El Delta del Mississippi es sin duda el gran semillero del blues. Cuando hablamos de los orígenes hay que referirse siempre al Delta y a gente como Charley Patton y Leadbelly, y luego a Bukka White,Son House, Robert Johnson... Y, hoy día, es allí donde se conserva el tarro de las esencias mejor cerrado. ¿Qué sabemos realmente del auténtico blues sureño? Bueno, si algo sabemos de lo que pasa en los arrabales del Mississippi es gracias a la aventura de un chico blanco, Matthew Johnson, que creó un sello independiente,Fat Possum, para grabar (con la ayuda técnica de Bruce Watson) a unos músicos negros desconocidos y septuagenarios. Se liaron la manta a la cabeza y recorrieron kilómetros y kilómetros buscando ese tarro de las esencias. Están convencidos de que los mejores bluesmen son aquellos que no han sido "encontrados", aquellos que nunca han grabado, aquellos que sólo expresan su tristeza y soledad para si mismos. Gente que ha ejercido mil oficios ocasionales, que ha vivido la marginación y la agresividad, el conflicto con la ley... La mayoría negra en ese estado sureño sigue sufriendo las consecuencias de siglos de esclavitud y segregación racial. Si bien la pobreza es el pan de cada día para esta gente (según Johnson es la soledad la que les hace tocar el blues de esta forma) y en Mississippi se puede estar más solo que en cualquier otra parte.
El catálogo de Fat Possum tiene una clara vocación marginal; sería difícil encontrar algo tan anticomercial, pero que a su vez tenga una base tan sólida. La media de edad de los artistas debe rondar los sesenta años, el decano (con setenta y dos) es R.L. Burnside quien ha conseguido mayor proyección gracias a un álbum y una gira con Jon Spencer Blues Explosion. Le seguía Junior Kimbrough (falleció a principios de año a los sesenta y cinco), considerado un gran renovador del género, un guitarrista que creó un sonido muy propio. Parece ser que Beck quería grabar con él pero no fue posible. Otros bluesmen de la lista que contribuyen a mantener la media de edad son Elmo Williams, Cedell Davis (capaz de transmitir el tremendo retrato de su dolor en "The Horror of It All") y Robert Cage (la primera excepción acústica entre tanto abuelo electrificado), por el otro lado Paul"Wine" Jones es el más joven con sus cuarenta y ocho años y acaba de debutar en el sello.
Pero también hay músicos blancos, Hasil Adkins yBob Log III. A cual más freakie. Mientras el primero, mucho mayor, representa de una forma ácida y muy personal toda la tradición del cantautor norteamericano solitario, el segundo es un joven loco parapetado detrás de un casco antidisturbios capaz de arrasar literalmente con todo. No en vano Sonic Youth, Beck o The Cramps se han llevado a Bob Log III de gira con ellos. Cada año Fat Possum edita un recopilatorio con sus artistas. En su último "Chapter VII: All Men Are Liars" aparecen,además de los ya mencionados, los grupos The Neckbones y Twenty Miles (con el Blues Explosion Judah Bauer), T-Model Ford y Johnny Farmer. Las grabaciones de Fat Possum son realmente crudas, rabiosas y urgentes,y estas fueron las razones para que Epitaph se hiciera cargo del sello en momentos de crisis económica. Y es que estos viejos bluesmen no tienen nada que envidiar en cuanto a contundencia sonora a ningún grupo punk-rock de los noventa.
R. L. BURNSIDE
Viste pantalón de peto tejano, camisa a cuadros y gorra de los New Orleans Saints (es un decir). Seguramente, cinco minutos antes de nuestra entrevista telefónica debería estar mascando tabaco negro y haciendo llorar a su vieja guitarra de madera enmohecida.
Nació en Coldwater, Mississippi, el 23 de Noviembre (el mismo día que un servidor) de 1926, con lo cual está a punto de cumplir los setenta y dos años de edad. Por eso ya no está para hostias y capea como puede las preguntas de un chico -ya no tan chico- no demasiado puesto en materia de blues. Digamos que es el principal artista de Fat Possum,un sello nacido con los noventa y que funciona aunando fuerzas con Epitaph,la discográfica por excelencia del punk melódico de esta década.Con ese sello ha publicado sus últimos discos, incluido el reciente"Come On In", en el que uno puede encontrarse con Joey Waronker -batería habitual de Beck-, el productor Tom Rothrock (Beck,Forrest for the Trees) y el mismísimo Alec Empire. Aunque poco importan los invitados, lo de Burnside es el auténtico blues, el blues del Delta, ese que no necesita vender su alma al diablo como Robert Johnson,sino que tiene suficiente con unas copichuelas de whisky.
Por algo abrió a los ojos con Muddy Waters y John Lee Hooker,decidiéndose a abandonar por unos años su pueblo natal y plantarse con todo el descaro en Chicago. "Muddy Waters es la razón de que yo empezase a hacer música. Es el primer artista que ví que tenía alma, auténtico soul. Después asistía actuaciones de otros muchos en Chicago y decidí que yo también quería hacer música. Por aquellos tiempos abandoné Mississippi para irme a vivir durante unos tres años a Chicago y Muddy estaba allí pateando culos (risas). Es mi músico favorito de todos los tiempos".
Supongo que no acaba de entender nada. ¿Qué narices quieren preguntarme desde España?¿Qué pinto yo en una revista de música actual?¿España, dónde cojones está España? Aunque lo más seguro es que, a su edad, Burnside esté de vuelta de todo. ¿Qué puede sorprenderle más que el que un sello discográfico se interesase por su música? "Era el año 1967 (el entrevistador nació ese mismo año), George Mitchell había oido hablar de mí y se paso por mi casa en Coldwater y me dijo que estaba buscando algo de auténtico blues. Grabó lo que yo estaba haciendo y un año más tarde me llamó para decirme si quería hacer un disco con todo aquello. Le dije que me parecía perfecto y lo grabamos todo en unos seis días. No sé si me lo pensé demasiado,pero lo acabamos editando y allí empezó todo". El álbum se llamaría "Mississippi Delta Blues" y sería el primer eslabón de una cadena que se extiende hasta la actualidad y que pasa por una etapa como Sound Machine. "Estuve una temporada tocando con mi nieto Cedric (un auténtico fan de Dr. Dre, dicho sea de paso) en un grupo llamado Sound Machine, tocábamos los dos al viejo estilo, como en "Too Bad Jim" (otro de sus discos). Cedric es joven, pero también confía en el blues y toca en mi último disco".
Está claro entonces que Burnside es un bluesman con todas las de la ley, pero no pertenece al mainstream como los amiguetes de Raimundo o de Clapton. Burnside es un bluesman underground, por muy extraño que eso pueda sonar, y un apreciable ejemplo de cómo amar la música y convertirla en la propia vida. "Supongo que si todos los que empezamos haciendo blues continuamos con esto es porque realmente amamos el blues y por eso seguiremos haciéndolo mientras tengamos fuerzas. Además,tienes que seguir haciendo algo en la vida (risas). Supongo que es porque nos gusta tocar blues y nos planteamos seguir en esto para siempre... la música, ya sabes, tienes que estar siempre ahí metido, vivirlo".Cuánta razón. Suerte que apreciarlo resulta sencillo. No todo el mundo vive o cree la música que toca, mientras que no todo el mundo que cree en su música, vive de ella. Burnside puede permitírselo,porque no pide demasiado. Tiene suficiente con que unos pocos sepan disfrutar de su trabajo y, especialmente, con que seamos conscientes de que el blues causó un auténtico big bang musical.
"Come on in" está publicado por Fat Possum/Epitaph.
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