“En Europa hay más respeto por la cultura que en Norteamérica”
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“En Europa hay más respeto por la cultura que en Norteamérica”

Carlos Pérez de Ziriza — 16-06-2023
Fotografía — Erica Snyder

Los hermanos David, Daniel y Julia forman Bailen, trío neoyorquino que se configura como respuesta de la costa este a lo que serían HAIM o a cualquier otra de esas jóvenes bandas de pop soleado que tienen a Fleetwood Mac y a la tradición del sunshine pop y el pop de la costa oeste de los sesenta y setenta como referentes.

En su caso, mediante preciosas armonías vocales y una propuesta que navega entre el folk, el r’n’b o el soft rock; entre lo acústico y lo sutilmente electrónico. También con letras amargas que contrastan con su sonido porque lidian con inseguridades, depresiones y enfermedades familiares.

Rondan los treinta años y se han criado en una familia de músicos: sus padres lo son, aunque adscritos al mundo de la clásica: Eliot Bailen y Susan Rothorst son ilustres instrumentistas y profesores universitarios. Mi charla con ellos por zoom al hilo de "Tired Hearts" (Fantasy Records/Music As Usual, 2023), su segundo álbum, me sirve para certificar que además son unos tipos encantadores. Girarán por Reino Unido en octubre. De momento, sin fechas por España, país que solo David conoce personalmente (su mujer nació en Madrid, me cuenta) y en el que nunca han tocado.

He de confesar que no sabía nada de vosotros hasta hace unos meses, y si alguien me hubiera puesto cualquiera de vuestros dos discos sin decirme vuestra procedencia, hubiera apostado porque erais californianos, y no neoyorquinos.
Julia: Pues supongo que es verdad: yo crecí escuchando mucho a Joni Mitchell, por ejemplo, que ya sé que es canadiense, pero pasó mucho tiempo allí. Grabamos nuestro primer disco en Los Ángeles, pero este segundo es un disco totalmente hecho en la costa este. No sé.
David: Puede que el sonido de armonías vocales a tres que tenemos sea más de la costa oeste, pero nuestro escepticismo y nuestra amargura son muy de la costa este (risas).
Julia: Sí, las armonías al estilo de los Beach Boys…

"Podemos dedicar un día entero a una sola canción, solo por esa obsesión perfeccionista con los detalles"

Os han comparado más de una vez con Fleetwood Mac y HAIM, quienes también son un trío formado, en su caso, por tres hermanas.
David: Yo creo que somos los HAIM de la costa este (risas).

Esa me parece una buena definición para quien nos os conozca. ¿Qué papel jugaron vuestros padres, Eliot Bailen y Susan Rotholz, en vuestra educación musical? Ellos son del ámbito de la música clásica, ¿no?
Julia: Sí, tocan música clásica como freelance, aquí en Nueva York. Igual puedes oír aquí detrás de mí, de fondo, en el salón, a un grupo de cámara ensayando. Bien, pues hay un concierto de piano ahí mismo. Siempre hemos tenido mucha música clásica y de cámara en casa, hemos ido a muchos conciertos con ellos desde que éramos críos, los hemos visto colaborar con sus compañeros de profesión y hablar siempre de música durante toda su vida. Han sido una gran influencia. Nuestro padre ha sido compositor de canciones en distintas bandas, aún escribe mucho. Me enseñó a tocar la guitarra. Hemos crecido tocando y cantando juntos, y escuchando muchísimos vinilos de los años setenta y ochenta, que han sido una gran fuente de inspiración.

Qué bien escuchar a gente de menos de treinta años escuchar vinilos.
Julia: Bueno, nosotros ya lo hacíamos antes de que volviera a ser cool (risas).
David: El mundo en el que se mueven nuestros padres y el nuestro son muy diferentes, la clásica no se mezcla habitualmente con lo que podríamos llamar la industria del pop. Pero ellos han sido un buen ejemplo sobre cómo ser buenas personas en la vida, y por eso nosotros tratamos de ser las mejores personas posibles en cualquiera de nuestras interacciones con los demás. Yo creo que esa ha sido la influencia más clara y práctica en nuestras carreras.
Daniel: Bueno, la respuesta simple a tu pregunta sería que sí, que por eso nosotros también estamos locos, hay que estarlo para dedicarse a esto (risas).
Julia: Yo creo que hay una fuerte ética del trabajo que ellos nos han inculcado, solo por el hecho de verles trabajar como músicos freelance. Es algo que te impulsa a ser lo más creativo posible para ganarte la vida en este mundo. No puedes permitirte parar.
Daniel: El hecho que siempre estuvieran liados con ensayos en casa nos influyó para fijarnos mucho en los pequeños detalles, y eso, quieras o no, se te pega. Podemos dedicar un día entero a una sola canción, solo por esa obsesión perfeccionista con los detalles. Y creo que eso nos diferencia de otras bandas de nuestro entorno, que son más desmañadas o ásperas. Somos muy particulares con los arreglos. Es lo que supone tener padres que se dedican a la música clásica.

Vuestro primer álbum lo produjo John Congleton, y este lo ha producido Brad Cook. ¿En qué se diferencian?
Julia: Pasamos mucho tiempo haciendo la preproducción, asegurándonos de que las letras reflejaran lo que queríamos decir y encontrando el hilo que uniera musicalmente a las canciones. Brad (Cook) nos ayudó a elegir entre las setenta que teníamos escritas. A destilar todo ese material en un manojo coherente de canciones. Fue importante en ese proceso, porque estas canciones no tuvimos apenas tiempo de rodarlas en directo como trío, a causa del covid. Fue todo muy distinto al primer disco, porque en aquel sí tuvimos tiempo de sobra para tocar juntos en directo todas las canciones antes de grabarlas, los arreglos ya estaban solidificados cuando entramos al estudio, pero el enfoque en este fue completamente distinto. Tuvimos que construirlo todo arrancando de cero, a ciegas, con el Pro Tools. Hubo mucha exploración previa.

Con la publicación del primer disco apenas se os conocía. Con este las cosas son muy distintas, tenéis casi 400.000 oyentes mensuales en Spotify. ¿Sentías presión?
David: El segundo disco siempre es difícil, porque para el primero siempre has tenido mucho tiempo para escribirlo, te estás conociendo aún y sales como de la nada, pero es que además nuestro segundo tuvo la dificultad añadida de la pandemia, que retrasó todo. Teníamos estas canciones, pero lo complicado era encontrar el momento para publicarlas. La pandemia nos cortó el ritmo, fue una etapa difícil de surcar para nosotros. Había pasado tanto tiempo que en cierto modo nos sentíamos como si este fuera nuestro primer disco, de nuevo (risas). Tenemos dos debuts (risas).

Este disco es bastante variado en registros y estilos. ¿Es producto de la suma de vuestros distintos gustos?
David: Lo que me encanta de nuestra música es que los tres escribimos y cantamos, cada uno con su voz, distinta a las demás, y todas nuestras influencias se funden de una forma única. Las diferencias acaban encajando, de un modo que está guay. Eso es lo que nos hace especiales, para mí.

¿Podemos decir que Bailen es una democracia?
David: Es una democracia, sin duda. Pero funcionamos tan pobremente como la democracia estadounidense (risas).

Qué peligro. ¿Y cómo mantenéis la armonía familiar al mismo tiempo que formáis parte del mismo grupo?
Julia: Bueno, eso nos obliga a ser muy buenos en la resolución de conflictos. Es la mejor forma en que lo puedo describir (risas). El trabajar con tus hermanos hace que no tengas filtro. No les hablas como a unos amigos o a unos colegas. Es un contrato social distinto. Ser tan honesto con ellos es muy útil, pero al mismo tiempo puede generarte fricciones y peleas, así que hay que ser muy hábil para manejar los momentos de tensión y aprender a aceptar y entender todo, ser generosos entre nosotros, y creo que eso es muy importante para nuestro método de trabajo, que es siempre colaborativo. Siempre va a haber conflicto, pero creo que somos buenos manejándolo y encontrando soluciones.
Daniel: Tenemos peleas que serían el fin de cualquier banda normal. Pero nosotros nos las apañamos para aparentar normalidad al día siguiente (risas). Por cierto, yo quería añadir algo sobre tu pregunta en torno a la presión del segundo disco, porque creo que en el primer teníamos muchas cosas que demostrar, y escuchándolo ahora me doy cuenta de que algunos estribillos los cantábamos como si no hubiera un mañana, casi con las tripas, gritando, pero en este, con una base de fans ya asentada y nosotros mismos más centrados, creo que hemos sido capaces de dar con nuestra voz, a nivel de letras y de sonido. No sobreactuamos. Usamos una parte más suave de nuestras voces. Y las canciones también tienen letras más honestas y personales. No quiero decir que el primero no las tuviera, pero creo que en este segundo hemos encontrado nuestra voz. No sé si vosotros pensáis lo mismo.
David: Sí, sí.

"El trabajar con tus hermanos hace que no tengas filtro. No les hablas como a unos amigos o a unos colegas"

¿Cómo son vuestros conciertos? ¿Los tres solos o con más músicos de apoyo?
Daniel: Lo más económico es que toquemos los tres solos, sin los arreglos. Son seis manos, seis pies y tres narices (risas).
David: Yo uso ambas manos y ambos pies, como batería. Julia también, como guitarra. Pero Daniel, como bajista, solo usa sus dos manos, no hace nada con los pies (risas).
Daniel: Bueno, uso a veces un pedal (risas).
Julia: David lo tiene complicado porque además de la batería se encarga de nuestro pad de samplers. Hay cosas del disco que queremos trasladar al directo.
David: Está muy bien porque el uso del pad de samplers te permite obtener un sonido más grande siendo solo un trío, hay un video, el de “Call It Like It Is”, que es un buen ejemplo de cómo es nuestro directo. Pronto sacaremos el de Nothing Left To Prove.
Daniel: Muchas veces nos olvidamos de los micros y hacemos armonías vocales solo con una guitarra, y para mucha gente es el momento cumbre del show. Intentamos hacer conciertos muy dinámicos. ¿No crees, David?
David: Sí.
Julia: Creo que somos una banda muy dinámica. Hay mucha presión ahora para encajar en un nicho muy específico de público, pero creo que lo que nosotros aportamos es mucho dinamismo, me gusta que pienses que hay distintos estilos dentro de lo que hacemos, creo que somos músicos eclécticos.

¿Habéis girado por Europa?
Julia: Sí, en 2019. No por España, lamentablemente. Estuvimos en Alemania, Holanda, Francia, Reino Unido…

¿Cómo os recibe el público europeo?
David: Nos gusta más la gente en Europa que en nuestro país (risas).
Daniel: ¿Estás de coña?
David: No, no. De hecho, vamos a ser ciudadanos portugueses, y Daniel ya lo es, porque a nuestra familia la echaron de Portugal en 1492, tuvimos que huir de la Inquisición española, y ahora vamos a volver (risas).

¿Es portugués vuestro apellido?
Julia: No, esa es la otra rama familiar.
David: Es curioso, porque en España hay muchas calles que se llaman así, como nuestro apellido. Pero no, esa no es la rama portuguesa de la familia. Nos encanta tocar en Europa, sientes una energía diferente, la gente que viene a vernos es muy agradecida, y se nota que les gusta de verdad la música. Es muy gratificante. Todos los conciertos que hemos dado en Europa han sido maravillosos.
Daniel: Yo creo que se toman el arte más en serio en Europa.
Julia: La gente se preocupa menos de los géneros musicales.
David: Hay un respeto distinto por el arte, está menos asociado con el capitalismo y más con la experiencia de la vida. Creo que los europeos son más conscientes de que la cultura forma parte de su estilo de vida y de su disfrute. Los sabores, los olores, la comida, son diferentes. Se nota en la forma en que consumís la cultura. En Norteamérica estás más asociado al dinero.
Julia: También hay más fondos públicos para la cultura de parte de los gobiernos. Al menos en muchos países europeos. Eso habla por sí solo.

¿Sabéis el significado de Bailen en castellano?
Julia: El imperativo de “bailar”, ¿no? Es gracioso, porque nos dimos cuenta que al googlear nuestro nombre aparecían muchos contenidos relacionados con la bachata y esa clase de música. Es una búsqueda de google un poco dura si eres español (risas)
David: Quizá deberíamos hacer un disco de bachata.
Daniel: No fue premeditado. Quizá deberíamos haber pensado que nos confundirían con una banda española de música de baile (risas).

 

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