“Cada nuevo disco es una confirmación de mis emociones. A nivel de sonido, me he aferrado menos a la idea de cómo tenía que sonar, permitiéndome guiar por el momento y las personas con las que he trabajado”, confiesa. Una de las decisiones más significativas en el proceso de “What my body wants” ha sido el cambio de productor. Carlota colaboraba con Ferran Palau, con quien sentía una gran conexión y decidió ahora confiar en la dirección de Emili Bosch. El resultado ha sido una experiencia muy interesante, en la que el productor ha logrado captar a la perfección la esencia que la artista buscaba para este movimiento.
“Me gusta plasmar las dos caras de una misma situación"
Musicalmente este nuevo disco mantiene el juego de contrastes ya presente en "Uncertainty", de hecho, Carlota los considera “discos hermanos”. Un álbum que, al igual que la vida misma, navega entre momentos de todo tipo. “Me gusta plasmar las dos caras de una misma situación y hacer las paces con la confusión”, explica. En esta dualidad reside la esencia de su música.
El título del disco, "What my body wants", va mucho más allá de una connotación superficial. Carlota lo define como la necesidad de "bajar al cuerpo" para escapar del ruido mental. Es un recordatorio de la importancia de escuchar las sensaciones físicas sin juzgar, un mensaje que se quedó con ella desde que escribió la canción que da nombre al álbum. Precisamente este tema, el último que compuso, se convirtió en el corazón emocional del proyecto. Entre sus inspiraciones recientes, Carlota destaca a Orla Gartland, Caroline Polachek y Núria Graham.
La traslación de este álbum al directo es uno de los puntos clave para Carlota. Su proyecto tiene un gran sentido en el formato de banda, y por eso, no duda en seguir con su formación habitual (Marcel Lucas, Paula Iglesias, Jana Rissech y Montse Borrego), a pesar de que no sea la opción más rentable. Disfruta enormemente de los directos con músicos y siente que hace discos para "tocarlos con gente". Después de pasar por Tarragona, podremos verla en Barcelona (17 de octubre), Lleida (18 de octubre), Girona (14 de noviembre) y Madrid (23 de noviembre), lo que le genera especial ilusión, aunque confiesa que lo que más le emociona es tocar en casa, en Barcelona, rodeada de sus amigas.
Mirando hacia el futuro, Carlota se siente cada vez más inclinada a componer de cero con otros músicos para hacer de la música un proceso más compartido y menos solitario. A nivel personal, este deseo se extiende también al lenguaje. Si bien se siente muy cómoda escribiendo en inglés, está empezando a crear en catalán y castellano. Esto, según ella, no se debe a un afán de expansión, sino a un deseo de conectar con su entorno más cercano, especialmente para que sus abuelos puedan entender sus canciones. Aunque reconoce que el lado de negocio de su proyecto puede ser abrumador, Carlota tiene la vista puesta en nuevas fronteras artísticas. Sueña con la experiencia de grabar en analógico. Pero lo realmente importante es que cada paso de su carrera la confirma como una artista que busca incansablemente la armonía entre su mente y su cuerpo y que vive y crea para conectar de forma auténtica con su arte y con su gente.

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