CENTAURO DEL DESIERTO
EntrevistasChristian Kiefer

CENTAURO DEL DESIERTO

David Broc — 24-08-2000
Fotografía — Archivo

“Tuve la idea de grabar un “Western” en el sentido que se le da a las películas western. Pero a la vez yo había estado estudiando el Oeste en su vertiente histórico-literaria. Ya sabes, el trabajo de Cormac McCarthy, Larry McMurtry, Michael Ondaatie y otros autores que han reconstruido el Oeste, revisándolo desde un punto de vista más oscuro y realista. En todo caso, lo que hice fue preguntarme cómo podía crear una banda sonora a un film imaginario de “Blood Meridian”, de Cormac McCarthy. Entonces salió mi disco”. En efecto: el disco de debut de Kiefer es una exploración sonora, a medio camino del country, el folk y el noise, que nos habla de fronteras, almas perdidas, indios nativos y acontecimientos fantasmas del periodo más apasionante de la historia norteamericana. Atención: lo publica Extreme Records, cuna de artistas como Merzbow o Fetish Park. ¿Es que nos hemos vuelto todos locos? “Llegué a Extreme por accidente. Después de buscar en Internet sellos especializados en música experimental, empecé a hablar con Roger Richards de Extreme sobre el proyecto y cuando lo acabé se lo envié. En ese momento tenía pocas esperanzas de que decidiera publicarlo, puesto que yo ya sabía que Extreme no publica ‘música folk’ (si es que se le puede llamar así a mi disco). Pero al final le gustó y Roger decidió sacarlo. ¡Dios le bendiga!”. Y lo cierto es que “Welcome To Hard Times” es un disco que guarda algún que otro parentesco con el sello. Me estoy refiriendo al uso racionalista y premeditado que Kiefer hace del ruido, el feedback y las atmósferas. Ahí es donde empieza a cobrar lógica el binomio Extreme-Kiefer. “Yo llevo mucho tiempo interesado en el ruido. De hecho, acabo de finalizar un CD llamado “Nacht For Dr. Ma” que, esencialmente, se fundamenta en el ruido como eje central, si bien está mucho más estructurado que en alguno de los discos que a todos nos vienen a la cabeza si pensamos en el ruidismo. Y, cuando toco en vivo, acostumbro a mezclar fuertes intervalos noise con instrumentos como el banjo o la mandolina. Lo que busco con el ruido es, básicamente, equilibrar el sentido musical puro con la atmósfera”. Pero esto no es lo más llama la atención de este interesante disco de debut. Lo mejor del mismo reside en la estrecha relación entre música e historia, entre expresión artística y concepto. Algo que ciertamente es muy caro de ver en nuestros días. “Yo lo único que quería expresar era algo acerca del alma del Oeste. Las películas siempre han dibujado este perfil estereotipado del Oeste como el centro de batalla de lo blanco y lo negro. Ya sabes. Los buenos. Los malos. John Wayne. Sombreros. Espuelas. Pistolas. Este tipo de cosas. Pero hemos de recordar que el Oeste estaba integrado básicamente por gente corriente en busca de una nueva salida. Es evidente que se puede hablar de buenos y malos en la historia del Oeste americano, pero todo lo que allí aconteció es algo muy gris. Y es este tono grisáceo lo que yo aspiraba a desarrollar en mi trabajo”.

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