Y eso es algo que nuestro hombre jamás ha escondido: si con los legendarios Sandals repasaba los ángulos más amables del género decantándose por el prefijo acid y con Juryman optaba por llevar su pasión jazzísitica a otras galaxias, con su nombre auténtico -nada de seudónimos ni caretas- el artista británico da a conocer sin tapujos su fascinación por el poder perturbador de este mítico sonido negro. Siempre hay gente dispuesta a hacer el trabajo sucio y algunos, como Simmons, disfrutan hurgando en la cara oscura de los estilos. He aquí otro francotirador de la abstracción, capaz de sondear las muchas facetas del jazz, salir vicotorioso y encima perturbar al oyente. "Sin duda, la diferencia con otra parte de mi carrera es que lo que estoy haciendo ahora es algo absolutamente personal, yo soy el único que responde por lo que se escucha. Por tanto esto es un retrato más fidedigno del artista. Antes había trabajado en colaboración o para otra gente y aunque por supuesto todas esas experiencias fueron inolvidables no me permitieron volcarme en ellas como en este disco.
| "Con un buen porro en tus manos pueden abrirse muchas puertas que antes quizás no habías percibido" |
Más que en las posibles diferencias de sonido entre una u otra etapa, yo hablaría de esto". Así, esa temblequeante mezcolanza de breakbeat, hip-hop y dub del casi ingenuo pero necesario "Last States Of Nature" sigue un camino ascendente hacia páramos creativos todavía más atractivos e intrincados en su rediente continuación. "Return To X" (Stud!o K7/K Industria Cultural, 01) es la prueba de que el artista británico ha alcanzado un envidiable estado de inspiración cuya consecuencia principal es una forma de entender la música personal e intransferible. Platillos infernales a máxima velocidad, contrabajos en busca de la náusea, ambientes enrarecidos, guitarras hipnóticas… "Todos los instrumentos los toqué yo y luego los sampleé. Aparte de creador también me considero músico. Tocar los instrumentos me permitió conseguir los sonidos que realmente buscaba, nada más". Sí amigos, esto es psico-jazz enlatado para todos los públicos -olvídense de improvisaciones asesinas a lo Laswell-, un marasmo de sensaciones con un cancionero apegado en exceso, eso sí, a una estructura compositiva muy definida. "Sí, tengo que admitir que todas las canciones son bastante parecidas, pero creí que esto sería bueno para el disco. Prefiero que la gente se lo escuche de cabo a rabo a que vaya poniendo canciones sueltas. Es un disco que funciona como un todo y creo que eso al final es una virtud". Y es que "Return To X" no puede degustarse, hay que aspirar el álbum de una bocanada, aguantarlo en los pulmones hasta que la garganta esté a punto de estallar y exhalarlo poco a poco. "Por supuesto, por eso es un disco que necesita una escucha reposada. Con un buen porro en tus manos pueden abrirse muchas puiertas que antes quizás no habías percibido. De todos modos, que conste que no hice el álbum pensando en la hierba y todas esas cosas. Es simplemente un complemento".
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