmula para triunfar. Hay una cosa de la que casi nadie habla y es el factor suerte. Y la suerte no se puede controlar"
A mí me da la sensación de que es un trabajo con algo menos de contenido político y más contenido personal. Quizá más profundo e introspectivo. ¿Estoy en lo cierto o es que me estoy haciendo mayor yo?
Creo que estás en lo cierto, como te comentaba en la pregunta anterior, es un disco que se ha cocido a fuego lento y siendo muy fiel a mí mismo y a mi forma de ver el mundo. Hay mucha crítica social explicita y escondida, porque la crítica social es algo que está en el ADN de mi música. Aunque la parte reivindicativa de este álbum creo que es una oda a lo significa ser clase obrera. No hay ideología política en este disco, hay conciencia de clase. Aunque pueda parecer una contradicción.
“Ni Dios nos salva” tiene una visión un tanto pesimista del futuro que nos espera. ¿Ves tu así realmente nuestro porvenir, que el ser humano no tiene ya remedio o hay esperanza (y en qué reside esta esperanza)?
Intento tener esperanza sobre todo por mi hija pequeña. Deseo que ella les deje a sus hijos (si los quiere o puede tener) un mundo mejor del que se encontró. No obstante, la cosa pinta muy mal, creo que estamos empezando a divisar el colapso de nuestra civilización. Nuestra propia condición humana nos lleva a la autodestrucción y cada vez tenemos más medios para materializarla. Hay millones y millones de personas maravillosas en el mundo, pero por desgracia los que mueven los hilos han sido corrompidos por la ambición y el poder y solo piensan en sus propios intereses. Las redes sociales y las nuevas tecnologías en vez de hacernos más libres han servido para someternos y polarizarnos, divide y vencerás, un concepto tan antiguo con una nueva chapa de pintura que a los poderosos les funciona a la perfección. Para mí, las cartas ya están en la mesa y la pregunta es: ¿nos extinguiremos o resurgiremos de nuestras cenizas? Creo que un margen de doscientos a quinientos años se conocerá la respuesta.
“Hasta el cuello” es un ejercicio de sinceridad en el que hablas de un pasado en el que tu vida estaba sostenida sobre circunstancias tóxicas. ¿Qué necesita uno para salir de esas etapas?
Mi relación con las drogas y la noche empezó a una edad muy temprana y la normalicé como si fuera algo que formaba parte de mí. He tenido varias etapas oscuras en mi vida y a diferencia de muchos amigos por suerte pude salir de ese agujero. Siempre que en mi vida había problemas de peso o penas buscaba alivio de esa forma multiplicando por diez esas penas y esos problemas. Sobre los treinta cambió el chip y me di cuenta de muchas cosas. Tenía espejos a mi alrededor que me mostraban lo que iba a ser de mi si seguía eligiendo ese camino, también tuvo mucho que ver que ese tipo de vida me empezó a sentar muy mal en el cuerpo y llegó un día en el que que dije nunca más y así fue. Animo a toda la gente que tenga este tipo de problemas a pedir ayuda a sus seres queridos y a profesionales. Nunca es tarde, pero cada día que pasa es un poco más difícil. También decirles a todos los artistas que creen que la droga nos hace mejores creadores que se equivocan. Yo lo pensé durante muchos años y es totalmente falso. Si bien es cierto que hay sustancias que pueden abrir ciertas ventanas del subconsciente, hay otros vehículos para llevarnos a esas reflexiones sin tener que jodernos la vida.
También nos encontramos con canciones costumbristas con contenido social como “Padre de familia”. Canciones con contenido político, terreno en el que tú siempre te has movido. ¿Cómo ves el llamado “rap político”? ¿Crees que está en peligro de extinción o que ha cambiado de formato y ahora los artistas protestan de otras maneras?
Primero de todo aclarar que yo nunca me he sentido parte del “rap político”. Me considero un rapero, y dentro de mi género se puede hablar de muchas cosas en las liricas. Casi desde sus orígenes (digo casi porque los primeros rapeos sirvieron para amenizar las fiestas) el rap ha tenido un carácter reivindicativo y de protesta social y yo me he sentido muy ligado a eso sobre todo por influencias del rap francés de los 2000. Yo me considero de izquierdas, pero no me catalogo como comunista o activista social. Simplemente he escrito las canciones que me han salido del alma y he dicho cosas que creía que eran necesarias decirlas. Nunca he pretendido que mi música fuera un panfleto de una corriente ideológica, con todo el respeto a los que sí han buscado eso. El problema del rap político de este país es que los artistas más emergentes han copiado mucho las formas de los grupos que han sentado esas bases (Pablo Hasel y Los Chikos del Maíz) y con todo el respeto del mundo tengo que decir que desde mi punto de vista la música también tiene que ser atractiva y sonar bien, no solo decir cosas. Un mensaje potente llegará a mucha más gente si la canción es buena. Cada vez hay más artistas que dicen cosas y protestan dentro del género, aunque no dediquen toda su obra a ello. El rap bueno nunca estará en peligro de extinción. Pueden llegar tendencias tóxicas pero siempre acaban saliendo nuevos grupos que respetan sus orígenes y vuelven a poner las cosas en su sitio. Mira a Ayax y Prok, por ejemplo.
“Rapeando” recuerda a ese rap de competición y egotrip, algo que nos evoca a los inicios del rap. ¿Cómo ves la evolución musical del rap? ¿Te gusta o echas de menos sonidos del pasado?
Yo soy romántico y fanático del rap de los noventa y 2000 y siéndote sincero las nuevas tendencias musicales de los últimos diez años no me gustan en absoluto. No obstante hay que respetar el sonido de las nuevas generaciones. Como te decía antes, tarde o temprano en el rap aunque se desvíe el camino todo vuelve al principio.
En el verano de 2021 lanzaste “Autobiografía de un artista fracasado”, una canción que nos da qué pensar. ¿Qué hace que un artista se sienta fracasado; las ventas o el ser fiel a sí mismo? ¿Dónde está el éxito para ti en la música y el arte?
Me siento fracasado en el sentido de que nunca he podido vivir de la música y consolidarme del todo en el panorama. Después de tanto esfuerzo y lucha es inevitable sentir frustración y creo que no hay que esconderla. Ahora bien, siempre me he sido muy fiel a mí mismo y tengo oyentes fidelizados desde hace quince años y sé que eso no lo puede decir todo el mundo. También he comprendido que en ocasiones la vida nos lleva por el camino que realmente nos toca aunque diste de tus intereses en ese momento, estoy agradecido de que la vida me haya brindado una hija, una esposa y una familia maravillosas y si las cosas hubiesen sido distintas igual ahora mismo no tendría todo eso, por esa razón no cambiaría absolutamente nada del camino, con todos sus fracasos y decepciones. También creo que ahora a los artistas nos han puesto cifras. Si no tienes más de un millón de visualizaciones no eres nadie, si no llegas a tocar en tal festival tampoco eres nadie, si no haces sold out en cada sala no eres nadie. Animo a todos los creadores a que se pasen todas esas cifras por el trasero y que disfruten de sus procesos de creación y que sobre todo no escuchen a gurús del éxito que les aseguran una fórmula para triunfar. Hay una cosa de la que casi nadie habla y es el factor suerte. Y la suerte no se puede controlar.
Uno no puede hablar con Ciniko y no recordar Prozaks, el grupo que formabas junto a Pablo Hasél. ¿Cómo recuerdas esta época de Prozaks, que fue lo mejor y lo peor?
Actualmente con Pablo nuestra relación es nula, pero guardo un gran recuerdo de esas épocas y siempre le voy a desear lo mejor. Hay relaciones de amistad que sin que sea culpa de nadie se convierten en tóxicas y entonces es mejor que cada uno siga su camino. Lo mejor de Prozaks fue que nos lo pasamos muy bien y creamos buenos temazos, lo peor fue la represión y censura que sufrimos.
Visto lo ocurrido con Hasél y Valtonic. ¿Mides más cuando escribes tus canciones? ¿Has recibido tú algún tipo de presiones o denuncias por tu música?
La verdad es que sí. Lo mido y tengo preocupaciones. Antes cuando solo me repercutían a mí pensaba, pues que pase lo que tenga que pasar, pero ahora no escondo que sí lo mid. No quiero que mi hija tenga un padre en la cárcel por hacer canciones. Cuando encerraron a Pablo decidí apartarme del asunto por el bien de los míos. No acudí a las manifestaciones ni me movilicé, es algo que cada día me duele en el alma y me hace sentir mal, pero sin duda volvería a actuar igual. En el año 2016 ya intentaron llevarme a la cárcel por una canción. Vox sé que también me denunció pero no llegó a nada al final. Lo de este país es un chiste de muy mal gusto.

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