Cálidas

Boat Beam en España es una rara avis, y ese es su principal valor y fortuna. Tres chicas con guitarra, piano, chelo y viola, más la ayuda adicional de bajo y batería, queriendo practicar un pop delicioso a la par que algo pomposo y delicado, cantando en un perfecto inglés que huye del “wachisnachis” y que encima consiguen que su segundo álbum cuente con un gran acabado y solidez en fondo y forma.

Gracias a dios no están todos los grupos inventados, ni todos los formatos. Boat Beam cambian el clásico guitarra-bajo-batería por una combinación mucho más original: piano-viola-chelo. Y funciona, como ya demostraron con su trabajo previo y subrayan en “Reincarnation”. Gracias a su formación, Boat Beam suenan asombrosamente cálidas y aunque en disco y en directo le sumen otras sonoridades su base es esta. Detrás del chelo se sienta Aurora, el único componente nacional del trío; tras la viola, Alisha, norteamericana de pasaporte y estudiante incansable de nuestra lengua; y tras el piano y las guitarras, Josephine, el germen del grupo, compositora de la mayoría de los temas e interlocutora en esta entrevista. “Principalmente compongo yo, pero poco a poco Alisha y Aurora se van animando. Aurora compone en castellano, así que es posible que en el futuro tengamos dos voces principales”. Josephine dejó Sidney hace tres años y recaló en Madrid después de haber recorrido medio mundo. Su destino musical estaba entre nosotros y desde 2008 no se nos ha vuelto a ‘escapar’ ya que si “Puzzles Shapes” (09) caló entre los degustadores de pop etéreo y folk melódico, el segundo álbum que acaban de editar, “Reincarnation”, ha seguido esa línea, aunque ahora suenan con más confianza, más sólidas y seguras. “Hemos tenido la oportunidad de tocar casi desde el momento en que nos conocimos, eso nos ha permitido ir adquiriendo poco a poco más soltura en el escenario pero, sobre todo, ha sido gracias al hecho de invertir horas y horas juntas ensayando, el irnos conociendo tanto en lo musical como en lo personal hasta desarrollar una fuerte amistad. Esto es lo que ha quedado vertido en nuestro segundo disco y es, en mi opinión, la evolución natural que cualquier grupo vive a lo largo de su existencia”. Su debut fue concebido como un puzzle sonoro en el que las piezas fueron ensamblándose al tiempo que las melodías iban creciendo. Sin embargo este nuevo trabajo ha sido armado de forma diferente, con todos los engranajes trabajando a la vez y perfectamente acoplados, algo que no les ha hecho perder esa ingenuidad que supuran casi todos los ‘primerizos’. “Cada grupo tiene su momento de ser ‘la novedad’, luego hay que ir por tu camino, construyendo tu propio sonido. Por eso creo que este disco suena bastante distinto al primero. Hemos integrado nuevos instrumentos y elementos electrónicos. La frescura de las canciones realmente está en el oído del oyente y, para alguien que acaba de descubrirnos, sigue habiendo bastante frescura en los temas”.